Bloomberg — Apple Inc. (AAPL) perdió su batalla judicial sobre una factura fiscal irlandesa de 13.000 millones de euros (US$14.400 millones) y Google (GOOGL) perdió su desafío sobre una multa de 2.400 millones de euros por abusar de su poder de mercado, en un doble impulso a las medidas enérgicas de la Unión Europea contra las grandes tecnológicas.
El Tribunal de Justicia de la UE en Luxemburgo respaldó una decisión histórica de 2016 según la cual Irlanda infringió la ley de ayudas estatales al dar a Apple una ventaja injusta. En otra victoria de la jefa antimonopolio de la UE, Margrethe Vestager, el mismo tribunal dictaminó que Google aprovechó ilegalmente su dominio del motor de búsqueda para dar una clasificación más alta a sus propias listas de productos.
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Vestager -que está a pocas semanas de abandonar la Comisión Europea, con sede en Bruselas, tras dos mandatos- convirtió a Apple y a Google, de Alphabet Inc, en objetivos prioritarios tras asumir su cargo en 2014.
La decisión de Apple fue, con mucho, la más importante de su campaña de una década en favor de la equidad fiscal, que también se ha centrado en empresas como Amazon.com Inc. (AMZN) y el fabricante de automóviles Fiat de Stellantis NV (STLA). Vestager ha argumentado que las ventajas fiscales selectivas a las grandes empresas son ayudas estatales ilegales prohibidas en la UE.
“Es importante demostrar a los contribuyentes europeos que, de vez en cuando, se puede hacer justicia fiscal”, declaró Vestager a la prensa en Bruselas en respuesta a las preguntas sobre su victoria en el caso Apple.
Today is a huge win for European citizens and tax justice.
— Margrethe Vestager (@vestager) September 10, 2024
👉In its final judgment, @EUCourtPress confirms @EU_Commission 2016 decision: Ireland granted illegal aid to @Apple.
Ireland now has to release up to 13 billion euros of unpaid taxes.
El CEO de Apple, Tim Cook, ya había tachado de “basura política total” la decisión de la UE de 2016 de condenar a la empresa a pagar 13.000 millones de euros en impuestos atrasados, mientras que la multa impuesta por la Comisión a Google en 2017 se basaba en el abuso de su posición dominante en las búsquedas para mejorar la clasificación de sus propias listas de productos.
Vestager ordenó a Irlanda recuperar la suma, que equivale a unas dos cuartas partes de las ventas mundiales de Mac. El dinero se ha depositado en una cuenta bloqueada a la espera de una sentencia definitiva. Irlanda debe decidir ahora qué hacer con esta ganancia inesperada.
“Estamos decepcionados con la decisión de hoy, ya que anteriormente el Tribunal General revisó los hechos y anuló categóricamente este caso”, declaró un portavoz de Apple. La compañía espera registrar un cargo único en concepto de impuesto sobre la renta de unos 10.000 millones de dólares en el cuarto trimestre fiscal, que finaliza el 28 de septiembre, como resultado de la sentencia, lo que aumentará su tipo impositivo efectivo para el periodo.
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Las acciones de Apple bajaban un 0,9%, a 218,95 dólares, en las operaciones previas a la apertura del mercado, hacia las 9:15 hora de Nueva York.
Por separado, un portavoz de Google dijo que la compañía está “decepcionada” con la sentencia judicial sobre su apelación y que una oferta de 2017 para remediar las preocupaciones de la UE ayudó a generar más clics para otros servicios de compras.
El enfoque de la UE sobre Google allanó el camino para el escrutinio mundial, desde EE.UU. hasta el Reino Unido. La UE no solo se ha centrado en el dominio de la empresa en las búsquedas. Su caso de las compras fue el primer asalto de un trío de multas que dieron lugar a sanciones por un total de más de 8.000 millones de euros. Los guardianes de la competencia de la UE esperan que la conducta de Silicon Valley se arregle definitivamente gracias a la nueva normativa que entró en vigor el año pasado: la Ley de Mercados Digitales.
El caso de las compras “fue simbólico porque demostró que incluso las empresas tecnológicas más poderosas pueden tener que rendir cuentas”, dijo Vestager. “Nadie está por encima de la ley”.
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Entre otras cosas, la DMA obliga a las grandes empresas tecnológicas a abstenerse de favorecer sus propios servicios en detrimento de los rivales, una obligación inspirada en la lucha que el bloque mantiene desde hace casi una década contra el dominio de las búsquedas por parte del gigante tecnológico.
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