Bloomberg — La oferta pública de adquisición de US$8.500 millones de Tapestry Inc. (TPR) sobre su competidora Capri Holdings Ltd. (CPRI) está a punto de terminar.
La FTC (por sus siglas en inglés, Comisión Federal de Comercio de EE.UU.) presentó este lunes una demanda para impedir esta operación, aduciendo que incrementaría los precios de los bolsos en un mercado llamado de lujo asequible.
No obstante, el enfoque en una definición limitada del mercado global de bienes de lujo, valorado en US$385.000 millones, no tiene en cuenta el panorama más general de este sector. Esta industria se divide de manera progresiva entre los grandes grupos, liderados por LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton SE, y el resto.
Ante este panorama, los competidores de menor tamaño están obligados a fortalecerse para competir con los gigantes de la alta gama. De lo contrario, los compradores tendrían menos alternativas, no más, en el momento de escoger su siguiente bolso.
La FTC alega que Coach de Tapestry, Kate Spade y Michael Kors de Capri compiten cara a cara en precios, descuentos, promociones e innovación. También dice que el mercado en el que operan es distinto al de las marcas europeas, como Louis Vuitton y Gucci de Kering SA.
Pero cualquiera que piense que no hay competencia en bolsos nunca ha comprado uno. En medio de la tendencia de vestir “alto y bajo”, los consumidores exploran el espectro de precios, desde los minoristas premium, con Zara de Inditex SA moviéndose cada vez más hacia marcas de lujo, hasta las marcas de lujo europeas.
El favorito de la Generación Z de Coach, The Tabby (bolso), por ejemplo, sería una clara alternativa a los artículos más baratos de las gamas de este último. Y es en este segmento más asequible donde la competencia podría intensificarse, en lugar de disminuir.
El crecimiento se está desacelerando en Estados Unidos y China, lo que ha llevado a las marcas a reconectarse con clientes a los que habían descartado.
Podrían hacerlo con artículos más pequeños, como los minibolsos de Dior, o con otros más sencillos, como los accesorios de lona revestida de Louis Vuitton.
Es posible que encuentren otras formas de llegar a esta cohorte. Por ejemplo, LVMH ha logrado un cambio exitoso en Marc Jacobs, que estuvo a la deriva durante años. Sus bolsos Tote con muchos logotipos, que cuestan alrededor de US$200, representan una amenaza directa para Tapestry y Capri.
Esto subraya el poder de un puñado de actores cada vez más poderosos. Tapestry y Capri no son las únicas empresas independientes que buscan consolidarse. Valentino vendió el año pasado una participación del 30% a Kering y desde entonces ha aprovechado esta conexión para contratar al ex diseñador de Gucci, Alessandro Michele.
Las analistas de Bloomberg Intelligence Deborah Aitken y Jennifer Rie señalan que el grupo combinado superaría a LVMH en artículos de cuero de lujo estadounidenses, pero por poco.
Louis Vuitton, una marca que genera más de US$20.000 millones en ventas anuales, tiene una participación en artículos de cuero en Estados Unidos de más del 20%, estiman.
Tapestry y Capri han estado tratando de convertirse en la respuesta estadounidense a LVMH durante los últimos ocho años, pero aún están a la zaga de su crecimiento explosivo.
Tapestry ha revitalizado su marca insignia Coach, con campañas publicitarias efectivas, embajadores de alto perfil como Jennifer López y productos exitosos, como Tabby.
Pero Capri todavía tiene que lograr la misma hazaña en Michael Kors. Se beneficiaría del know-how (como hacer las cosas) de Tapestry, pero también del mayor poder financiero del grupo ampliado. De hecho, ambas empresas podrían aprovechar su escala para invertir en marketing, tiendas y talento.
Muchos inversores apuestan a que el acuerdo no se llevará a cabo. Las acciones de Capri se cotizan a unos US$19 por debajo del precio de oferta de US$57, el nivel más amplio desde que se anunció el acuerdo en agosto.
Si esto sucediera, ambas compañías se enfrentarían solas a una batalla contra las grandes del lujo. Tapestry estaría en la posición más fuerte. Capri parece más desafiada. Si se viera obligada a reformar su negocio, por ejemplo cerrando tiendas o reduciendo su gama de productos, los consumidores tendrían menos opciones.
Hay un precedente aquí en la fallida adquisición de Spirit Airlines Inc. (SAVE) por parte de JetBlue Airways Corp. (JBLU) por US$3.800 millones. No pudieron convencer a un juez federal de que necesitaban combinarse para desafiar a rivales más grandes, cancelando el acuerdo.
Desde entonces, ambos han tenido problemas, y JetBlue recientemente eliminó algunas rutas.
La FTC podría dar un ejemplo con Tapestry y Capri para demostrar que está defendiendo la elección. Pero si damos el gorila de cachemira al otro lado del charco, las carteras caras son el objetivo equivocado.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.
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