Bloomberg Línea — Los fans de Taylor Swift que comenzaron la jornada del viernes (19) ansiosos por escuchar la canción Fortnight, en colaboración con Post Malone, que se hizo viral en TikTok, se llevaron una sorpresa: la canción que apareció antes del lanzamiento del nuevo álbum de la cantante, The Tortured Poets Department, no era real y había sido producido utilizando Inteligencia Artificial (IA).
El caso protagonizado por la cantante más popular de la actualidad ha puesto el foco en las cuestiones sobre la autenticidad en la producción musical y ha puesto de manifiesto los retos a los que se enfrenta la industria ante el creciente uso de la IA, según expertos consultados por Bloomberg Línea.
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El fenómeno no es exclusivo de Taylor Swift; otros artistas, como The Weeknd y Drake, han tenido canciones producidas usando IA falsamente atribuidas a ellos.
Fabro Steibel, director ejecutivo del Instituto de Tecnología y Sociedad de Rio de Janeiro (ITS-Rio), señaló lo que considera una “necesidad urgente” de una regulación más fuerte para proteger los derechos de autoría y garantizar la autenticidad en la producción musical.
Él subrayó la importancia de contar con mecanismos de identificación y denuncia, con supervisión humana, para combatir la difusión de música falsa.
“La IA se entrena con el contenido disponible. La cultura pop está muy presente en ese material. Por eso es más fácil hacer un modelo que pueda emular a una persona, una imagen, un sonido. Con eso en mente, el fan quiere hacer lo mejor que pueda con su persona”, explica sobre el fenómeno. “Lo que pasa es que empieza a hacerse viral y nadie se molesta en averiguar si es verdad o no”.
Para Fabio Kujawski e Ingrid Soares, respectivamente socio y abogada del bufete Mattos Filho, la IA está revolucionando la forma de crear, producir y distribuir música. Advirtieron de los retos éticos y jurídicos asociados al entrenamiento de modelos de IA con datos protegidos por derechos de autoría, lo que plantea cuestiones sobre el uso justo y la atribución de la autoría.
En el ámbito ético, preocupa la capacidad de la IA para reproducir la profundidad emocional y los matices culturales de las composiciones humanas, así como el posible impacto en la industria musical, que afectaría a los puestos de trabajo de compositores, productores y músicos. “Esto ocurre, de hecho, en cualquier sector creativo, incluidas, por ejemplo, las obras audiovisuales”, afirman los abogados.
Para Guto Farias, fundador y CEO de Web3Valley, la aceleradora de startups web3 de América Latina, el uso principal de la IA “todavía se centra en el ocio y la exploración dentro del entorno de los aficionados”.
“Sin embargo, en el ámbito profesional, se ha utilizado principalmente para componer letras de canciones, mejorar el audio – ya sea reduciendo el ruido o corrigiendo el tono – y desarrollar fragmentos musicales”.
Según Farias, la IA requiere la intervención humana para dirigir sus creaciones, lo que colma las expectativas de los compositores. “Actualmente, la mayoría de las IA todavía no tienen el alto rendimiento necesario para llevar a cabo todo el proceso creativo de forma independiente. Así que no es raro que la letra la componga una IA distinta de la que crea la melodía”, explica.
“Si una canción generada por IA tiene éxito comercial, ¿quién tiene derecho a los derechos de autoría? ¿Debería recompensarse a los programadores que desarrollaron y entrenaron la herramienta? Estas son sólo algunas de las muchas preguntas que surgen en este nuevo horizonte tecnológico y creativo”, dijo.
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El rol de las plataformas de streaming
Según Kujawski y Soares, las plataformas de streaming están implantando sistemas de curación y clasificación para distinguir la música de IA de otras formas de contenido musical, así como estableciendo políticas claras para informar a los usuarios de cuándo están escuchando música generada por IA.
También se están llevando a cabo negociaciones específicas de licencias para garantizar lo que sería una compensación justa para todas las partes implicadas.
Este ha sido el caso de Deezer, una de las mayores plataformas de streaming de audio del mundo, que lanzó hace casi un año, el pasado mes de junio, una herramienta en desarrollo llamada Radar para identificar cualquier distorsión en las canciones que pudiera señalar el uso de IA en su producción.
“En un mundo en el que la música generada por IA está despegando rápidamente, Deezer amplía su compromiso de ayudar a los artistas a monetizar mejor su música, luchar contra el fraude y crear una mejor experiencia de usuario para los fans”, dijo entonces la compañía francesa en un comunicado.
Las tags se utilizarán para mantener informados a artistas, sellos y usuarios sobre lo que es “real” o generado por IA en la plataforma, reducir la actividad fraudulenta y, en última instancia, desarrollar un modelo de remuneración que distinga entre los distintos tipos de creación musical.
“Los músicos llevan tiempo utilizando máquinas y programas informáticos como modelo generativo”, explicó a Bloomberg Línea Manuel Moussallam, director de investigación de Deezer.
“Los recientes avances en los modelos de generación de contenidos, que están abriendo oportunidades únicas para los artistas para explorar nuevos territorios musicales y para las plataformas digitales como Deezer para utilizar estas tecnologías para desarrollar nuevas herramientas para descubrir nueva música”, dijo.
No obstante, él señaló que “podemos enfrentarnos a una situación en el futuro en la que muchos de estos contenidos generados por estas herramientas se suban a la plataforma, socavando el trabajo (y desviando los ingresos) de los verdaderos artistas”.
“En Deezer, estamos decididos a no dejar que nuestro catálogo sea inundado y estamos dejando claro en nuestra política que no aceptaremos esto. Además, estamos cuestionando la forma en que se forma a estos modelos. Pueden utilizar material protegido por derechos de autoría y, si no se les acredita debidamente, esto equivale a un uso desleal de la creación artística”, afirma Moussallam.
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Para él, la clave de un desarrollo fructífero y justo es la transparencia en todos los nivelesde la cadena. “Los artistas deben ser conscientes siempre que se utilice su creación para la formación o la imitación. Los consumidores deben saber cuándo una pieza se ha creado con modelos generativos, en parte o en su totalidad”, afirma.
“Hasta ahora, no tenemos un indicador claro de que el contenido puramente generado se esté consumiendo ampliamente en la plataforma. Sin embargo, estamos trabajando en herramientas de detección que nos ayudarán a controlar las cosas en un futuro próximo”, dijo sobre el trabajo de investigación y desarrollo.
Aún no hay consenso sobre el mejor enfoque para abordar este problema, pero existe un amplio movimiento para frenar los posibles abusos y usos indebidos.
Universal Music Group (UMG), por ejemplo, ha intentado impedir que las empresas de IA accedan a material protegido por derechos de autoría, mientras que la Artists Rights Alliance (ARA) presiona para que se haga un uso responsable de la IA y se compense justamente a los artistas.
“UMG subrayó la importancia de proteger las voces de los artistas y la expresión creativa tras el incidente en el que una canción creada por IA imitaba de forma ultrarrealista las voces de Drake y The Weeknd, lo que llevó a UMG a ejercer sus derechos exclusivos de reproducción y retirar la canción de la plataforma”, dijeron Kujawski y Soares.
Geraldo Ramos, CEO de la startup de tecnología de IA para producción musical Moises, dijo que la capacidad de la IA para crear canciones que simulen a artistas conocidos podría afectar a la industria saturando el mercado con contenidos similares, lo que potencialmente disminuiría el valor de la innovación y la creatividad humana.
“Sin embargo, por otro lado, también podría abrir nuevas posibilidades para la experimentación musical y la colaboración entre humanos e IA”.
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Regulación de la IA en la producción musical
La regulación es vital para garantizar la protección de los derechos de los creadores humanos, según Kenneth Corrêa, profesor de MBA en Fundação Getúlio Vargas.
“Las leyes de derechos de autoría deben adaptarse para abarcar los matices de las creaciones asistidas por IA, delineando límites claros para el uso y la autoría”, dijo.
“Unas normas reguladoras firmes ayudan a definir cómo deben asignarse los derechos de autoría y protegen contra usos no autorizados de la tecnología, equilibrando la protección legal con el fomento de la innovación en las aplicaciones creativas de la IA en la industria musical”.
Según Corrêa, la discrepancia entre las legislaciones de distintos países, como entre Estados Unidos y Brasil, aporta una complejidad adicional al panorama internacional, que requiere “una atención meticulosa al cumplimiento en múltiples jurisdicciones”.
Para Kujawski y Soares, Brasil y otros países tendrán que reevaluar sus leyes de derechos de autoría para hacer frente a los retos introducidos por la IA.
La reciente ley Ensuring Likeness Voice and Image Security Act (ELVIS Act) del estado de Tennessee, que entrará en vigor en julio de 2024, prohibirá el uso de IA para imitar la voz de artistas.
La colaboración internacional será clave para armonizar las leyes de las distintas jurisdicciones y abordar los problemas éticos comunes. Entidades como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) tendrán un rol importante en este proceso, según los expertos.
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Para Silvio Andrade, director de BRQ Digital Solutions, “es importante subrayar que el valor de una obra está intrínsecamente ligado al artista y creador, más que a la obra en sí. Este aspecto es algo que la IA no podrá cumplir ni sustituir”.
Ramos afirma que, a pesar de las posibles limitaciones legales, se espera que el uso de la IA en la industria musical crezca gracias a los avances en algoritmos que permitirán soluciones aún más sofisticadas y personalizadas.
“La colaboración entre artistas humanos e IA podría ser cada vez más común, explorando nuevas formas de expresión musical. Madurarán nuevas normativas para abordar cuestiones éticas y jurídicas. La personalización de la música para adaptarla a los gustos y estados emocionales de los oyentes en tiempo real también es una tendencia prometedora”, afirmó.
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