Opinión - Bloomberg

¿Por qué es tan difícil desvincular el comercio mundial de China?

Fábrica en Vietnam
Por Tim Culpan
08 de julio, 2024 | 10:11 AM
Tiempo de lectura: 4 minutos

Un esfuerzo liderado por EE.UU. para cortar de forma gradual los lazos comerciales con China, el incremento de los costes y una mayor conciencia de la importancia de diversificar la producción están llevando a los fabricantes a invertir en otros lugares.

Sin embargo, la migración de cadenas de suministro completas lejos de la segunda economía más grande del planeta es sumamente complicado, motivo por el cual gobiernos y ejecutivos necesitan acelerar el ritmo, o de lo contrario se encontrarán desamparados en un momento de necesidad.

En la última feria Computex de Taipei, los participantes me comentaron historias casi idénticas, desde los proveedores de herramientas eléctricas hasta los fabricantes de computadoras portátiles y servidores, incluidos los fabricantes de equipos electrónicos para vehículos.

Están sacando sus operaciones de China y las están trasladando al sudeste de Asia, sobre todo a pedido de grandes clientes internacionales.

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Las nuevas inversiones se centran en Tailandia, Vietnam y Taiwán. Sin embargo, también advierten de que, una vez finalizadas las primeras fases de migración, la subsiguiente desvinculación resultará mucho más problemática.

El ensamblado de productos finales es la operación más sencilla porque precisa mucha mano de obra y el equipo que se emplea es simple.

A continuación viene la fabricación de productos semiterminados, como carcasas y estuches. Este tipo de transferencia es rápida y barata, y está bien encaminada.

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En la actualidad, México es la mayor fuente de importaciones a EE.UU., al tiempo que las fábricas indias, vietnamitas y tailandesas quitan cuota a sus homólogas chinas.

Si consideramos únicamente el ensamblaje final, es fácil llegar a la conclusión de que la migración total de la cadena de suministro es viable.

Pero la mayor parte del trabajo duro y del valor añadido se produce muchos pasos antes de la producción final, utilizando equipos especializados y costosos operados por técnicos bien capacitados.

El moldeado de plásticos y metales es un ejemplo. Esta fase depende en gran medida de redes de proveedores cercanos.

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En las últimas dos décadas, China ha acumulado una considerable capacidad y experiencia en el ingrediente crucial y oculto de todas las industrias: los productos químicos. Cientos de fábricas diseminadas por todo el país se especializan en compuestos semiprocesados conocidos como intermedios.

Según una estimación, China representa más del 40% de la producción química mundial.

Tiene una participación del 55% en la capacidad de producción de ácido acético, una sustancia relativamente banal que es el componente principal del vinagre, pero que también se utiliza para fabricar pegamento, textiles, tintes, caucho y plásticos, y productos agrícolas.

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El país también posee alrededor del 45% de la capacidad de fabricación de óxido de titanio del mundo, un ingrediente de pinturas, papel y diversos revestimientos.

Debido a que esta concentración de fábricas químicas crea un efecto de agrupamiento, los fabricantes de productos relacionados, como plásticos y metales que se utilizan en juguetes, envases, productos electrónicos, automóviles y máquinas, corren el riesgo de perder velocidad y eficiencia si comienzan a trasladar gran parte de sus operaciones al extranjero.

Los expositores taiwaneses y extranjeros en Computex explicaron que, si bien ya se están expandiendo en el sudeste asiático, sus propios proveedores (fabricantes de productos químicos, plásticos y metales) no tienen mucha prisa.

Eso crea un límite natural a la cantidad de una cadena de suministro que se puede sacar de China, incluso si se ofrecen incentivos como tierras gratuitas, exenciones fiscales y servicios públicos baratos.

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El actual entorno económico mundial actúa en contra de la migración, en contraste con la situación geopolítica cada vez más tensa que añade urgencia a la disociación.

En primer lugar, una reciente desaceleración en el sector de materiales, donde China es líder, significa que los proveedores de productos químicos intermedios no están en condiciones financieras de dedicar nuevos gastos de capital a plantas extranjeras.

Además, la reciente flexibilización de las restricciones de la cadena de suministro y la mayor disponibilidad de capacidad de transporte suavizan la urgencia de trasladar todas las partes de la ecuación de fabricación a centros alternativos.

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No hay necesidad de gastar millones de dólares en una nueva planta si hay muchos barcos disponibles para trasladar productos semiterminados a granel a través del Mar de China Meridional hasta los lugares de ensamblaje en el sudeste asiático.

Se necesitarán incentivos masivos y la voluntad de los clientes de aceptar precios más altos para que más fabricantes puedan darse el lujo de abandonar los centros de producción que construyeron en China durante las últimas décadas.

El catalizador alternativo, un shock impensable como una guerra o una agitación política, también proporcionaría el impulso. Pero cuando eso ocurra, será demasiado tarde.

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La migración completa, de principio a fin, de las cadenas de suministro es difícil y costosa, pero, si se debe llevar a cabo, es mejor hacerlo ahora, en un momento de paz y tranquilidad, que en un período de urgencia.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

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