Opinión - Bloomberg

Los medicamentos falsos contra la obesidad son realmente peligrosos

Zepbound
Por Lisa Jarvis
07 de agosto, 2024 | 07:00 AM
Tiempo de lectura: 5 minutos

Bloomberg — Hemos entrado de lleno en la era del “comprador precavido” de los medicamentos contra el sobrepeso. Y desgraciadamente, creo que vamos a permanecer aquí durante algún tiempo, aun después de que se resuelva la escasez de productos.

Últimamente, se ha observado un aluvión de inquietantes advertencias acerca de la seguridad y efectividad de medicamentos imitadores para combatir la obesidad.

Independientemente de cómo se comercialicen, no se trata de versiones genéricas de Wegovy, de Novo Nordisk, o Zepbound, de Eli Lilly & Co (LLY). Además, pueden ser peligrosos, como deja claro un nuevo estudio y el creciente número de llamadas al Servicio de Toxicología (Poison control).

Actualmente, se bombardea a los consumidores con anuncios sobre Wegovy y Zepbound (también conocidos como semaglutida y tirzepatida, o por los nombres de sus homólogos para la diabetes, Ozempic y Mounjaro).

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Aparte de la amplia cobertura mediática y los testimonios de pérdida de peso en TikTok, existen anuncios en la red, vallas de publicidad, letreros en escaparates y “spas médicos”. Y más recientemente, los fabricantes han producido sus propios anuncios.

“Dejé a mis hijos en el campamento hoy por la mañana y vi un letrero en la calle que decía: ‘Obtenga su semgalutida aquí’ por parte de algún doctor que lo prescribe fuera de una clínica”, Tim Mackey, profesor del Programa de Salud Global de la UC San Diego, donde estudia los medicamentos falsificados.

“Así es más o menos como está en la actualidad el mercado: una combinación de diferentes puntos de acceso y diversos factores de riesgo para los consumidores”.

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Algunos de los productos que se ofrecen son legítimos, por supuesto, pero a los consumidores cada vez les resulta más difícil saber qué es real y qué es demasiado bueno para ser verdad.

Mackey y sus colaboradores publicaron recientemente un trabajo que da pistas sobre el alcance y los peligros de esos medicamentos falsificados. El grupo analizó casi 1.100 sitios de internet que mencionaban la semaglutida en julio de 2023 y descubrió que 134 de ellos dirigían a las personas a farmacias ilegales en línea, donde podían comprar productos sin receta.

Los investigadores pidieron muestras a seis sitios fraudulentos con la intención de analizar su calidad, pero tres pedidos nunca llegaron y los vendedores pidieron más dinero para ayudar a que el producto pasara por la aduana, una estafa muy común.

De los productos que llegaron, uno parecía estar contaminado con bacterias y los tres tenían una cantidad mucho mayor de semaglutida que la indicada en la etiqueta.

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Como los investigadores solo estaban interesados en las empresas que vendían el medicamento sin receta, no investigaron las prácticas de los 148 sitios de telemedicina que identificaron que la exigían. Pero es justo decir que los compradores también deberían tener cuidado con ellos.

Llamadas al centro de toxicología por mediacamentos falsos para la obesidad

El gran problema aquí es la calidad incierta de sus formulaciones de semaglutida o tirzepatida.

Las versiones formuladas no son genéricas, sino que se encuentran en una zona gris regulatoria que permite a las farmacias vender versiones alternativas de productos de marca en medio de una escasez de medicamentos.

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No está claro de dónde obtienen las farmacias su ingrediente activo y, como informó Bloomberg recientemente , si lo están preparando bajo el tipo de condiciones estériles necesarias para evitar la entrada de contaminantes.

Otros vendedores ofrecen el producto en fórmulas no probadas, como pastillas o gotas orales, o mezclado con ingredientes que pretenden mejorar la pérdida de peso o minimizar los efectos secundarios, pero que podrían afectar la eficacia del medicamento.

Están sucediendo varias cosas a la vez. La creciente demanda ha superado la oferta. La cobertura deficiente de los seguros ha empujado a algunos clientes a buscar alternativas más baratas. Y los consumidores pueden confundirse entre el producto genuino que ofrecen las farmacias, el producto compuesto (en su mayoría) que venden legalmente algunas clínicas y el producto falsificado.

El resultado no ha sido bueno para los consumidores.

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En junio, la Organización Mundial de la Salud advirtió al público sobre los viales falsificados de semaglutida que contenían ingredientes no declarados, incluida la insulina. Y en julio, la Administración de Alimentos y Medicamentos advirtió a los consumidores sobre los errores de dosificación que se producían con los medicamentos preparados, algunos de los cuales hacían que las personas acabaran en el hospital.

En lugar de las plumas de un solo uso que vende Novo Nordisk, los fabricantes de medicamentos preparados suelen ofrecer un vial de semaglutida y los pacientes inexpertos se inyectan una cantidad excesiva del fármaco. Las llamadas a los centros de control de intoxicaciones relacionadas con sobredosis o efectos secundarios de esta clase de fármacos se han disparado de menos de 1.000 en todo 2019 a casi 700 solo en junio de 2024.

El problema puede disminuir una vez que Novo Nordisk y Lilly tengan suficiente capacidad de fabricación para satisfacer la demanda de Wegovy y Zepbound. (La llegada de medicamentos de la competencia también podría ayudar).

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En teoría, el fin de la escasez de medicamentos significaría el fin de la competencia por la preparación de compuestos, aunque algunos podrían encontrar formas de sortear las regulaciones para seguir ofreciendo alguna versión de los productos.

Una buena señal llegó el viernes cuando la FDA indicó que la tirzepatida ahora se consideraba disponible , una situación que el CEO de Lilly, David Ricks, había dicho a Bloomberg la semana pasada que era inminente.

Lamentablemente, incluso si se resuelve el problema de la composición, es probable que el problema de las falsificaciones persista.

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Mackey duda que un suministro constante de productos legítimos, o incluso una cobertura de seguros significativamente mejorada, puedan solucionar ese problema, que se ha convertido en un juego de Whac-a-Mole (el juego pégale al topo) regulatorio en el que aparecen nuevos sitios tan rápido como otros se cierran.

Eso no es muy diferente del juego que los reguladores llevan años jugando con los productores de falsificaciones de otros productos que han capturado el espíritu cultural de la época, como el Viagra.

Que desastre.

Por ahora, la mejor estrategia, aunque frustrante, es simplemente recordarles a los consumidores que los medicamentos falsos no son una ganga.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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