Bloomberg — La posibilidad de una hambruna se cierne sobre el norte de Gaza, ya que la mitad de la población de la zona se enfrenta ya a “niveles de crisis de inseguridad alimentaria o peores”, advirtió Naciones Unidas.
Alrededor de 1,1 millones de personas en Gaza -la mitad de la población- han agotado por completo sus reservas de alimentos y su capacidad para hacer frente a la situación y se enfrentan a una hambruna catastrófica, declaró el lunes el Programa Mundial de Alimentos en un comunicado. La desnutrición aguda en esta región devastada por la guerra era inferior al 1% antes de que estallaran los recientes combates entre Hamás e Israel.
“La gente de Gaza se está muriendo de hambre en estos momentos. La velocidad a la que esta crisis de hambre y malnutrición provocada por el hombre ha asolado Gaza es aterradora”, declaró la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain. “Queda una ventana muy pequeña para evitar una hambruna total y para ello necesitamos acceso inmediato y total al norte”.
Las fuerzas israelíes entraron por primera vez en Gaza en represalia por el ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre, en el que murieron 1.200 personas y más de 200 fueron tomadas como rehenes. Según el Ministerio de Sanidad del territorio gobernado por Hamás, más de 31.000 palestinos han muerto en el conflicto.
Estados Unidos y la Unión Europea consideran a Hamás un grupo terrorista.
El informe, respaldado por otras agencias de la ONU y grupos de ayuda internacional como UNICEF, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y el Banco Mundial, cita el sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria por Fases para contabilizar el número de personas que se enfrentan al “hambre catastrófica” y la inanición.
La escala de la CIF es un sistema mundialmente reconocido para clasificar los niveles de seguridad alimentaria de una población.
La hambruna -incluso en el norte de Gaza- puede atajarse si se permite a las agencias de ayuda el acceso para suministrar alimentos, agua, productos de nutrición, medicinas y servicios sanitarios y de salud, a escala, a toda la población civil, añade el informe. “Para que esto sea posible, es necesario un alto el fuego humanitario”.
El PMA calcula que incluso para atender las necesidades alimentarias básicas serán necesarios al menos 300 camiones diarios para entrar en Gaza y distribuir alimentos, especialmente en el norte. Desde principios de año, sólo ha logrado enviar nueve convoyes al norte. Las autoridades israelíes y de Hamás no han llegado a un acuerdo de alto el fuego, lo que dificulta aún más la llegada de ayuda a la zona.
Israel se enfrenta a una creciente presión mundial para que permita la entrada de más ayuda en la Franja de Gaza, y el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado al ejército estadounidense que establezca un puerto temporal en la costa para aliviar la crisis humanitaria.
El lunes, el responsable de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, y el comisario de Crisis, Janez Lenarcic, también calificaron el informe de “peor pronóstico posible para Gaza”.
“Más de 30.000 personas han muerto ya a causa del conflicto, gran parte de ellas niños, y la cifra de muertos podría aumentar rápidamente por inanición o enfermedades. Es absolutamente imperativo actuar ya”.
Israel afirma que sus propias evaluaciones sobre el terreno difieren de las de la ONU y que, aunque hay problemas importantes con la distribución de alimentos, no hay hambruna generalizada en ninguna parte de Gaza.
El coronel Elad Goren, que trabaja en la sección del ejército israelí dedicada a las necesidades civiles en Gaza y Cisjordania, declaró en una reunión informativa el jueves pasado: “En cuanto a la situación actual sobre el terreno, el acceso a los alimentos sigue siendo estable en el sur y el centro de la Franja de Gaza. También están llegando alimentos al norte. Sin embargo, nos gustaría ver más distribución allí”.
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