Bloomberg — La inflación de Brasil se enfrió más de lo esperado, lo que brinda al banco central margen para mantener su ritmo actual de flexibilización en los próximos meses.
Los datos oficiales publicados el viernes mostraron un aumento de precios del 0,21% a principios de abril en comparación con el mes anterior, menos que todas las estimaciones en una encuesta de Bloomberg, cuya mediana de pronóstico fue del 0,29%. La inflación anual se situó en 3,77%.
Los responsables de la política monetaria han estado reduciendo los costos de endeudamiento y planean recortar la tasa clave en medio punto porcentual el próximo mes. Sus movimientos posteriores son menos claros. La inflación ha bajado significativamente desde su nivel máximo de dos dígitos en 2022, pero las presiones provenientes de Medio Oriente y los impulsores sorprendentemente fuertes del crecimiento interno, como las contrataciones, han generado preocupación de que los aumentos de precios puedan volver a acelerarse.
El banco central está tratando de desacelerar lo suficiente la economía como para llevar la tasa de inflación a su objetivo del 3%. Este esfuerzo se enfrenta a los planes del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien ha indicado cada vez más que aumentará el gasto gubernamental para impulsar el crecimiento.
Los inversores se han mostrado reacios a la perspectiva de un déficit presupuestario más amplio, lo que ha provocado una caída de la moneda de Brasil, el real, en las últimas semanas. Además, la Reserva Federal está luchando contra su propio episodio de inflación pegajosa y podría tener que retrasar el inicio de su flexibilización monetaria.
Juntas, estas presiones aumentan la probabilidad de que el banco central de Brasil tenga que mantener las tasas de interés más altas durante más tiempo. Ha reducido el Selic en tres puntos porcentuales hasta el 10,75% desde que comenzó su campaña de alivio en agosto pasado.
- Con la asistencia de Giovanna Serafim.
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