¿Cuáles han sido los Juegos Olímpicos más caros de este siglo y por qué son tan costosos?

Los Juegos Olímpicos de París han sido calificados como austeros, en comparación con otros casos como Tokio 2020, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016

Fuegos artificiales durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Tokio.
07 de agosto, 2024 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — Los Juegos Olímpicos implican un desafío para los países organizadores ante las grandes inversiones que deben realizarse en materia de infraestructura y otras eventualidades que deben asumirse con presupuesto público, con la esperanza de que el evento logre generar los ingresos proyectados para cubrir estos gastos.

A pesar de que los Juegos Olímpicos cuentan con una importante cuota de inversión privada, los países también requieren hacer adecuaciones y otros proyectos estratégicos necesitan del músculo financiero de los Estados.

En el caso de París 2024, por ahora la factura es de unos 9.000 millones de euros (o unos US$9.774 millones).

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Se espera que se destinen unos 7.000 millones de euros de financiación privada (US$7.602 millones), mientras que el sector público contribuirá con unos 3.000 millones de euros (US$3.258 millones), principalmente en obras que impactarán a las comunidades a largo plazo más allá de los Juegos de París 2024, de acuerdo con información de los organizadores.

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Los Juegos Olímpicos de París han sido, en todo caso, calificados como austeros, en comparación con otros casos como Tokio 2020, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

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“Los Juegos Olímpicos se han vuelto muy costosos y los beneficios no son claros”, dice a Bloomberg Línea la académica y doctora en Economía en la Universidad del Rosario en Colombia, Clara Inés Pardo.

Citó un estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido) de 2024 en el que se estimó que desde 1960 el coste medio de alojar las Olimpiadas se ha triplicado, especialmente por la infraestructura que se requiere para poder desarrollarlos.

El costo incluye evaluar, preparar y presentar la postulación al Comité Olímpico; la planificación, contratación de consultores, organización de eventos y los viajes necesarios; los asuntos operativos y de seguridad; la creación o mejora de instalaciones deportivas altamente especializadas y su manutención, entre otros.

Desde la perspectiva de los beneficios que generan estos eventos, se tiene que los Juegos Olímpicos dan un impulso en la creación de empleos, al turismo y la producción económica general.

Sin embargo, “después del evento los beneficios son dudosos debido a que son temas temporales, como es el caso de los empleos. Y otro elemento a tener en cuenta es el impacto en el turismo, que es mixto, ya que la seguridad, la aglomeración y los precios más altos que traen los Juegos Olímpicos disuaden a muchos visitantes, hasta el punto de que muchos eventos de este tipo han generado una reducción del turismo”, opinó Pardo.

Los juegos olímpicos de verano más costosos desde 1992 hasta la fecha:

La tenista Naomi Osaka enciende el pebetero olímpico durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en el Estadio Nacional de Tokio, Japón, el viernes 23 de julio de 2021

Aunque hay discrepancia sobre las cifras finales, diferentes fuentes sitúan a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 como los más costosos de toda la historia.

Un estudio de la Universidad de Oxford en 2016 proyectó la factura de las Olimpiadas de Tokio 2020 en los US$15.400 millones.

No obstante, una auditoría gubernamental en 2019 calculó que el gasto total alcanzó los US$28.000 millones, pero el Comité Organizador concluyó en 2022 que costaron unos US$13.000 millones.

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Los especialistas señalan que alrededor de las Olimpiadas aún hay ambigüedad en torno a los costos de organizar el evento y que se suelen consideran ítems sobre los cuales no hay certeza de quién asume la carga financiera.

En el reporte de la Universidad de Oxford, de Bent Flyvbjerg, Allison Stewart y Alexander Budzier, concluyeron en su análisis desde 1960 que los Juegos Olímpicos de verano costaban una media de US$5.200 millones (antes de Tokio 2020) y los de invierno US$3.100 millones.

Como aspecto curioso, calcularon que los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 costaron unos US$282 millones (en valores de 2015).

  • Tokio 2020*: de US$13.000 millones a US$28.000 millones
  • Londres 2012: US$15.000 millones
  • Río de Janeiro 2016: US$13.700 millones
  • Barcelona 1992: US$9.700 millones
  • Pekín 2008: US$6.800 millones
  • Sídney 2000: US$5.000 millones
  • Atlanta 96: US$4.200 millones
  • Atenas 2004: US$2.900 millones

(*) Finalmente se realizaron en 2021.

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Fuente: Oxford, Statista, cifras oficiales, documentales y la prensa.

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Los sobrecostos, protagonistas en Juegos Olímpicos

Medallas olímpicas de París 2024

Las últimas ediciones de las Olimpiadas han estado marcadas por sobrecostes frente a los valores inicialmente proyectados y se han enfrentado al desafío de lograr la rentabilidad. Como referencia, Montreal 1976 tuvo un sobrecoste del 720% y Barcelona 1992 del 266%.

Algunos casos emblemáticos recientes incluyen Atenas 2004, que dilapidó millonarios recursos públicos en obras que posteriormente quedarían en abandono y, además, tuvo un sobrecoste estimado en 49%.

En los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, catalogados como los segundos más costosos de este siglo, la factura final tuvo un sobrecoste del 76%, de acuerdo a cifras de la Universidad de Oxford.

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En abril de 2012, el Gobierno británico estableció la corporación London Legacy Development Corporation, encargada de la gestión del Parque Olímpico Queen Elizabeth y se creó un cargo fijo sobre el patrimonio para contribuir a los costos de mantenimiento del mismo.

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Obras estratégicas como el Estadio Olímpico de Londres, que fue epicentro de las pruebas de atletismo, fue reconvertido y su aforo se redujo de 80.000 a 60.000 localidades, sirviendo en la actualidad como sede de los juegos del club de fútbol West Ham United, aunque la infraestructura fue rebautizado como London Stadium.

En un momento de crecimiento económico y auge de las materias primas, Brasil presentó en 2007 su candidatura para organizar los Juegos Olímpicos del 2016. Luego de las turbulencias políticas y económicas presentadas previo a la Copa del Mundo del 2014, Brasil recibió las Olimpiadas en medio de la incertidumbre sobre futuro del país.

En este marco, Brasil también experimentó un sobrecoste en la inversión total para los Juegos Olímpicos del 2016 del 352%, según Statista.

La construcción de las instalaciones deportivas para Río 2016 costó unos 40.000 millones de reales. No obstante, poco tiempo después de haberse celebrado el evento, el Parque Olímpico quedó en abandono y posteriormente la ciudad encontró nuevos usos para las instalaciones.

Por las Olimpiadas de 2016, se obtuvieron en ingresos “menos de US$9.000 millones, una parte significativa de los cuales fue retenida por el Comité Olímpico Internacional (COI) en lugar de ser entregada a Río para ayudar a sufragar los costos”, escribieron los investigadores Victor Matheson (profesor de Economía en el College of the Holy Cross) y Rob Baad (profesor de Economía en el Lake Forest College) en un análisis del 2021.

Tokio 2020: la pandemia disparó los costos

En el caso de Tokio 2020, los sobrecostes también marcaron la competición, debido a que las Olimpiadas tuvieron que aplazarse un año debido a la irrupción de la pandemia global del Covid-19.

El costo de los Juegos Olímpicos de Tokio tuvo que revisarse y estuvo muy lejos de los US$7.300 millones proyectados a la hora de lanzar su candidatura.

“Los Juegos Olímpicos de Tokio se celebraron bajo la pandemia en un escenario muy diferente al de los Juegos del 64, cuando Japón organizó por primera vez unas Olimpiadas. En aquella ocasión, el acontecimiento fue un instrumento de diplomacia para presentar al mundo una nación renacida tras la destrucción de la Segunda Guerra Mundial, una nación que era un referente en tecnología y dinamismo económico”, dijo a Bloomberg Línea Rogério Baptistini, científico social y profesor de sociología en la Universidad Presbiteriana Mackenzie.

Señaló que China hizo lo mismo en el siglo XXI con los juegos de Pekín, “que pusieron de relieve la reconfiguración del sistema de poder internacional con el país asumiendo el papel relevante de motor del crecimiento mundial”.

China, además, es un ejemplo de la reutilización de la infraestructura y su adaptación a lo largo del tiempo, puesto que el país volvió a utilizar varias sedes del 2008 en los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022, como Estadio Nacional o Nido del Pájaro, el Centro Deportivo de Wukesong o el Olympic Green Tennis Center.

Los investigadores Victor Matheson y Rob Baad han propuesto reformas a la organización de los Juegos Olímpicos y escribieron en su artículo divulgado por el Fondo Monetario Internacional en 2021 que “el costo de organizarlos excede rutinariamente cualquier retorno razonablemente esperado”.

Una de sus propuestas es “considerar la posibilidad de construir sedes olímpicas permanentes en todo el mundo”, partiendo de que las Olimpiadas son cada vez más costosas para los países en función del tamaño de hoy del evento, la seguridad que deben cubrir, “la mala planificación y los controles de costos o las proyecciones poco realistas”, entre otros.

“Cualquier beneficio neto positivo de los Juegos Olímpicos para las ciudades anfitrionas debe ser el resultado de una mayor actividad económica durante los Juegos, efectos que normalmente no están respaldados por análisis económicos objetivos”, expresaron.

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