Bloomberg Línea — Alguna vez resistido en Silicon Valley, el exmandatario estadounidense Donald Trump está encontrando más respaldo en grandes firmas tecnológicas y en este marco empresarios como el multimillonario Elon Musk, propietario de Tesla o SpaceX, se comprometió a aportar US$45 millones mensuales a un comité de acción política pro-Trump.
La elección de James David Vance, senador por Ohio y empresario del área del capital de riesgo en EE.UU., ha entusiasmado a algunos de los sectores más reconocidos y poderosos en Silicon Valley, meca global de la industria tecnológica.
La donación de Elon Musk al comité de acción política pro-Trump ha sido interpretada como una señal de respaldo de una de las alas más fuertes de la industria tecnológica y de Silicon Valley a las aspiraciones republicanas.
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“El cambio de Silicon Valley hacia la financiación de la campaña de Trump y los republicanos no es simplemente un capricho político, sino una respuesta a las políticas económicas y regulatorias que perciben como hostiles a sus intereses”, dijo a Bloomberg Línea el CEO de la firma especializada de Venture Capital y financiero Lanchmon, Boris Lancheros
Explicó que las políticas pro-empresa de los republicanos, junto con la oposición a las regulaciones antimonopolio y de criptomonedas de los demócratas, “han creado un entorno en el que los empresarios tecnológicos ven en el Partido Republicano un aliado más cercano a sus objetivos”.
“Este giro podría tener implicaciones significativas para el panorama político y económico de Estados Unidos en los próximos años”, apuntó.
Santiago Rojas Montoya, director general en la aceleradora para emprendimientos tecnológicos Cube Ventures, expresa que la posición de las firmas de venture capital de volverse cada vez más activas en temas políticos en Estados Unidos “es una buena señal de lo que podría ocurrir en América Latina”.
“Recordemos que lo que busca una firma siempre es similar: acceso al mejor talento posible, condiciones favorables para atraer inversionistas, un mercado de capitales fuerte, un clima favorable con los negocios y la innovación, fuera de las demás condiciones para hacer del crecimiento de las empresas tecnológicas sostenible en el tiempo”, consideró en conversación con Bloomberg Línea.
En su opinión, en los últimos años, los fondos de inversión de venture capital han emergido como jugadores clave en el panorama económico global. “En este contexto, es fundamental que el Estado reconozca y aproveche el potencial de estos fondos de inversión, incorporándolos como aliados estratégicos en la formulación de políticas públicas y decisiones electorales”.
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Respaldos a Trump de la industria tecnológica y el capital de riesgo
El inversor de capital de riesgo estadounidense Douglas Leone, de Sequoia Capital, expresó su apoyo al expresidente Trump en las próximas elecciones al manifestar su preocupación frente al futuro del país.
“Me preocupa cada vez más la dirección general de nuestro país, el estado de nuestro fallido sistema de inmigración, el creciente déficit y los errores en política exterior, entre otras cuestiones. Por lo tanto, apoyo al expresidente Trump en las próximas elecciones”, dijo Leone en su cuenta en la red social X.
Elon Musk también reaccionó a los comentarios de Douglas Leone al expresar que “Silicon Valley ha cambiado”, en relación con la postura de la industria tecnológica frente a Donald Trump.
Otros grandes nombres del sector se han sumado a esta conversación como Delian Asparouhov, un conocido capitalista de riesgo, quien reaccionó a la elección de la fórmula a la Vicepresidencia de Donald Trump: “Es JD Vance. Tenemos un exinversor tecnológico en la Casa Blanca”.
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David Sacks, socio general del fondo de capital de riesgo Craft Ventures y exdirector de Operaciones de PayPal, incluso sirvió como orador en la Convención Nacional Republicana y ha expresado públicamente su apoyo al exmandatario estadounidense.
“Un candidato sobrevivió al asesinato. El otro dio un golpe de Estado. Tú eliges, Estados Unidos”, escribió Sacks el domingo.
A pesar del estereotipo de que Silicon Valley es liberal, los analistas del pódcast The Big Take, de Bloomberg, consideran que esto es relativo por los mismos orígenes de este epicentro de la industria tecnológica de la zona sur del Área de la Bahía de San Francisco, puesto que en un comienzo sirvió como contratista de defensa y el Ejército.
Ya desde el comienzo del Gobierno de Barack Obama (2009-2017), los empresarios de Silicon Valley mantuvieron una relación cercana con la Casa Blanca. Y en las elecciones de 2016, un grupo de 140 ejecutivos de la industria tecnológica se refirieron a Trump como un “desastre para la innovación”.
Ya luego, durante su Gobierno, Donald Trump mantuvo reuniones clave con ejecutivos de la industria tecnológica y les expresó respaldo en una cita que mantuvo con varios de ellos en junio de 2018, en la que se encontraban figuras como Tim Cook, de Apple; Satya Nadella, de Microsoft; Jeff Bezos, de Amazon o el mismo Elon Musk, de Tesla.
“Queremos que sigan con la increíble innovación. Cualquier cosa que podamos hacer para ayudar a que esto siga, estaremos a su lado”, les dijo Trump a los empresarios en su momento.
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Boris Lancheros manifiesta que en EE.UU. las fuentes de financiación incluyen entidades privadas, corporaciones y donadores individuales.
Y aunque “tradicionalmente Silicon Valley ha mostrado una inclinación hacia el Partido Demócrata, en los últimos tiempos se observa un cambio significativo en esta tendencia”.
“Este cambio puede atribuirse a dos factores principales: la política macroeconómica y las recientes regulaciones impulsadas por la Administración demócrata”, dijo.
¿Por qué Trump encuentra respaldos en Silicon Valley?
Un factor crucial que ha impulsado este cambio es la política antimonopolio promovida por la Administración de Joe Biden, específicamente a través de la Comisión Federal de Comercio (FTC, en inglés) liderada por Lina Khan, comentó Boris Lancheros, de Lanchmon.
“Desde su nombramiento en 2021, Khan ha intensificado los esfuerzos para frenar las prácticas empresariales consideradas desleales, como los acuerdos de no competencia y las adquisiciones empresariales que podrían consolidar demasiado poder en pocas manos”, precisó.
Esto ha generado tensiones significativas con las grandes empresas tecnológicas y los fondos de inversión de capital de riesgo de Silicon Valley, que ven estas políticas como un obstáculo para el crecimiento y la innovación, según Lancheros.
Además, las regulaciones estrictas sobre fusiones y adquisiciones (M&A) y la prohibición de ciertos tipos de acuerdos han dificultado las “salidas” para los fondos de capital de riesgo, es decir, la venta de empresas emergentes en condiciones ventajosas.
“Este es un punto crucial para los inversores de Silicon Valley, quienes ven estas medidas como una amenaza directa a su modelo de negocio. La incapacidad de realizar M&A exitosas reduce el atractivo de invertir en nuevas empresas tecnológicas, ya que las oportunidades de retorno de inversión se ven limitadas”, señaló.
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El economista y profesor de Relaciones Internacionales de la universidad ESPM en Brasil, Roberto Georg Uebel, dice a Bloomberg Línea que los recientes respaldos de la industria tecnológica a Trump pueden responder al proteccionismo económico que se enmarca en la actual disputa tecnológica y comercial con China por la producción de semiconductores.
”Hay una gran preocupación, sobre todo en el sector tecnológico estadounidense de Silicon Valley, por los equipos y materias primas necesarias para producir los semiconductores que conocemos como chips, por ejemplo, el litio y otros tipos de minerales que se necesitan y a las que solo China y algunos otros países tienen acceso. Y también la capacidad tecnológica para esta transformación”, dijo el académico a una consulta de este medio.
En su análisis, señala que los empresarios e inversores de la industria podrían interpretar que si el Partido Republicano, y en este caso Donald Trump, ganan las elecciones, EE.UU. adoptará medidas proteccionistas para evitar que las industrias de otros países que producen silicio y otros metales raros necesarios para la fabricación de semiconductores lleguen al país.
La Administración Trump traería de vuelta a Estados Unidos estas fábricas que ahora están ubicadas en Taiwán y otros países del sudeste asiático. “Por eso ha habido una inversión tan masiva en el sector tecnológico en las campañas republicanas”, apuntó.
Según Roberto Georg Uebel, esto también pone de manifiesto el alto nivel de competitividad que tiene hoy la industria tecnológica china, y que amenaza la hegemonía estadounidense, no solo en el campo de los semiconductores, sino en la industria tecnológica en general, desde la fabricación de ordenadores y máquinas para industrias y usuarios particulares hasta el 5G y la inteligencia artificial.
“Pero claro, esto también tiene consecuencias: Estados Unidos puede adoptar una política más proteccionista y esto acaba afectando a la competencia a nivel global, incluso encareciendo estos productos y haciéndolos menos competitivos”, remató.