Bloomberg — La alianza OPEP+ podría estar arriesgándose a repetir el escenario del año pasado de subida y caída del precio del petróleo.
Los precios del crudo Brent se dispararon por encima de los US$90 el barril el jueves y los analistas advirtieron una nueva subida hasta los US$100. El repunte se produjo después de que Arabia Saudí y sus socios señalaran que seguirán reduciendo la oferta a pesar de la fuerte demanda de combustible y el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas en el Medio Oriente.
Empieza a parecerse mucho a la narrativa del mercado de 2023.
El pasado mes de abril, el crudo cotizó en torno a los US$80, cuando la OPEP+ inició nuevos recortes de la oferta a pesar de la fuerte demanda de combustible y las tensiones geopolíticas por la invasión rusa de Ucrania. Los analistas predijeron una vuelta a los US$100 por barril, que casi se produjo unos meses después.
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Para la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los operadores alcistas de crudo, las cosas empezaron a torcerse poco después.
Los altos precios del petróleo desataron temores de “destrucción de la demanda” y avivaron una avalancha de suministros adicionales procedentes de Estados Unidos y de toda América. Las expectativas de escasez se convirtieron en superávit, reduciendo los futuros del Brent un 19% en el cuarto trimestre y obligando a la OPEP+ a anunciar nuevos recortes de la producción.
En la próxima reunión de la OPEP+, a principios de junio, se determinará si el mercado se comporta de la misma manera este año.
En la reunión del año pasado, el líder del grupo, Arabia Saudí, anunció un recorte adicional de 1 millón de barriles al día que describió como un “caramelo”, un regalo tanto para los productores de petróleo como para los operadores alcistas. La gran pregunta esta vez es si la OPEP+ podría decidir si es más seguro calmar el exceso de azúcar del mercado.
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