Bloomberg — “¿Qué sucedió en 1971?” Se trata de una de las preguntas más trascendentales y discutidas de la historia de la economía estadounidense, y un nuevo estudio sugiere que la respuesta podría estar escondiéndose en unas décadas antes: en 1948, para ser más precisos.
A inicios de la década de los setenta, el crecimiento de los salarios se ralentizó, las tasas de crecimiento de la productividad descendieron y los resultados económicos de Estados Unidos se fueron deteriorando.
Se produjeron ciertas interrupciones en estas tendencias, como por ejemplo a mediados de la década de los noventa, pero en su mayor parte se mantuvieron durante más de 40 años. Muchas partes de EE.UU., sobre todo las que se han desindustrializado, continúan luchando hoy con este legado.
Existen numerosas teorías sobre las causas: las crisis de los precios del petróleo, las regulaciones más estrictas de los gobiernos, el mayor énfasis en la protección del medio ambiente antes que en el crecimiento de la economía y el colapso del orden monetario internacional de Bretton Woods.
Sin embargo, en mi libro de 2011 The Great Stagnation (El gran estancamiento) culpo a la desaparición de las ganancias fáciles que se derivaron de las máquinas poderosas y la abundancia de combustibles fósiles.
Probablemente, algunos de esos sean factores que influyan. Pero ahora un economista, Nicholas Reynolds, de la Universidad de Essex, afirma haber hallado un nuevo villano en esta historia de la economía: un impacto negativo en la calidad del capital humano en Estados Unidos.
Los estadounidenses nacidos después de 1947 y antes de mediados de los años 60 (los primeros de los cuales estaban entrando en sus mejores años de trabajo en 1971) no experimentaron ganancias económicas comparables a las de sus predecesores, pero los problemas de esta cohorte son de mayor alcance.
Tuvieron más problemas cuando eran niños y les fue peor en la escuela en los años 60, lo que explica los declives educativos de esa época, como los puntajes más bajos en los exámenes y las tasas más altas de deserción escolar.
El peso al nacer también disminuyó en la década de 1980, una señal de que la cohorte posterior a 1947 era menos saludable, sobre todo en lo que respecta a la salud materna.
Se podría pensar que el desarrollo se debe a factores económicos intervinientes, pero el mundo posterior a 1947 sigue siendo más rico que el anterior, por lo que no resulta obvio por qué una desaceleración económica, pero no un declive absoluto, debería haber creado problemas de salud tan significativos.
No se trata sólo de que los estadounidenses nacidos después de 1955 hayan dejado de crecer, mientras que los europeos no. Hay problemas más profundos, como el alarmante aumento de la tasa de mortalidad en la mediana edad desde 1999. Estas “muertes por desesperación” también pueden ser un legado de esta ruptura de 1947 en la calidad de la salud de los estadounidenses.
La lección más amplia es simplemente que muchos de los problemas del pasado reciente tienen sus raíces en un pasado menos reciente. Y estos resultados son válidos para todos los grupos principales de estadounidenses nativos, tanto blancos como negros, en todas las partes del país.
Esta hipótesis centrada en los problemas de salud se ajusta a una serie de hechos, pero ¿cuánto explica? La pregunta obvia es qué ocurrió exactamente en 1947 para que Estados Unidos tomara este camino menos constructivo. No hay ninguna prueba irrefutable, pero el declive de la cohorte parece comenzar en la adolescencia, antes de entrar en los mercados laborales.
Así que tal vez se deba a algo en la estructura de la sociedad estadounidense o en las prácticas de salud pública de ese país, en lugar de surgir de factores macroeconómicos tradicionales.
Una posible causa es el aumento del uso de automóviles en la posguerra y, por lo tanto, mayores niveles de exposición al plomo, dados los aditivos de plomo que había en la gasolina en esa época.
No hay evidencia directa de esta afirmación, pero se ha demostrado que el plomo tiene efectos negativos significativos en el desarrollo humano, y algunos investigadores lo culpan por el aumento posterior de las tasas de criminalidad en Estados Unidos.
Sin embargo, no resulta evidente por qué el plomo debería provocar una ruptura tan pronunciada en los datos. Y si el plomo es el principal culpable, entonces debería haber mejoras importantes en el futuro, ya que los aditivos de plomo fueron prohibidos por completo en la gasolina estadounidense en 1996, y su eliminación gradual comenzó en la década de 1970.
Una segunda posibilidad es que la generación de los baby boomers fuera tan numerosa que se produjo una disminución de la calidad de la atención que se brindaba a cada niño. Una vez más, se trata de una hipótesis no demostrada, pero que se ajusta a la cronología de los efectos. Y algunos teóricos económicos de la familia han hecho hincapié en la existencia de una disyuntiva entre el número de hijos y la calidad de su crianza.
Y, sin embargo, este efecto, en la medida en que sea relevante, también debería estar remitiendo, a medida que los baby boomers envejecen y las tasas de natalidad en Estados Unidos caen.
También me pregunto si existe algún tipo de ritmo natural en la vitalidad social de una nación, que sube y baja junto con los cambios en el esfuerzo y la inspiración. Esta era una idea popular a principios del siglo XX, aunque para muchos suena más a evasivas que a explicación científica.
En cualquier caso, este misterio sugiere que la salud pública sigue siendo un área de investigación subestimada. Y aunque es demasiado tarde para solucionar muchos problemas sociales y económicos, siempre es constructivo centrarse en el tipo de entorno de crecimiento que Estados Unidos está creando para sus niños hoy.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
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