Bloomberg — El pasado otoño, cuando el zoológico británico de Chester sustituyó su caldera de gasóleo por 6 bombas de calor aerotérmicas, Emma Evison fue la primera en confesar que tenía sus dudas. En efecto, los rinocerontes, a pesar de su dura apariencia, son criaturas delicadas.
“Yo era probablemente una de las personas más incrédulas”, explica Evison, responsable del grupo de rinocerontes de esta atracción para el público y organización benéfica de Cheshire, que ya tiene 93 años de historia. Le inquietaba que sus protegidos, 9 rinocerontes negros orientales en peligro crítico de extinción, se perturbaran con el cambio.
Si bien las bombas de calor no son ruidosas, emiten un ligero zumbido. Los calentadores nuevos huelen de otra manera. Y la temperatura en el hogar de estos rinocerontes, que se encuentran lejos de su hábitat nativo en la región oriental de África, tiene que permanecer siempre abierto para que los animales se muevan con libertad hacia el exterior.
Lea más: Los fabricantes de bombas de calor se apoyan en los contratistas para estimular las ventas en EE.UU.
Han transcurrido siete meses y Evison es una convencida. Las temperaturas descendieron este invierno hasta los -5°C (23°F), afirma; la casa de los rinocerontes normalmente se mantiene a una temperatura de entre 18°C y 24°C.
La gran prueba para este nuevo sistema se produjo en noviembre: el nacimiento de una preciada cría, Lumi, hizo que mantener la temperatura del recinto resultase aún más crucial.
Una vez comprobado el rendimiento de las bombas de calor, Evison señala que no tiene “inconveniente en ponerlas en cualquiera de las otras viviendas de rinocerontes”.
Las bombas de calor, una modalidad muy eficaz de calefacción eléctrica, no terminan de convencer en el Reino Unido, donde la electricidad es cara y tres de cada cuatro hogares utilizan gas para calentarse.
No obstante, la escalada de los precios energéticos y la cada vez mayor vigilancia de las emisiones de gases de efecto invernadero han hecho que un creciente número de negocios se plantee reducir la intensidad de carbono de sus sistemas de calefacción. Entre ellos, los zoológicos.
Los zoológicos de Edimburgo y Londres utilizan bombas de calor en un puñado de lugares.
Pero el zoo de Chester, que también las tiene en su recinto de osos malayos, su mariposario y sus locales para eventos, pretende desplegar esta tecnología a gran escala. Una próxima exposición, “Corazón de África”, utilizará calefacción totalmente eléctrica, incluidas bombas de calor aerotérmicas, en edificios que albergan jirafas, avestruces, reptiles e invertebrados.
La iniciativa forma parte de los esfuerzos del zoo de Chester por reducir a cero sus emisiones de Alcance 1 y 2 para 2030. Jennifer Kelly, responsable de sostenibilidad del zoo, afirma que también hay un sólido argumento comercial: el recinto de los rinocerontes, por ejemplo, dependía de las molestas y costosas calderas de queroseno que había que reponer mediante camiones cisterna una vez a la semana.
"Somos consumidores de energía increíblemente altos", dice. "Lo normal es mantener o alojar animales de climas mucho más cálidos en un clima del Reino Unido e intentar proporcionarles las temperaturas que tendrían normalmente en sus entornos nativos". El calor constante y consistente también es una buena opción para los animales, que a diferencia de la mayoría de los humanos siempre están en casa.
El siguiente paso del zoo de Chester es instalar paneles solares para ayudar a alimentar sus bombas de calor, lo que acercará al zoo un paso más a tener edificios autosuficientes. Este otoño, el zoo tiene previsto publicar su primer año completo de datos sobre la eficiencia y el ahorro de costes de todos sus sistemas de bombas de calor. Kelly afirma que los primeros indicios son prometedores y espera que Chester pueda servir de ejemplo a otros zoológicos del Reino Unido.
"Es una comunidad muy unida", afirma Kelly. "Se trata de invitar a otros a que vengan a ver cómo funciona, compartirlo con ellos y luego proporcionarles esa señalización y esa orientación hacia la documentación que hemos reunido para llevarlo a cabo".
Lea más: Cazadores de rinocerontes devastan la reserva natural más antigua de Sudáfrica
También podría haber efectos en cadena para las personas que visitan el zoológico.
Las bombas de calor provocan “un poco de nerviosismo” entre el público, dice Kelly, gracias en parte a la abundancia de historias negativas sobre ellas. El zoo puede servir de estudio de caso que responda a las preguntas que la gente se hace sobre esta tecnología: ¿Pueden las bombas de calor ahorrar dinero? ¿Cómo rinden en los climas más fríos?
Eso podría significar que la información sobre las bombas de calor pasara a formar parte de un expositor para visitantes, dice Chris Newman, que supervisa el proyecto como responsable de diseño de carbono cero de Mitsubishi Electric. El funcionamiento interno de una bomba de calor también podría mostrarse detrás de un plástico.
"Una gran parte tiene que ver con la confianza, la fe y la exposición", afirma Newman. "Si el zoo confía en que la tecnología de las bombas de calor puede cuidar de las especies en peligro de extinción, entonces estará bien que cuide de usted en su casa".
Lea más en Bloomberg.com