Bloomberg — Los políticos chilenos están clamando para convencer a la única siderúrgica del país de que anule su decisión de cerrar sus operaciones debido a la afluencia de aleaciones chinas baratas, poniendo a prueba la determinación de libre comercio de la nación.
El martes, la Cámara Baja del Congreso aprobó ocho resoluciones destinadas a instar al Presidente Gabriel Boric a defender la deficitaria industria siderúrgica. Esta semana, el ministro de Economía, Nicolás Grau, declaró ante una comisión del Senado que aún hay tiempo para buscar medidas antidumping más estrictas. También reiteró un llamamiento a las empresas mineras para que no se muestren “indiferentes” ante la crisis de la siderurgia.
El debate sigue al anuncio de Cap SA el mes pasado de cerrar sus molinos al considerar insuficientes las nuevas medidas antidumping.
Aunque Chile representa una fracción pequeña de una industria mundial del acero dominada por China, el caso pone a prueba las prioridades de la administración de Boric. Por un lado, elevar los aranceles al nivel del 25% de América del Norte y Europa ayudaría a mantener en funcionamiento los molinos, salvaguardando 20,000 empleos. Por otro lado, contrarrestaría una estrategia de libre comercio que ha ayudado a Chile a prosperar en términos relativos, además de arriesgar la ira de China, su principal socio comercial.
El dilema es compartido por otros productores de acero en la región como Brasil y Colombia, debido a un aumento de las importaciones baratas debido a la menor demanda nacional en China y años de aranceles comerciales prohibitivos en otros lugares.
Por supuesto, la fabricación de acero es una parte pequeña de las economías de la región. Pero se considera estratégico, dado que la aleación es esencial para la infraestructura y la fabricación.
El predicamento fue ejemplificado por un trabajador siderúrgico en protesta esta semana: "Presidente Boric, usted tiene un compromiso con el pueblo chileno, no con los chinos", dijo Jorge González a Radio Bio Bio.
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