El BoE y las empresas inquietas por el plan del salario mínimo del Partido Laborista

El Banco de Inglaterra vigila de cerca la presión inflacionaria sobre los salarios en general y empresarios advierten que un incremento al salario mínimo reduciría sus contrataciones

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Bloomberg — El alza del salario mínimo en el Reino Unido podría acarrear efectos inflacionistas y repercusiones imprevistas en las prestaciones sociales de los trabajadores, lo que enfrentaría la ambición de Keir Starmer de incrementar los salarios con los grupos de empresarios y el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés).

Los sectores empresariales ya están denunciando que el incremento de un 10% del salario mínimo, también conocido como salario mínimo de subsistencia, que se aplicó desde el mes de abril, está ejerciendo presión sobre los presupuestos de las compañías y reduciendo su capacidad de contratación.

Por su parte, el gobierno laborista de Starmer, que accedió al poder tras una arrolladora victoria electoral la pasada semana, se ha comprometido a reformar el mínimo salarial para que refleje un “auténtico salario digno para vivir”.

En su primer gran discurso este lunes, la responsable de Hacienda, Rachel Reeves, aseguró que el Partido Laborista pretende crear “un país que sea más próspero, con más buenos empleos que ofrezcan salarios adecuados” y hacer frente a las “causas que han provocado la crisis del coste de la vida”, mejorando los salarios de las familias que trabajan.

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Sin embargo, grupos empresariales, expertos en empleo y economistas sostienen que la continua presión para elevar el salario mínimo puede alimentar la inflación, asfixiar a las empresas y hacer que los trabajadores con salarios más bajos no puedan acceder a los programas concebidos para reducir los costes de guardería y de desplazamiento diario entre el domicilio y el lugar de trabajo.

El anterior gobierno conservador impulsó fuertes aumentos del umbral para los peor pagados, con la esperanza de hacer que el trabajo compense a los que reciben prestaciones.

La aceleración de los aumentos salariales en los dos últimos años coincidió con una caída de las ofertas de empleo y un aumento del paro, un indicio de que los ejecutivos pueden estar reteniendo la contratación de más gente.

El BoE sigue de cerca los planes laboristas para impulsar los salarios antes de su reunión de agosto, en la que decidirá si suaviza los costes de endeudamiento desde su máximo de 16 años. Advirtió en su reunión de junio que el aumento del salario mínimo “podría estar teniendo un impacto mayor de lo esperado” sobre los salarios y los precios en la economía en general, ya que la política tiene un efecto sobre los salarios más arriba en la escala de ingresos.

El responsable de política monetaria, Jonathan Haskel, planteó la cuestión el lunes, afirmando que es probable que la rigidez del mercado laboral mantenga la inflación por encima del objetivo durante algún tiempo, y justifique que se mantengan los tipos por ahora.

Los agentes regionales y el panel de decisores "apuntan a liquidaciones salariales de alrededor del 5% este año", dijo Haskel. Eso, dijo, es "una señal de que el proceso de adecuación entre las vacantes y el desempleo se ha deteriorado". Así, cualquier nivel de desempleo se asocia a mayores vacantes y, por tanto, a una mayor presión salarial".

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El temor es que las presiones salariales reaviven la inflación y hagan a los funcionarios más reticentes a recortar las tasas de interés.

“Las implicaciones para el BoE serían limitadas, pero con riesgos de recortes más lentos de los tipos si los laboristas lograran un aumento considerable del salario digno”, dijeron los economistas de Goldman Sachs en una nota, añadiendo que esta política es “probablemente la fuente de mayor riesgo para las empresas nacionales con costes laborales más elevados.”

Los empresarios advierten de que la subida del salario mínimo les obliga a recortar la contratación y a subir los precios. También limita su capacidad para elevar los salarios del resto de su plantilla.

El CEO de Currys Plc, Alex Baldock, advirtió de que la política puede hacer que la contratación de más trabajadores resulte prohibitivamente costosa. El CBI (por sus silgas en inglés,Confederación de la industria británica), el mayor grupo patronal del país, ha pedido un nuevo enfoque para elevar el nivel de vida. La Cámara de Comercio Británica ha señalado los límites de lo que pueden permitirse los empresarios.

La promesa de los laboristas podría interpretarse como un aumento del salario mínimo en línea con la inflación o un aumento más ambicioso para igualar el salario vital real. Eso podría apuntar a la necesidad de elevar el salario mínimo al 70% del salario medio, frente al 66% actual, según la Resolution Foundation.

Muchos empleados tampoco están contentos.

Los trabajadores británicos pueden renunciar a parte de sus ingresos antes de impuestos a cambio de beneficios como días extra de vacaciones, acuerdos para ir en bicicleta al trabajo, vales de guardería o cotizaciones adicionales para la pensión, siempre que su sacrificio salarial no les sitúe por debajo del salario mínimo nacional.

El fuerte aumento del umbral más bajo ha dejado un mayor grupo de personas que ganan a ese nivel, y se convierten en inelegibles para estos beneficios.

“Es injusto que los trabajadores con salarios bajos no puedan beneficiarse de las ventajas del sacrificio salarial en comparación con sus colegas mejor pagados”, dijo Charles Cotton, asesor principal de recompensas del Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo. “El CEO de una empresa puede utilizar el sacrificio salarial, pero la limpiadora de la oficina o el personal de seguridad de la oficina no pueden porque no ganan lo suficiente”.

La falta de aumentos salariales supuso que parte del personal del Servicio Nacional de Salud, incluidos porteros, auxiliares sanitarios, limpiadores y personal de atención de llamadas al 999- “ya no puedan acceder a los planes de ayuda que han utilizado durante años”, dijo Unison, un grupo de trabajadores.

“Ahora van a tener que desembolsar aún más en guarderías, abonos de temporada y aparcamiento”, dijo Helga Pile, responsable de sanidad de Unison.

Los empresarios tienen cada vez más dificultades para aumentar los salarios al ritmo que exige la ley, lo que arrastra a más empleos a la categoría de salario mínimo.

El número de empleos con salario mínimo alcanzará los 2 millones como resultado del aumento de la tarifa mínima, un 25% más que en 2023 y alrededor del 7% de la mano de obra total, según estimaciones de la Comisión de Salarios Bajos.

“Es el segundo aumento de más del 10% en dos años consecutivos, eso es masivo para muchos empleadores”, dijo Stuart Hyland, socio de servicios de recompensa en Blick Rothenberg. “Ahora nos enfrentamos a personas que hace dos años estaban un 20% por encima del salario mínimo, lo que supone un bloque cada vez más grande”.

El concesionario de automóviles británico Vertu Motors declaró recientemente que la política ha llevado a duplicar la proporción de trabajadores a los que paga el 5% o menos del salario mínimo hasta casi una cuarta parte, citando la denegación del acceso a los planes de sacrificio salarial como una fuente clave del creciente descontento del personal.

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Los expertos en empleo también advierten de que los trabajadores del extremo inferior no sienten que se les recompense por su esfuerzo adicional.

El problema es especialmente grave en el comercio minorista y la hostelería, que tienen una mayor proporción de trabajadores con el salario mínimo. También añade una presión inflacionista sobre los salarios en general, una cuestión que el Banco de Inglaterra vigila de cerca.

Según Hyland, una alternativa sería ofrecer desgravaciones fiscales selectivas a las rentas más bajas. Está ocurriendo lo contrario, ya que los laboristas optaron por seguir con el impuesto encubierto de los conservadores y mantener sin cambios los tramos del impuesto sobre la renta desde 2021, en lugar de subirlos en función de la inflación, lo que significa que cada año habrá menos trabajadores en el tramo más bajo.

“Necesitamos llevar más dinero a los bolsillos de los más pobres de la sociedad, pero hay un interrogante en la mente de muchos empresarios sobre si esta es la forma correcta de hacerlo”, dijo Hyland. “Significa que alguien tiene que pagarlo en algún sitio y sabemos que sólo va a crear subidas de precios”.

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