Bloomberg — La inversión mundial en las redes eléctricas tendrá que ser superior al desembolso en las energías renovables para lograr el objetivo de emisiones cero netas en el año 2050, de acuerdo con el New Energy Outlook (Nuevas Perspectivas Energéticas) de BloombergNEF hecho público este martes.
Según la investigación, el planeta tendrá que doblar aproximadamente su red de 111 millones de kilómetros, el equivalente a casi tres cuartos de la distancia que hay hasta el sol.
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Para alcanzar este objetivo, el coste de esta reforma rondará los US$24,1 billones, frente a los US$22,7 billones de gasto en energías renovables.
La modernización de la red de electricidad constituye uno de los distintos pilares que se precisan para lograr la neutralidad de carbono a mitad del presente siglo y evitar que el calentamiento global incumpla los objetivos del Acuerdo de París, señala BNEF.
Otros aspectos son las inversiones masivas en VE, la energía nuclear, la captura de carbono y el hidrógeno limpio. Además, las capacidades eólica y solar necesitarán multiplicarse por 9.
En este estudio se contempla un escenario de cero emisiones netas, que permitiría alcanzar el objetivo climático en el año 2050, y un caso de referencia, en el que las emisiones se reducirían en un 50% para esa fecha.
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“Las energías renovables han estado en el foco de atención desde hace un tiempo, pero las redes son un facilitador clave”, dijo el analista de BNEF David Hostert. “La inversión global anual tanto en nuestro caso base como en nuestro escenario climático alcanza dos o tres veces la inversión anual histórica, que ha rondado los 300 mil millones de dólares entre 2020 y 2023″.
Para alcanzar el objetivo de emisiones netas cero, será necesario gastar casi la mitad de los US$24,1 billones estimados en redes de distribución para hogares y empresas, seguidos de US$9,6 billones en transmisión de alto voltaje. La inversión en carga de vehículos eléctricos representaría el resto.
La inversión en la red eléctrica se realizará en dos fases, según BNEF.
Una primera ola abordará los cuellos de botella actuales que se deben al actual desarrollo de energías renovables, que están relativamente descentralizadas en comparación con la planificación de la red tradicional. Esto continuará hasta la década de 2030, a medida que los centros de generación, como la energía eólica marina, estén vinculados a los lugares donde la gente necesita electricidad.
La segunda ola, que según BNEF comienza en 2035, estará impulsada por la nueva demanda de energía y se centrará principalmente en la red de distribución a medida que grandes centros de demanda industrial, como los electrolizadores de hidrógeno, entren en funcionamiento.
China y la India podrían aplazar la mayor parte de sus costos de reposición hasta después de esta fecha, ya que la mayor parte de su infraestructura tiene menos de 30 años.
Por el contrario, en Estados Unidos y Europa, mantener y mejorar la red antigua representará aproximadamente la mitad del gasto total en red este año, dijo el investigador.
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