Bloomberg — La caída del yen ha llegado tan lejos que ya no impulsa a las acciones japonesas.
La correlación a 30 días entre el índice bursátil Nikkei 225 y la divisa japonesa ha sido negativa durante la mayor parte de las dos últimas semanas, a medida que los inversionistas se mostraban recelosos por el daño que la incesante caída del yen podría causar a la economía al aumentar los costos de importación y perjudicar el poder adquisitivo de los consumidores.
Además, los gestores de fondos se preguntan si las autoridades japonesas intervendrán en el mercado para frenar la caída del yen, lo que podría desencadenar una volatilidad que afectaría a los exportadores.
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Mientras que la debilidad de la divisa ha sido una bendición para las empresas que venden productos en el extranjero y una fuerza motriz para que las acciones japonesas alcanzaran récords este año, para un comprador en dólares la rentabilidad es baja. Esto ha provocado ventas netas de acciones por parte de inversionistas extranjeros en las últimas cinco semanas, la racha más larga desde marzo de 2023.
En divisas estadounidenses, las ganancias del Nikkei 225 Stock Average este año se sitúan en torno al 4%, muy lejos del aumento del 15% del S&P 500.
Previamente este mes, el Banco de Japón sorprendió a los mercados aplazando hasta julio su plan de reducir la compra de bonos. Aunque dejó la puerta abierta a un alza de tasas el mes que viene, los swaps indexados a un día ni siquiera contemplan un aumento de 10 puntos básicos, lo que pone de relieve la enorme diferencia entre las tasas del Banco de Japón y las de la Fed.
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