Bloomberg — Brasil congelará 15.000 millones de reales (US$2.700 millones) en gastos del presupuesto de este año para cumplir con su objetivo fiscal, proporcionando cierto alivio a los inversionistas que temían que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva no aprobara la medida.
El ministro de Finanzas, Fernando Haddad, anunció la decisión el jueves tras una reunión con Lula y la ministra de Planificación, Simone Tebet, entre otros miembros del gabinete. Garantizará que el déficit primario de este año, que no tiene en cuenta el pago de intereses, se mantenga dentro del margen de tolerancia del 0,25% del Producto Interno Bruto fijado en la regla fiscal, dijo Haddad a la prensa tras la reunión.
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En un principio, el gobierno había intentado eliminar por completo dicho déficit, pero para ello sería necesario congelar al menos el doble de esa cantidad, según las estimaciones de los economistas de Itau Unibanco SA y Banco Santander SA.
La congelación debía anunciarse el 22 de julio, junto con la publicación de un nuevo informe presupuestario, pero el gobierno decidió actuar con mayor rapidez para disipar las preocupaciones sobre el gasto público que han provocado la venta de activos locales.
“Lo adelantamos para evitar especulaciones”, dijo Haddad.
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El martes, Lula había puesto en duda su compromiso con la meta fiscal, diciendo en una entrevista televisiva que “no está obligado a fijar una meta y cumplirla” si decide que “tiene cosas más importantes que hacer”.
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