Bloomberg — El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, se adentró en un territorio diplomático traicionero al declarar que dudaría en volar en un avión de Boeing Co. (BA) porque valora su vida.
“Ahora prefiero volar en Airbus a hacerlo en Boeing. Mi familia también se preocupa por mí”, dijo Le Maire en la conferencia Europa 2024 celebrada en Berlín el martes, dirigiéndose al CEO de Airbus SE, Guillaume Faury, que se encontraba entre el público.
Le Maire hizo este comentario improvisado mientras lamentaba lo que está frenando a Europa, diciendo que la región se ha convertido en una “gigantesca máquina de producir normas”. Destacó a Airbus como contraste positivo, felicitando a Faury por “seguir produciendo con diferencia los mejores aviones”.
“Prefiero la situación de Airbus a la de Boeing”, dijo Le Maire. El Estado francés es el mayor accionista individual de Airbus, con una participación de alrededor del 10,8%, justo por delante de Alemania.
Boeing no respondió inmediatamente a los comentarios de Le Maire, que provocaron risas y aplausos entre el público.
La polémica de Le Maire rompe con una norma no escrita en la aviación civil, según la cual un fabricante no se complace públicamente en las desgracias de la otra parte. Faury se apresuró a dejar las cosas claras cuando intervino en el mismo acto después de Le Maire, afirmando que “no se alegra de los problemas de mi competidor” y reiterando que los problemas de Boeing son un recordatorio para que todos sigan siendo humildes.
“La aviación atrae mucha atención sobre la seguridad”, dijo Faury. “Lo que yo pido es humildad, no complacencia”.
Boeing está en crisis desde que un avión casi nuevo perdió un gran panel del fuselaje durante el vuelo el 5 de enero. Aunque nadie resultó herido de gravedad en el accidente, el reventón ha puesto al fabricante estadounidense en el punto de mira de los reguladores, los funcionarios del gobierno y el público que vuela, con algunos pasajeros cada vez más nerviosos a la hora de embarcar en un Boeing 737 Max.
La Administración Federal de Aviación ha dado a Boeing un plazo de tres meses para demostrar que ha corregido sus procesos de fabricación, después de que no superara algunas auditorías de fábrica iniciadas por el regulador a raíz del accidente.
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