El crecimiento de Israel se ralentiza mucho más de lo previsto mientras se prolonga la guerra

El repunte del consumo estatal y privado apenas compensó el descenso de las exportaciones y las inversiones

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Bloomberg — La economía israelí ralentizó su crecimiento considerablemente en el segundo trimestre, mucho más de lo previsto, debido a que la guerra contra Hamás y las tensiones con Hezbolá ejercieron una presión cada vez mayor sobre las finanzas del país.

El PIB registró un aumento intertrimestral anualizado del 1,2%, en valores desestacionalizados, de acuerdo con las cifras provisionales hechas públicas este domingo por la Oficina Central de Estadística de Israel.

Según la estimación media de una encuesta de Bloomberg, los economistas preveían un crecimiento del 5,9%. La previsión más baja de las ocho era del 2,3%.

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Durante el cuarto trimestre del 2023, la economía se contrajo prácticamente un 21% tras el estallido de la guerra en Gaza, para luego recuperarse levemente en los tres primeros meses de este año.

Las más recientes cifras reflejan «el considerable daño que la guerra actual está ocasionando a la economía», señaló Ronen Menachem, economista jefe de mercados del banco Mizrahi Tefahot. Se refirió a los datos que muestran que el producto interior bruto per cápita se redujo un 0,4% anualizado en el segundo trimestre.

Uno de los principales motores de la ralentización fueron las exportaciones, que descendieron por tercer trimestre consecutivo y un 7,1%, excluidos los diamantes y las empresas de nueva creación. Las inversiones en activos fijos también se estancaron. Las importaciones, sin incluir defensa, barcos, aviones y diamantes, se contrajeron un 7,3%.

Gran parte de la ralentización de las inversiones fijas se debe a la caída de la construcción.

La industria depende de los trabajadores palestinos de Cisjordania, a los que se ha prohibido la entrada en Israel desde el comienzo de la guerra. El gobierno no ha podido cumplir su promesa de sustituirlos por otros trabajadores extranjeros.

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Un repunte del consumo público y privado apenas compensó la caída de las exportaciones y las inversiones.

El consumo gubernamental aumentó un 8,2% frente al 2,6% del trimestre anterior, lo que aumenta la preocupación de que el crecimiento económico se haya vuelto excesivamente dependiente del elevado gasto público, asociado principalmente a las necesidades de la guerra.

El déficit presupuestario acumulado de 12 meses de Israel se amplió al 8,1% del PIB en julio. Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda soberana de Israel en un nivel, de A+ a A, la semana pasada, afirmando que la guerra en Gaza "podría prolongarse hasta bien entrado 2025 y existen riesgos de que se amplíe a otros frentes".

Fitch proyecta que el déficit fiscal podría alcanzar el 7,8% este año desde el 4,1% en 2023, y espera que la deuda se mantenga por encima del 70% del PIB a medio plazo.

A pesar del enfriamiento del crecimiento económico, es poco probable que el Banco de Israel recorte su tasa de interés básico del 4,5% en su próxima reunión de este tipo, el 28 de agosto. Israel ha visto cómo su inflación aumentaba continuamente en los últimos meses, con la última lectura en el 3,2% interanual, fuera del rango objetivo del 1%-3%.

“Dado que las débiles cifras de crecimiento se deben a cuestiones de oferta y no de demanda, no se espera que respalden recortes de los tipos de interés, especialmente en un contexto de signos de aceleración de la inflación en el índice de julio y un alto nivel de riesgos geopolíticos”, declaró Jonathan Katz, estratega económico de Leader Capital Markets.

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El Ministerio de Fanzas israelí proyecta un crecimiento del 1,9% para 2024, mientras que el banco central del país ya ha rebajado su previsión al 1,5%.

"De cara a la segunda mitad del año, es probable que la actividad de la economía se tambalee", dijo Menachem. "La economía está en pleno empleo, el número de puestos vacantes aumenta. La dificultad para cubrir puestos con trabajadores profesionales seguirá frenando la actividad y el crecimiento del PIB."

La guerra estalló tras un ataque del 7 de octubre contra Israel por parte de Hamás, designada organización terrorista por EE.UU. y la Unión Europea, en el que murieron 1.200 personas y casi 250 fueron tomadas como rehenes.

El número de muertos en Gaza por la posterior ofensiva israelí ha superado ya los 40.000, según el ministerio de Sanidad dirigido por Hamás, que no distingue entre militantes y civiles.

Estados Unidos está intentando mediar para lograr un alto el fuego, aunque Israel y Hamás se culpan mutuamente de paralizar las conversaciones.

Además del conflicto en Gaza, Israel está intercambiando disparos con militantes de Hezbolá con base en Líbano. Las tensiones se han disparado en el último mes después de que Israel asesinara a un importante comandante de Hezbolá en Beirut. El grupo, que, al igual que Hamás, está respaldado por Irán, ha amenazado con tomar represalias de gran envergadura y podría actuar en coordinación con Teherán.

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