Bloomberg — A pesar de sus múltiples desafíos de sus sistemas, Bolivia y El Salvador figuran entre los países de Latinoamérica en los que las personas se jubilan más jóvenes, lo que contrasta con la edad definida en otros mercados como México y Brasil en donde los ciudadanos acceden a este beneficio después de los 60 años.
Los sistemas de jubilación en Latinoamérica, bien sean mixtos, paralelos o integrados, se ven presionados por fenómenos como la informalidad laboral, la caída de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida.
De acuerdo con un reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), para el año 2050 un 18,9% de la población de la región la conformarán personas mayores de 65 años, “aproximadamente el doble de lo observado en 2024 (9,9%)”.
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Alcanzar la jubilación es un desafío en la región y se estima que una de cada tres personas mayores de 65 años aún trabaja en Latinoamérica y el Caribe, de acuerdo a información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“En cuanto a la situación de envejecimiento de su población, los mayores riesgos los enfrentan Chile, Costa Rica, Uruguay, Argentina y Brasil, que están entre avanzado y muy avanzado”, dijo a Bloomberg Línea el gerente estratégico en la consultora en asuntos económicos Sectorial, Alejandro Escobar Correa.
La mezcla de edad, inversión sobre PIB y situación de envejecimiento ponen en alerta la sostenibilidad de los sistemas pensionales, apuntó.
Según cifras recopiladas por Sectorial, el mayor gasto en pensiones y envejecimiento en Latinoamérica lo realizan Brasil (11,1% como porcentaje del PIB), seguido por Argentina y Uruguay (10,7%), Costa Rica (7,3%) y Colombia (4,5%).
Diferencias en la edad de jubilación
Clara Inés Pardo, profesora de la Escuela de Administración en la Universidad del Rosario, manifiesta a Bloomberg Línea que las diferencias de edad en los sistemas pensionales se fundamentan en las estadísticas y tendencias de los países en cuanto a la demografía, esperanza de vida y perfiles epidemiológicos propios de cada mercado.
En cuanto a los retos del sistema de jubilaciones en la región, señala que estos se concentran en la sostenibilidad, lo que significa “contar con la solvencia y la capacidad de cumplir sus promesas”.
Esto depende de varios factores como son los niveles de informalidad laboral, los sistemas de protección social, de capitales o las cuentas fiscales, el modelo establecido, entre otros.
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Las recomendaciones para optimizar sus ineficiencias incluye adaptar alertas tempranas para tomar decisiones frente a aspectos como aumentar la edad de jubilación o subir las cotizaciones de las personas, entre otros.
Para la académica, estos puntos son claves “teniendo en cuenta que la demografía mundial evidencia una mayor esperanza de vida, más posibilidades de extender la vida laboral y, en muchos casos, países envejecidos con poca fuerza laboral joven”.
En Latinoamérica y el Caribe, países como Cuba o Venezuela tienen dificultades para aumentar su fuerza de trabajo en los próximos años y aprovechar el bono demográfico, a medida que la tasa de crecimiento de la población total de la región se desacelera y se generan más desafíos para absorber estas personas en el mercado laboral, sumado al profundo fenómeno migratorio.
¿En qué países de Latinoamérica se jubilan ‘más temprano’ las personas?
Entre los países analizados en Latinoamérica, la edad de jubilación es más alta en países como México, en donde coexisten dos esquemas de pensión. Bajo el régimen de 1973 están cobijados los trabajadores registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) antes del 30 de junio de 1997. Este modelo brinda retiro por cesantía (una pensión adelantada, pero con un porcentaje de cobertura que puede ser menor) entre los 60 y 64 años y por vejez a partir de los 65 años.
Con la entrada de la Ley del Seguro Social en 1997 en México, los trabajadores empezaron a cotizar en cuentas individuales y para jubilarse requieren de un mínimo de 825 semanas cotizadas para 2024.
En Brasil, la jubilación por edad es a los 65 años para los hombres (con tiempo mínimo de contribución de 20 años) tras la reforma en 2019 y en el caso de las mujeres es de 62 años desde 2023 (el tiempo mínimo de cotización es de 15 años).
En Perú, la edad de jubilación en el Sistema Nacional de Pensiones tanto para hombres como para mujeres es de 65 años. Asimismo, en Uruguay, el año pasado se aprobó una reforma al sistema que eleva la edad de retiro de forma progresiva de 60 a los 65 años.
En Costa Rica, los hombres y las mujeres también se pensionan únicamente a los 65 años, siempre que hayan contribuido al menos con 300 cuotas a la seguridad social. Deloitte explica que “si cumplidos los 65 años no tuviera esa cantidad de cuotas, pero sí más de 180, podrá optar por una pensión por vejez proporcional”.
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En Argentina, Chile, Honduras y Cuba las mujeres se jubilan a los 60 años, mientras los hombres lo hacen a los 65 años.
Después de estos países está un grupo en donde la jubilación se alcanza a los 60 años. Entre estos figuran Ecuador, en donde los afiliados al sistema deben aportar 360 meses al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social para jubilarse.
En Paraguay, para acceder a una pensión en el Instituto de Previsión Social (IPS) se debe tener en cuenta la edad de la persona, los años de aporte y el retiro de la actividad laboral. La “denominada como ‘60/25′ (60 años de edad y 25 años de aporte) es la única obligatoria en la que el empleador puede jubilarle a la persona y hacer que pase a retiro”, según esa entidad.
Otros países en donde la edad de jubilación está definida en los 60 años son Nicaragua (750 semanas cotizadas) y República Dominicana (mínimo de 360 meses cotizados), de acuerdo a cifras recopiladas por Sectorial, con base a Cepal.
Entre los países con la edad de jubilación más baja destacan Colombia y Panamá, en donde la edad de jubilación es de 57 años para las mujeres y 62 años para los hombres.
Entre tanto, en Venezuela, los hombres se jubilan a los 60 años y las mujeres a los 55 años (con 750 semanas de cotizaciones).
En El Salvador las personas que accedan a la pensión por vejez también deben tener 55 años en el caso de las mujeres y 60 años en el de los hombres (deben tener un mínimo de veinticinco años cotizados).
Los bolivianos se jubilan a los 58 años en el caso de los hombres y desde los 55 años para las mujeres que tengan 3 o más hijos.