Bloomberg Línea — Si Latinoamérica quiere aprovechar la transición energética y explotar el potencial de sus minerales críticos debe pasar de ser una economía extractiva a desarrollar una industria que le permita procesar productos sofisticados, al mismo tiempo que diversifica su matriz más allá de las hidroeléctricas, atrae las inversiones necesarias y adopta las tecnologías clave para competir a la par global, dijo a Bloomberg Línea la responsable de energía del Banco Mundial (BM) para LatAm y el Caribe, Gabriela Elizondo.
Actualmente, según el Banco Mundial, se invierten US$66.000 millones anuales en Latinoamérica en infraestructura de bajo carbono. Sin embargo, para que la región logre sus metas de cero emisiones netas para el año 2060, se necesitaría una inversión de US$180.000 millones anuales en los próximos años.
“Uno de los retos que tenemos con los minerales es que tenemos que pasar de ser meramente extractivos, o tener una industria meramente extractiva, a pasar a tener una industria en la que refinamos”, manifestó en la entrevista la gerente de práctica del sector Energético para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
De lograrlo, Latinoamérica tiene un segundo reto que aún no logrado superar, que es cómo integrarse las cadenas de valor globales para aprovechar estos mercados.
Consideró que Latinoamérica, primero, debe atraer la inversión que necesita para “crear productos de alto valor”, lo que va a requerir de unas políticas de ciencia, tecnología y de investigación y de integrar al talento profesional.
“Creo que ya muchos países de Latinoamérica están empezando a tener sus estrategias un poco más sofisticadas. En litio, por ejemplo, en Chile ves una estrategia sofisticada y están empezando a tener proyectos de cómo pasar solamente de la extracción a la creación de algunos productos importantes”, recalcó.
Se refirió también al caso del hidrógeno verde, dado que considera que Latinoamérica puede aprovechar el momento y la ventaja comparativa en la adopción de energías renovables para invertir en el desarrollo de esta fuente y producirlo a un costo más competitivo a nivel global.
Se calcula que Latinoamérica posee un tercio de las reservas globales de litio, cobre y plata, que serán claves para que la transición energética se dé.
En el caso del cobre, la región contribuye con casi un 40% de la producción global, siendo Chile y Perú los mercados más relevantes. En litio, Latinoamérica tiene un 35% de las reservas mundiales, concentrándose en Argentina, Bolivia y Chile.
De acuerdo cifras entregadas por el Banco Mundial, la contribución de las energías renovables en la matriz de la región alcanzan el 61% y se espera que para el 2050 llegue al 80%, según los escenarios planteados por la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Los cuatro pilares de la descarbonización
El Banco Mundial dice que hay cuatro medidas macro de descarbonización que podría aplicar Latinoamérica para avanzar de forma más sólida en esta materia.
La primera consiste en hacer que la matriz eléctrica sea más limpia, seguida por la promoción de la eficiencia energética para reducir el consumo final de energía.
La tercera medida busca la electrificación de la industria y el transporte, mientras que la última se enfoca en hacer más limpios aquellos sectores que no puedan ser electrificados.
En este punto se refiere específicamente a aquellos que utilizan combustibles fósiles residuales (por ejemplo, usando hidrogeno verde o almacenando y capturando carbono).
Para medir el progreso en estas áreas, el BM utiliza un indicador denominado Regulatory Indicators for Sustainable Energy (RISE), el cual evalúa los marcos de política, legales y regulatorios y la planificación de cara a la descarbonización.
Entre los países más intensivos en el avance en este indicador se encuentran México, Brasil y Chile y más abajo Argentina y Colombia.
“Este índice analiza renovables, eficiencia energética y acceso a energía y mira todas las dimensiones en cada uno de estos tres. Mira, por ejemplo, la capacidad de los países para hacer planeación estratégica y estos mercados qué tanto han avanzado, por ejemplo, en términos de regulación, precios, subsidios, o sea, las mejores prácticas en todo lo que se necesita entregarse de renovables a la red”, comentó Elizondo.
El desafío por la alta dependencia a las hidroeléctricas
Latinoamérica tiene un importante desafío en cuanto a la diversificación de la matriz energética, dado que la mayor parte de la contribución en renovables la aportan las hidroeléctricas y estas están siendo presionadas por los choques climáticos y en especial por las sequías.
En el caso de un país como Colombia se tiene que el 70% de su electricidad es suministrada por energía hidroeléctrica, pero en medio de los efectos del fenómeno de El Niño el nivel de los embalses se ha visto presionado y ciudades como Bogotá han tenido que aplicar un racionamiento por zonas, recientemente anunciado por la Alcaldía.
Al respecto, Elizondo dijo que “Latinoamérica es muy dependiente de las plantas hidroeléctricas”, lo que sí puede representar un problema porque le deja vulnerable a los fenómenos de El Niño.
“Las sequías, por supuesto, te indican si vas a tener o no electricidad renovable o electricidad para el consumo y luego eso claro que impacta el costo marginal de corto plazo, lo que eventualmente afecta los precios al consumidor”, explicó.
El Banco Mundial identifica que el cambio climático está teniendo un efecto en la disponibilidad de las hidroeléctricas y que esto será más marcado en el largo plazo, por lo que sugiere que la región debe avanzar hacia un proceso diversificar y sobre todo sumar fuentes renovables porque “añadir plantas basadas en combustibles térmicos también tiene un problema, que es la volatilidad de los precios del petróleo”.
“Entonces, es complejo porque todavía hay potencial hidroeléctrico, pero al mismo tiempo no puedes solamente ser dependiente de las hidroeléctricas por el tema de El Niño y La Niña y por el cambio climático a largo plazo”, apuntó Elizondo.
El impacto de un bajo crecimiento económico impacta a países aún dependientes del petróleo
Elizondo expresó que en un entorno de bajo crecimiento económico para LatAm en 2024, se podrían evidenciar impactos negativos a la transición energética y las inversiones, por lo menos en la rapidez con la que se puede introducir la infraestructura de bajo carbono.
Según la ejecutiva, los fósiles aportan un poco más del 60% en la matriz de la energía primaria en la región, mientras que el promedio global es del 80%.
“Aunque somos una región con muchas renovables y bastante limpia en su matriz eléctrica, hay mucho que hacer para cumplir con los compromisos que tenemos de cero emisiones netas en las próximas décadas”, dijo.
Expresó que para cumplir con las metas climáticas propuestas, los países deben hacer mayores esfuerzos en electricidad, pero “en particular transmisión y distribución e infraestructura para evacuar los electrones verdes”.
Asimismo, consideró que es importante invertir en el desarrollo del hidrógeno y “en todo lo que sea necesario para que lo que no se puede electrificar en industria y en transporte tenga combustibles limpios”.
Las conclusiones de la Reunión de Ministros de Energía
Los ministros de Energía de la región se citaron en Punta Cana en marzo para la 6ta. Reunión de Ministros de Energía de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA( para discutir cómo hacer la transición hacia sistemas energéticos limpios, resilientes e inclusivos.
Durante la reunión, la responsable de energía del Banco Mundial dijo que los diferentes gobiernos confirmaron y recordaron los compromisos adquiridos, resaltando los logros alcanzados hasta el momento.
Destacó que muchos países de Latinoamérica han establecido índices de reducción de emisiones y han intensificado sus esfuerzos, incluso haciéndolos más ambiciosos.
Se observó un impulso significativo en la región hacia nuevas políticas y estrategias en diversos sectores, como el diseño de planes de hidrógeno y la fijación de metas ambiciosas en energías renovables, por lo menos en el papel.
Elizondo se refirió al progreso no solo en el sector eléctrico, en el que ya se ha alcanzado un alto nivel de penetración de energías renovables, sino también en otros sectores como el transporte y la industria, donde se está trabajando en la electrificación y en la adopción de tecnologías como el hidrógeno.
“Realmente hay un gran momentum en Latinoamérica, pese a que ya es una muy región muy limpia, se está avanzando rápido en todos los frentes”, remató.