Bloomberg — Este verano ha sido el más caluroso de la historia en el hemisferio norte, lo que sitúa a la Tierra en la senda de otro año récord.
El Servicio de Cambio Climático Copérnico de la Unión Europea informó que, de junio a agosto, las temperaturas globales se situaron 0,69C por encima de las medias históricas, superando el máximo anterior establecido el año pasado. El récord de temperatura media más alta del mundo se batió en varios días a lo largo del verano.
El cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de las olas de calor, desencadenando fenómenos meteorológicos extremos, desde sequías e incendios forestales hasta violentas tormentas e inundaciones. En los últimos 12 meses, la temperatura media mundial fue 1,64C superior a los niveles preindustriales, por encima del umbral de 1,5C que, según los responsables políticos y los científicos, amenaza la vida en el planeta.
En Europa, el calor durante el periodo de junio a agosto fue de 1,54°C por encima de la media de 1991-2020, según Copernicus. Las condiciones más extremas se registraron en la región mediterránea y en Europa del Este, mientras que el Reino Unido, Islandia, partes de Irlanda, la costa oeste de Portugal y el sur de Noruega fueron más frías de lo normal.
En todo el mundo, el aumento de las temperaturas está poniendo a prueba los límites del cuerpo humano, planteando amenazas e incluso causando muertes en actividades al aire libre como conciertos, acontecimientos deportivos y reuniones religiosas. Más de 1.300 personas murieron durante la peregrinación Hajj en Arabia Saudí en junio después de que las temperaturas alcanzaran los 52C (126F). Este año se han producido víctimas mortales relacionadas con el calor en países como Estados Unidos, Tailandia, India y México.
La autoridad meteorológica china dijo que la nación tuvo su verano más caluroso desde que comenzaron los registros en 1961, con un calor que abrasó cultivos desde el arroz hasta el maíz. Las ciudades estadounidenses también experimentaron temperaturas históricamente altas, y Nueva York canceló los trenes de cercanías al recalentarse los rieles. Y algunas partes del hemisferio sur acaban de pasar un invierno muy suave, con Australia experimentando el agosto más caluroso desde que se iniciaron los datos en 1910 y esperando una primavera más cálida de lo normal.
Este verano, los efectos de un fuerte patrón meteorológico de El Niño, que provoca el calentamiento del océano Pacífico, empezaron a dar paso al fenómeno de La Niña. Este cambio suele significar menos calor extremo, pero también puede traer sequías en algunas zonas y producir inundaciones y huracanes en otras.
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