Bloomberg Línea — La realización de los Juegos Olímpicos en París ha implicado miles de millones de euros, que provienen de inversiones públicas y privadas, y que han sido utilizados para la construcción de algunos escenarios, la villa olímpica, la limpieza del río Sena, la operación y la seguridad, por mencionar los aspectos de mayor costo.
Para todo esto, la organización de los Juegos Olímpicos estimó un costo cercano de US$9.700 millones, por encima de la estimación inicial de US$8.000 cuando París ganó la candidatura, aunque sigue siendo una cifra regular, comparada con otras olimpiadas realizadas este siglo. Una auditoría gubernamental en 2019 calculó que el gasto total alcanzó los US$28.000 millones en los Olímpicos de Tokio, por ejemplo.
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Y tras este nivel de inversiones, que en París se han amortizado por utilizar escenarios deportivos ya existentes y lugares emblemáticos de la ciudad, la pregunta siempre será: ¿qué recibe una ciudad o un país por acoger los Juegos Olímpicos?
Un estudio independiente encargado por el Comité Olímpico Internacional (COI), estimó que la región de París tendrá un beneficio económico estimado entre los US$7.200 millones y los US$12.000 millones en el mediano plazo después de acoger las olimpiadas. Cada euro gastado podría generar tres euros de impacto, afirmó el Centro de Derecho y Economía del Deporte (CDES) de la Universidad de Limoges.
Y por supuesto, el gasto de los visitantes y espectadores en la ciudad será determinante. “Se estima que entre 2,3 y 3,1 millones de visitantes llegue a París para las Olimpiadas y que los turistas, con o sin entradas, gasten US$2.823 millones”, precisó la Oficina de Turismo de París.
El mayor beneficio, según el estudio, llegaría de la misma organización de los juegos (42%), del turismo (30%) y de la construcción (28%).
La diplomacia, el legado que busca Francia tras los Juegos Olímpicos
Pero no se trata solo de los millones que ingresarán a las cuentas parisinas o del potencial impulso al Producto Interno Bruto de Francia.
El COI ha explicado que París 2024 son los primeros juegos alineados con la Agenda Olímpica 2020, siendo planificados con responsabilidad social, ambiental y económica, y adaptándose a las necesidades de los anfitriones. La Villa Olímpica, por ejemplo, situada en el departamento de Seine-Saint-Denis -una zona joven y empobrecida, terminará por aportar 2.800 viviendas y dos nuevas escuelas.
Es así como Francia se ha preocupado por dejar un legado en la realización de los juegos, en visión de José Luiz Souza de Moraes, experto en Derecho Internacional y licenciado en Derecho Francés de la Universidad de Lyon.
Francia “cuidó de la sostenibilidad de los juegos y del destino de los edificios y de las alteraciones urbanas realizadas para este fin, lo que no ocurrió en Brasil en gran parte de las obras realizadas en Río de Janeiro, muchas de ellas totalmente abandonadas”, explicó el experto en diálogo con Bloomberg Línea.
La sostenibilidad, una necesidad desde el COI que buscó una reducción del 50% de las emisiones de carbono frente a Juegos anteriores, es un “gran motor de Francia en la actualidad”, de acuerdo con Souza, quien asegura que el país ha presentado uno de los niveles normativos más modernos respecto a la exigencia de una postura sostenible, ambiental, social y de gobernanza también para las empresas.
París 2024 está demostrando que los Juegos pueden aportar importantes beneficios económicos a sus anfitriones, a la vez que son responsables desde el punto de vista social y medioambiental. Son unos Juegos que verdaderamente se adaptan a las necesidades de sus anfitriones y a los tiempos en que vivimos, creando un legado impactante antes de la Ceremonia de Apertura y mucho después de que hayan terminado las competiciones deportivas.
Christophe Dubi, director ejecutivo de los Juegos Olímpicos.
“El legado diplomático que queda en Francia ya forma parte, incluso, de su tradición. Francia es un país conocido en la diplomacia, incluso por su lengua, que hasta hoy es un idioma oficial utilizado en los campos diplomáticos”, dijo el experto, al reconocer la contribución histórica del país en el derecho internacional, como el Tratado de Versalles de 1919, la hasta ahora existente Organización Internacional del Trabajo (OIT) o el Acuerdo de París.
Y este mensaje de alta diplomacia, del que el país ya ha sido testigo al albergar otras ediciones de los Juegos Olímpicos de verano, se verá remarcado tras la ocurrencia de París 2024. “Ahora le corresponde traer estas victorias y este papel histórico a la palestra”, indicó Souza.
“Pero sin duda, Francia, una vez más, se muestra como un país que está a la vanguardia de la Unión Europea, destacándose entre los demás como un líder regional. Y también como una nación responsable en términos de sostenibilidad ambiental y preocupada por el mantenimiento de la paz internacional y la resolución pacífica de los conflictos internacionales, lo cual es un legado muy positivo”, finalizó el experto.
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La vinculación de pequeñas y medianas empresas en la preparación de los juegos también es notable. La organización se enfocó en que por lo menos US$5.300 millones contratados beneficien al tejido económico del país, siendo el 78% de los proveedores Pymes francesas.
Las estimaciones del CDES de la Universidad de Limoges también marcaron que al menos 181.000 personas trabajaron o están trabajando en funciones relacionadas con los Juegos Olímpicos de París 2024.