Bloomberg — Pavel Durov, el CEO de Telegram, fue acusado en Francia de complicidad en la difusión de imágenes sexuales de niños y otros delitos, en un raro ejemplo de un líder tecnológico al que se responsabiliza por la forma en que se utiliza su plataforma.
El caso contra Durov dibuja un panorama de una plataforma muy poco cooperativa con las autoridades e incluye acusaciones de que se negó a ayudar a las agencias a realizar escuchas telefónicas legales a sospechosos, dijeron los fiscales de París en un comunicado a última hora de este miércoles. Se enfrenta a otras acusaciones de permitir a delincuentes organizados realizar transacciones ilegales en la plataforma.
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El multimillonario, de 39 años, pagó una fianza de 5 millones de euros (US$5,6 millones) tras ser interrogado por un juez el miércoles y después de cuatro días bajo custodia policial. No se le permite salir de Francia y debe presentarse ante las autoridades dos veces por semana.
Los contenidos difundidos a través de Telegram, que cuenta con 900 millones de usuarios activos, han provocado con frecuencia la ira de gobiernos que van desde la Unión Europea hasta los regímenes autoritarios de Rusia e Irán.
La plataforma es utilizada por manifestantes y por quienes desean un espacio libre para criticar a los regímenes autoritarios, y también se ha convertido en un centro para teóricos de la conspiración y extremistas. Las fuerzas del orden han descubierto que tienen más influencia para persuadir a empresas tecnológicas estadounidenses como Meta Platforms Inc. y Google, de Alphabet Inc., para que cooperen con las investigaciones que a Telegram, con sede en Dubai.
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Aún así, no es habitual apuntar a ejecutivos por delitos cometidos en sus plataformas. Aunque los casos eran algo diferentes a las acusaciones contra Durov, los fiscales estadounidenses lo han hecho en alguna ocasión. Ross Ulbricht fue condenado a cadena perpetua en 2015 por dirigir un bazar de drogas en línea llamado Silk Road. El fundador de Binance, Changpeng Zhao, se declaró culpable el año pasado de infracciones contra el blanqueo de capitales y sanciones.
Durov ha recibido el apoyo de muchos en la industria de las redes sociales desde su detención el sábado al desembarcar de un jet privado en un aeropuerto de París. El propietario de X, Elon Musk, pidió su liberación en un post en el que sugería que el caso plantea preocupaciones sobre la libertad de expresión.
Telegram se lanzó en 2013 como un mensajero similar a WhatsApp y ha evolucionado hasta convertirse en una aplicación para todo que también ofrece servicios como noticias, compras y juegos. El enfoque poco exigente de Durov en cuanto a la moderación de contenidos ha provocado la proliferación de delitos en la plataforma.
La fiscal de París, Laure Beccuau, dijo que aunque Telegram aparecía en numerosos casos centrados en delitos contra menores, tráfico de drogas u odio en línea, sus equipos observaron la falta “casi total” de respuesta de la plataforma a las peticiones legales de cooperación. Las autoridades de los países vecinos, entre ellos Bélgica, denunciaron una situación similar.
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"Eso es lo que llevó a JUNALCO a abrir una investigación sobre la posible responsabilidad penal de los ejecutivos de la aplicación de mensajería en la comisión de estos delitos", dijo Beccuau, refiriéndose a su unidad centrada en el crimen organizado.
David-Olivier Kaminski, abogado de Durov, afirmó este jueves que la app respeta las leyes europeas. “Es absurdo pretender que una plataforma o su propietario sean responsables del abuso de esa plataforma”.
La actitud de Durov ante la regulación ayudó a convertir Telegram en un gigante, pero también le enfrentó a los gobiernos por ignorar repetidamente las peticiones de moderar mejor el contenido de su plataforma. Afirma que tiene más de 100 hijos, se ha autodefinido como un libertario radical y cultiva un look inspirado en el personaje de Neo de Keanu Reeves en .
Francia tiene un historial de pedir cuentas a sus dirigentes empresariales y políticos a través de los tribunales.
El expresidente Nicolas Sarkozy fue condenado dos veces en el espacio de un año por cargos de corrupción y financiación de campaña. Mientras tanto, Arnaud Lagardère, el vástago empresarial francés que dirige un grupo editorial ahora controlado por Vivendi SE, fue acusado de presunta malversación a principios de este año.
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Pero el sistema judicial francés es notoriamente lento en la tramitación de los casos. La presentación de cargos es un punto clave en las investigaciones francesas, pero un juicio penal, si se ordena alguno, puede tardar varios meses o incluso años. La líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, deberá enfrentarse a un juicio en septiembre por unas acusaciones que se remontan a hace una década. Mientras tanto, UBS Group AG sigue luchando contra un caso que se desencadenó a raíz de un informe de denuncia de irregularidades de 2008.
En el caso Telegram, es probable que los investigadores traten de interrogar a otros sospechosos o testigos y Durov también tendrá la oportunidad de impugnar las conclusiones de los investigadores antes de que se tome cualquier decisión sobre la celebración de un juicio.
Durov también puede apelar la orden de permanecer en Francia, y en el pasado las autoridades han permitido a sospechosos viajar para visitar a un familiar enfermo. Durov nació en Rusia y posee pasaportes de ese país, así como de Francia y los Emiratos Árabes Unidos.
Los cargos a los que se enfrenta actualmente Durov podrían acarrearle hasta 10 años de cárcel.
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