El verano pasado fue el más caluroso en 2.000 años y 2024 podría superarlo

Para los científicos, la intensidad de El Niño se está incrementando como consecuencia del calentamiento global, provocado por la quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas

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Bloomberg — El verano del año pasado fue el más caliente del hemisferio boreal en los últimos dos mil años, revela un estudio divulgado este martes por la revista Nature.

Y por muy caluroso que fuera el de 2023, el que viene podría ser incluso más caliente, en gran medida a causa del cambio climático inducido por el ser humano que está calentando el planeta, sumado al ciclo meteorológico del fenómeno de El Niño.

Según los científicos, el año pasado fue el año más caliente del planeta desde 1850, año en que se iniciaron las mediciones modernas de la temperatura mundial.

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Al combinar las mediciones con instrumentos y reconstrucciones climáticas, los responsables de la investigación lograron establecer un registro de 2.000 años.

Constataron que el extremo calor del verano de 2023 no solo batió los récords modernos, sino que además rebasó en más de medio grado centígrado al del verano más caliente previo al registro instrumental, del año 246, si se tienen en cuenta casi todas las variantes naturales del clima. Y fue casi 4°C más cálido que el verano más frío (en el año5 36).

“Si observamos el extenso período histórico, nos percatamos de lo dramático que es el reciente calentamiento del planeta”, afirmó en un comunicado Ulf Büntgen, coautor de este estudio de la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña). “El 2023 fue un año excepcionalmente caliente, y la tendencia persistirá a no ser que se reduzcan de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero”.

El análisis de Büntgen y sus colegas se circunscribió a las masas continentales comprendidas entre el paralelo 30 norte y el Polo Norte, porque es donde se encuentran la mayor parte de las estaciones meteorológicas más antiguas del mundo.

Asimismo, reconstruyeron las condiciones climatológicas a lo largo de la historia en dicha zona, analizando miles de los anillos de los árboles de 9 regiones del hemisferio boreal.

El clima afecta a la forma en que los árboles construyen sus capas de madera en los troncos, de manera que los anillos de los árboles proporcionan pistas fundamentales acerca de las temperaturas pasadas.

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Debido a la estrecha correlación entre los anillos arbóreos y las temperaturas estivales, los científicos se concentraron en los meses de junio a agosto.

Encontraron una falta de coherencia entre las reconstrucciones climáticas basadas en anillos de árboles y las mediciones basadas en instrumentos durante la segunda mitad del siglo XIX, lo que planteó la cuestión de si los termómetros más antiguos producían lecturas de temperatura altas inexactas.

La consecuencia de esto, según los investigadores, es un “sesgo cálido sistemático” en las primeras observaciones instrumentales, que se utilizan ampliamente como base para la ciencia climática global.

Los datos de los anillos de los árboles también revelan que la mayoría de los períodos más fríos de los últimos 2.000 años se produjeron después de grandes erupciones volcánicas, que arrojaron enormes cantidades de aerosoles a la estratosfera y desencadenaron un rápido enfriamiento de la superficie .

Mientras tanto, la mayoría de los períodos más cálidos pueden atribuirse a El Niño, una de las tres fases de un ciclo climático plurianual conocido como El Niño-Oscilación del Sur que altera los patrones climáticos en todo el mundo y normalmente eleva las temperaturas del verano en el hemisferio norte.

El Niño es un fenómeno climático natural, pero los científicos dicen que el calentamiento global causado por la quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas está intensificando su fuerza. Eso, a su vez, genera veranos más extremadamente calurosos.

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En junio de 2023 comenzó una fase de El Niño que continúa, aunque se espera que termine en las próximas semanas.

“Es cierto que el clima siempre está cambiando, pero el calentamiento en 2023, causado por los gases de efecto invernadero, se vió amplificado además por las condiciones de El Niño, por lo que terminamos con olas de calor más largas y severas y períodos de sequía prolongados”, afirmó Jan Esper, autor principal del estudio y profesor de geografía climática en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania.

El estudio señala que el objetivo del Acuerdo de París de 2015 de limitar el aumento de temperatura a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales “ya ha sido superado” en el hemisferio norte.

Aunque la conclusión no se puede aplicar a escala global, ya que la tasa de calentamiento varía entre latitudes altas y bajas y entre las superficies terrestres y marinas, los hallazgos de la investigación “demuestran claramente la naturaleza incomparable del calor actual a gran escala”, escriben los autores.

También reafirma lo que algunos científicos del clima han advertido: a medida que El Niño amplifique el cambio climático, es probable que en 2024 se vuelvan a batir récords de temperatura.

En las últimas semanas, olas de calor excepcionales han afectado a muchos países de Asia, y Myanmar experimentó en abril la temperatura más alta jamás registrada: 48,2°C.

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