Bloomberg Línea — La volatilidad de los indicadores macroeconómicos, la exposición a la interrupción del negocio relacionada con el suministro o la viabilidad de la ruta comercial y las variables políticas son los factores más pronunciados en Latinoamérica a la hora de analizar el riesgo de los mercados en 2024, dijo a Bloomberg Línea el economista sénior da Allianz Trade, Luca Moneta.
Entre los países de Latinoamérica, la media es de B3 en la calificación de riesgo, aunque estará condicionada este año por factores como el crecimiento económico, inflación y tipos de cambio, señaló el ejecutivo de la compañía francesa de seguros de crédito.
Según el reporte de esa entidad, “el panorama general de las calificaciones se mantiene estable: las calificaciones sectoriales son en su mayoría de riesgo medio (45%) o sensible (42%) en todas las regiones, pero la dispersión general del riesgo es notable entre la región comparativamente más segura (Asia) y la más arriesgada (América Latina)”.
Entre las mayores economías de la región, solo Uruguay es considerado de bajo riesgo, un nivel que comparte con otros países como EE.UU. o Canadá.
En riesgo medio están mercados como Brasil, México, Chile, Colombia, Perú, Paraguay, Panamá, República Dominicana y Guatemala, compartiendo la calificación de B2.
Guyana está en el nivel de riesgo sensible, en medio del pulso con Venezuela por el territorio del Esequibo, rico en recursos naturales como el petróleo.
Y Argentina, Bolivia y Ecuador se encuentran entre los países más riesgosos debido a su situación fiscal y a su escasa liquidez, según los indicadores actualizados de Allianz Trade.
La clasificación se utiliza para dar una indicación del riesgo de que las empresas con sede en un país determinado puedan tener dificultades para cumplir sus obligaciones contractuales, la mayoría de las veces en relación con las condiciones de pago, por causas ajenas a la actuación de esta, indicó Moneta.
La clasificación consta de dos partes: la letra (la mejor es AA, la peor es D) y el número (de 1 a 4).
En la primera parte de la calificación, se indican las perspectivas a medio/largo plazo, basadas especialmente en un análisis de los riesgos macroeconómicos, políticos, medioambientales y operativos (lo que llamamos el entorno empresarial estructural).
Con la segunda parte, se indican las condiciones de liquidez que se esperan a corto plazo, basándose principalmente en el crecimiento económico neto de factores cíclicos o demográficos y en la liquidez en un sentido más restringido.
Globalmente, indica que los sectores de la energía y las materias primas están siendo los más afectados, en la medida en la que la caída de los precios de las materias primas afecta tanto a los ingresos como a los beneficios.
Por el contrario, “sectores como el financiero, el de consumo discrecional y el tecnológico están registrando un rendimiento superior, especialmente en EE.UU., impulsados por declaraciones optimistas de cara al futuro y un impulso de la deslocalización”.
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Las mejores perspectivas de Brasil
En el caso de Brasil, Allianz Trade ha elevado la calificación “debido a unas perspectivas económicas positivas, que siguen una trayectoria ascendente”, situándose ahora un escalón por encima de la media regional.
“Los avances en la reforma fiscal, ejemplificados por la reforma tributaria de 2023 y el futuro real digital en 2025, prometen reforzar las perspectivas empresariales del país, aunque seguimos vigilando este aspecto con atención, ya que sigue siendo vulnerable a desviaciones a lo largo del año”, expresó el economista sénior da Allianz Trade.
Además, dijo que la dinámica política “parece relativamente atenuada en comparación con anteriores períodos tumultuosos, lo que infunde una sensación de estabilidad propicia para el progreso económico.
Asimismo, “los incentivos ecológicos están atrayendo un volumen récord de inversión de los fabricantes mundiales de automóviles y deberían ayudar a la producción nacional a proseguir su recuperación”.
Las oportunidades y desafíos para México
En visión de Luca Moneta, “México se ha convertido en un ganador del nearshoring y el friend-shoring en la era de la desglobalización”, lo que es positivo en un entorno en el que los países buscan cada vez más socios comerciales cercanos geográfica y políticamente luego de enfrentarse a una serie de interrupciones de la cadena de suministro y a la intensificación de las tensiones geopolíticas.
México se ha convertido en el mayor proveedor de bienes y servicios de Estados Unidos, con un crecimiento especialmente expresivo de las importaciones de automóviles y piezas de recambio, indicó.
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No obstante, “en un año de gran tensión política, las preocupaciones en materia de seguridad, los cambios políticos y el futuro apoyo gubernamental a determinados sectores económicos, como el petróleo y el gas, podrían afectar a las perspectivas y la ventaja de los competidores regionales”.
Además, señaló que México, junto con Brasil, sigue sometido a escrutinio en el aspecto fiscal, ya que serán necesarias algunas reformas en 2025 para volver a situar al país en una senda sólida tras las medidas introducidas recientemente.
Las presiones que siguen en la economía colombiana
Sobre Colombia expresó que sigue enfrentándose a condiciones difíciles, con una inflación por encima del objetivo y un déficit fiscal previsto para 2024, debido a la escasez de ingresos prevista, que supera los recortes de gasto planeados.
Sin embargo, “las insolvencias en el país están disminuyendo y la deuda externa se ha reducido significativamente en comparación con 2019, aunque los vencimientos a corto plazo siguen siendo algo elevados en comparación con la cantidad de reservas de divisas fuertes”.
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