Bloomberg Línea — Taiwán (República de China) tiene toda la infraestructura de un país independiente, pero solo 11 de los 193 miembros de Naciones Unidas, incluyendo a Guatemala y Paraguay, lo reconocen como tal. La isla se ha gobernado independientemente de China continental, oficialmente la República Popular China (RPC), desde 1949.
Taiwán tiene muchas características de una nación, como su propio gobierno elegido democráticamente, una Constitución, un ejército, un servicio civil, un banco central, una guardia costera, una legislatura, un idioma, oficinas diplomáticas e incluso una composición étnica distinta de China.
El hogar de 23,9 millones de personas sigue siendo objeto de disputa con la República Popular China viendo a Taiwán como una provincia renegada, de la que promete eventualmente “unificarla”.
El estatus político de Taiwán se ha convertido en un problema más apremiante debido a los grandes cambios en los últimos 30 años, sostiene un artículo de Hong Kong Free Press.
De ser un Estado autoritario de partido único que pasó casi 40 años bajo la ley marcial que terminó en 1987, la isla comenzó un proceso de democratización que concluyó en la primera elección directa de presidente en 1996, convirtiéndose así en uno de los miembros más exitosos de las “democracias de la tercera ola”.
El cambio social ha seguido al cambio político en los últimos 30 años, y Taiwán se ha convertido en el primer lugar de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
¿Taiwán alguna vez perteneció a China?
De acuerdo con la organización Defending Taiwan, antes de principios del siglo XVII, no había un control chino de Taiwán, y mucho menos interés en él.
Cuando los representantes de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales llegaron a Taiwán en 1624, no encontraron rastro de ninguna administración de la dinastía Ming, que gobernó China desde 1368 hasta 1644.
Por más de 200 años, Taiwán fue gobernado como parte de la provincia de Fujian, por los gobernantes manchúes de Pekín. Pero bajo el gobierno Qing se registraron más de 100 rebeliones.
El próximo episodio vino cuando Japón ganó la guerra de 1894-95, y Taiwán se convirtió en una colonia japonesa por los siguientes 20 años. En la década de 1920, la isla se había convertido en una próspera colonia modelo con un buen sistema educativo y atención médica, pero con un gobierno estricto.
Durante las décadas de 1920 y 1930, cuando Mao Zedong y Chiang Kai-shek luchaban por la supremacía en China, ni los nacionalistas ni los comunistas se preocupaban mucho por Taiwán. De hecho, se dice que tanto Chiang como Mao han expresado su apoyo a la independencia de Taiwán, de Japón.
Sus respectivas posiciones comenzaron a cambiar en 1942-43, cuando en el período previo a la Conferencia de El Cairo de noviembre de 1943, Chiang comenzó a afirmar que Taiwán debía ser “devuelto a China”.
ara no quedarse atrás, los líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) hicieron declaraciones similares. Taiwán, por lo tanto, se convirtió en un peón en las narrativas rivales de los nacionalistas chinos y el PCCh.
El estatus formal de Taiwán se volvió nebuloso después de la rendición japonesa en agosto de 1945. Hasta 1949, Taiwán se consideró oficialmente ocupada por la República de China. Su estatus se determinaría más tarde, a través del tratado formal que pondría fin a la Segunda Guerra Mundial.
La expulsión de Taiwán de la ONU
Hasta hace un poco más de 60 años, la mayoría de las naciones mantenían relacione diplomáticas con Taiwán. Entonces, pocos gobiernos extranjeros reconocían a la República Popular China.
Los primeros en hacerlo fueron los países del bloque soviético y el Reino Unido (1950). Sin embargo, en la década de 1970, la cuestión de qué hacer con el asiento de “China” en la ONU se hizo cada vez más apremiante a medida que quedó muy claro que la República de China no regresaría a China, y que no era apropiado que el gobierno de Taipéi representara a mil millones de personas en Asia continental.
El catalizador del cambio llegó el 25 de octubre de 1971, cuando se aprobó la Resolución 2758 de 1971, “la Resolución sobre la Admisión de Pekín”, en la que se restauró los derechos de la República Popular China como “los únicos representantes legítimos de China ante las Naciones Unidas”, y por ende la Asamblea General de las Naciones Unidas expulsó a Taiwán, que había sido miembro desde la formación de la organización en 1945, momento en el que todavía gobernaba toda China.
El golpe final a una Taiwán cada vez más aislada llegó en 1979, cuando Estados Unidos, su socio más importante, rompió formalmente los lazos y reconoció a Pekín.
Sin embargo, esta decisión vino acompañada de la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 que permitió a Estados Unidos continuar con una relación informal y ventas militares, así como de otras legislaciones que han permitido un mayor contacto no oficial entre funcionarios estadounidenses y taiwaneses.
Desde que fue expulsado de la ONU, Taiwán ha podido participar en ocasiones como “observador” en la Organización Mundial de la Salud, pero esto suele depender de qué partido esté en el poder.
No le está permitido usar el nombre “Taiwán” o “República de China” en eventos internacionales como los Juegos Olímpicos, donde se usa “China Taipéi” para competir por separado. La Organización Mundial del Comercio utiliza el nombre de “Territorio Aduanero Separado de Taiwán, Penghu, Kinmen y Matsu”.
Bajo la política de “una sola China”, que considera a Taiwán una provincia rebelde pero parte inalienable de su territorio, China no acepta tener relaciones con gobiernos que reconozcan a la isla.
Con ello, el número de aliados diplomáticos de Taiwán se reduce a 11, dos ellos en Centroamérica con Guatemala y Belice. El resto son Paraguay, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suazilandia, Ciudad del Vaticano, Islas Marshall, Palaos y Tuvalu.