Implantan un dispositivo radiactivo en los cuernos de los rinocerontes para luchar contra la caza ilegal

En Sudáfrica se encuentran el 79% de los rinocerontes de variedad blanca y negra más pequeños, ambos en peligro de extinción

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Bloomberg — A un rinoceronte de 1,7 toneladas llamado Beckham, en homenaje al futbolista británico, se le perforó este martes un gránulo radiactivo en el cuerno, en el desarrollo de un proyecto para disuadir de la caza ilegal de estos animales amenazados de extinción en Sudáfrica.

El Rhisotope Project, que dirige la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo, es una de las numerosas formas de protección de los rinocerontes que los defensores de la naturaleza del país con la principal población de rinocerontes del planeta proponen, desde el teñido de los cuernos hasta su amputación.

Su ventaja adicional es que los cuernos implantados con los gránulos se podrían detectar cuando pasan por fronteras, aeropuertos y puertos.

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El objetivo del proyecto, que esta semana instaló los perdigones en los cuernos de un gran grupo La finalidad de este proyecto, que esta semana instaló gránulos en los cuernos de un gran grupo de rinocerontes por primera vez en un orfanato para estos animales ubicado a tres horas en automóvil al noreste de Johannesburgo, es conseguir que no resulten atractivos para los cazadores ilegales.

Más de 10.000 rinocerontes han sido asesinados de forma ilegal en Sudáfrica desde 2008, sus cuernos han sido cortados y vendidos de forma ilícita en el este asiático, donde se muestran como símbolo de riqueza, se obsequian y se cree falsamente que curan el cáncer.

“Si conseguimos que el cuerno sea considerablemente menos atractivo, mucho menos valioso, entonces esperamos que estos animales puedan vivir y reproducirse”, afirma James Larkin, profesor de la Universidad de Witswatersrand y fundador del proyecto, mientras opera un taladro con rinocerontes a los que sedan antes de introducirles los radioisótopos y luego les vuelven a hacer recobrar el conocimiento.

Aunque en los últimos años han proliferado los proyectos como Rhisotope destinados a proteger a los animales, el número de rinocerontes muertos por cazadores furtivos en Sudáfrica alcanzó el año pasado la cifra más alta de los últimos cuatro años, con 499 ejemplares. Eso deja unos 22.500 rinocerontes, de la variedad blanca y de la negra más pequeña, en toda África, de los que el 79% viven en Sudáfrica, según las estadísticas del gobierno.

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Los niveles de dosis son sólo ligeramente superiores a los de la radiación natural y no dañarán a los animales, según la página web del proyecto. Aun así, los compradores podrían enfermar si consumen una cantidad suficiente de los cuernos.

El hecho de que los cuernos puedan ser captados por los más de 11.000 monitores de detección de radiaciones que se han instalado en los puertos de entrada de todo el mundo podría ayudar a un número, por lo demás limitado, de funcionarios de fronteras formados para detectar el tráfico de animales salvajes.

El Proyecto Rhisotope se puso en marcha en 2021 cuando inyectó isótopos estables inocuos en los cuernos de dos animales llamados Denver e Igor. En aquel momento parte de su apoyo procedía de la empresa estatal nuclear rusa Rosatom. El programa tomó la decisión de poner fin a su relación con la empresa tras el estallido de la guerra en Ucrania, dijo Jessica Babich, una conservacionista implicada en el programa.

El programa busca ahora más financiación de inversores y donantes, y es posible que venda acciones del proyecto.

Si los 20 rinocerontes a los que se inyectaron los radioisótopos esta semana están sanos dentro de seis meses, el servicio podrá implantarse comercialmente a un coste de 24.000 rands (US$1.317) por animal o menos si se trata a grupos más grandes, dijo Babich. Los radioisótopos del cuerno deben “recargarse” al cabo de cinco años porque crecerá y la vida media radiactiva del material se debilitará.

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Y, según Larkin, es preferible a cortar los cuernos, una forma cada vez más común de combatir la caza furtiva.

"La naturaleza no malgasta energía haciendo crecer algo en la cabeza de un animal si no lo necesita", dijo Larkin, que ha sido presidente del Organismo Internacional de Energía Atómica.

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