Bloomberg — La prohibición de Brasil de la red social de Elon Musk, X, tendrá poco impacto en el negocio, que durante mucho tiempo ha dependido de la nación sudamericana para el crecimiento de usuarios y la influencia cultural, pero menos para los ingresos.
Brasil ha sido históricamente una pequeña parte del negocio total de X a pesar de ser uno de los mercados más grandes de los servicios en términos de usuarios, según varios exempleados, que declinaron ser nombrados compartiendo cifras privadas.
Los ingresos anuales de Brasil fueron de 80 a 100 millones de dólares en 2021, el último año completo antes de la adquisición de Musk, dijeron estas personas. Eso equivalía a alrededor del 2% de las ventas totales de la compañía.
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Eso puede ayudar a explicar por qué Musk estaba dispuesto a cerrar la oficina de X en Brasil en lugar de cumplir con las órdenes de un juez de eliminar algunas cuentas por compartir supuesta desinformación y discursos de odio. Una vez que Musk cerró la oficina en agosto, X dejó de tener un representante legal en el país, lo que fue parte de la justificación de un juez del Tribunal Supremo para prohibir la aplicación la semana pasada.
“La decisión de cerrar la oficina de X en Brasil fue difícil”, publicó Musk entonces, añadiendo que aceptar las órdenes del juez habría sido aún más difícil. “No había forma de explicar nuestras acciones sin sentirnos avergonzados”.
Aunque las ventas de Brasil probablemente representarían una pequeña parte del negocio global de X, cualquier ingreso es importante para la empresa, que sigue luchando por recuperar anunciantes y pagar importantes obligaciones de deuda.
Algunos de los mayores anunciantes que solían comprar anuncios de X en Brasil, entre ellos Apple Inc. (AAPL) y Walt Disney Co. (DIS) ya han interrumpido o recortado el gasto en el servicio. Es posible que la cuota brasileña del negocio de X haya crecido desde la adquisición por Musk a finales de 2022, sobre todo teniendo en cuenta que las ventas en EE.UU. han caído hasta un 50%.
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La disputa de Musk con Brasil también podría acarrear otros problemas empresariales para el hombre más rico del mundo. El mismo juez que prohibió X también congeló las cuentas bancarias en Brasil de Starlink, el proveedor de internet por satélite que forma parte de la empresa de cohetes de Musk, SpaceX, como forma de presionarle. Poco después de la congelación bancaria, Starlink aceptó finalmente bloquear X.
Un portavoz de X no respondió a una solicitud de comentarios.
Lo que será más difícil de cuantificar, sin embargo, es el impacto cultural de abandonar Brasil y ceder el mayor país de Sudamérica a la competencia. Los ejecutivos de X, antes llamada Twitter, confiaban en Brasil para estudiar las tendencias de comportamiento de los consumidores.
En 2013, la entonces presidenta brasileña Dilma Rousseff volvió a Twitter tras un paréntesis de varios años para ayudar a revitalizar su candidatura a la reelección, que ganó en 2014, lo que ofreció a los empleados de Twitter la oportunidad de observar su servicio en una acalorada contienda política democrática.
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Las conversaciones de los usuarios en torno a la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Brasil también influyeron en la forma en que los ejecutivos de Twitter pensaban sobre los eventos en directo en el servicio, dijeron antiguos empleados.
La empresa de estudios de mercado eMarketer calcula que X tiene algo más de 40 millones de usuarios mensuales en Brasil, casi un 5% menos que dos años antes. Antes de la prohibición, eMarketer preveía que esa audiencia cayera otro 6% en los próximos dos años.
Algunos competidores ya están cosechando los beneficios de la prohibición de X. Bluesky, un servicio de red social descentralizado que fue financiado por Twitter y el entonces consejero delegado Jack Dorsey en 2019, añadió más de un millón de nuevos usuarios en un período de tres días coincidiendo con la prohibición, dijo la compañía el sábado.
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