Bloomberg — Los países ricos deberían reducir el apoyo financiero a la cría de ganado para ayudar a combatir la contaminación causada por el consumo de carne roja y lácteos, según el Banco Mundial.
Asegurarse de que los costos ambientales y de salud se reflejen completamente en los alimentos intensivos en emisiones producidos a partir de animales reduciría la demanda del consumidor de esos productos. Eso significaría desviar las subvenciones del sector ganadero hacia alimentos de baja emisión, como aves de corral, frutas y verduras, según indicó el Banco Mundial en un importante informe sobre cómo reducir la huella climática de los alimentos.
“No estamos diciendo que se reduzca el apoyo público a la agricultura”, dijo Bill Sutton, uno de los principales autores del informe, en una entrevista. “Estamos diciendo que se utilice de manera más efectiva, de forma que realmente contribuya a una dieta más saludable y a un planeta más saludable”.
Desde la granja hasta el plato, los sistemas alimentarios son responsables de aproximadamente un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El ganado es un importante impulsor de estas emisiones, con los países de altos ingresos entre los mayores consumidores, pero el sector se ha quedado muy rezagado en comparación con otras industrias en lo que respecta a compromisos financieros, objetivos y acción. El Banco Mundial advirtió que si no se aborda el impacto del consumo de alimentos en el clima, el planeta no alcanzará sus objetivos ambientales.
Según el informe, las inversiones anuales deberán aumentar 18 veces, hasta los US$260.000 millones, para reducir a la mitad las emisiones agrícolas para 2030 y ayudar al mundo a alcanzar el objetivo de emisiones netas cero para 2050. Sin embargo, las recompensas serán mucho mayores que el costo, según el informe.
Impacto del cambio de alimentación
Según el Banco Mundial, los gobiernos, las empresas y los ciudadanos pueden ampliar las opciones alimentarias de baja emisión mediante diversas medidas, como campañas de educación y comunicación, técnicas de “empuje” (nudging) o etiquetado de alimentos.
El Banco Mundial afirmó que el precio completo de los alimentos de origen animal haría que las opciones de baja emisión sean más competitivas, mientras que los productos cárnicos serían un 20% a un 60% más caros.
En 2016, un tercio de todas las subvenciones agrícolas se destinaron a productos cárnicos y lácteos. Una investigación reciente de la Universidad de Leiden y Chatham House mostró que más del 80% de las subvenciones agrícolas de la Unión Europea se destinaron a productos animales con altas emisiones.
Este informe del Banco Mundial implicó la colaboración de decenas de contribuyentes de diversas organizaciones y es el primer marco integral para abordar la huella climática de los alimentos. Las recomendaciones generales, divididas por categorías de ingresos de los países, se centran en áreas que van desde la protección de los bosques y el suelo hasta el aumento del uso de energías renovables en la producción de alimentos.
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Por separado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura está trabajando en su propia hoja de ruta, que se espera que se complete a fines de 2025.
“Es necesario solucionar el sistema alimentario porque está enfermando al planeta y es una gran parte del problema del cambio climático”, afirmaron los autores del Banco Mundial. “Se pueden tomar medidas ahora mismo para hacer que la agroalimentación sea un factor más importante a la hora de superar el cambio climático y sanar al planeta. Estas acciones están fácilmente disponibles y son asequibles”.
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