Los países ricos dejan atrás a los pobres y ponen en peligro la estabilidad mundial: ONU

El informe concluye que el desarrollo mundial ya no está en vías de alcanzar un nivel de progreso “muy alto” para 2030, fecha límite para cumplir los denominados objetivos de desarrollo sostenible

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Bloomberg — La medición del bienestar y la esperanza de vida de las personas ofrece nuevas pruebas de la creciente división entre países ricos y pobres, según las Naciones Unidas, que advirtieron de que el aumento de la desigualdad mundial puede avivar la polarización y el estancamiento.

Según un informe publicado el miércoles por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Índice de Desarrollo Mundial de la ONU, que mide 193 países -desde Suiza en la cima hasta Somalia en la cola-, alcanzó un récord el año pasado.

Pero el índice -una mezcla de renta nacional per cápita, educación y esperanza de vida- muestra que 20 años de reducción constante de las desigualdades entre naciones ricas y pobres se están invirtiendo.

El Covid-19, un número cada vez mayor de conflictos mundiales, incluidos los de Ucrania y Gaza, y las amenazas a la democracia se han convertido en “una bifurcación desafortunada y evitable” en el camino hacia el desarrollo, en lugar de un “retroceso efímero”, afirma el programa de la ONU en el informe.

Entre las 35 naciones menos desarrolladas -la mayoría del África subsahariana y oriental, así como Pakistán y Afganistán- sólo 17 han recuperado los niveles anteriores a la pandemia. Mientras tanto, los 38 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -un grupo de países ricos e industrializados- lo han superado.

“Lo que nos ha sorprendido no es tanto que el mundo se esté recuperando”, declaró en una entrevista Achim Steiner, responsable del programa. “Lo que nos ha sorprendido es que, en su forma más simple, el repunte es parcial. Es incompleto y desigual”.

El informe también concluye que el desarrollo mundial ya no está en vías de alcanzar un nivel de progreso “muy alto” para 2030, fecha límite para cumplir los denominados objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la ONU en 2015.

Entrelazados con el aumento de la desigualdad, según el informe, están los crecientes niveles de tristeza, estrés y preocupación declarados, un retroceso con respecto a hace tan solo unos años, cuando “el bienestar nunca había sido mayor, y la pobreza nunca menor”.

Un lastre para la acción internacional a la hora de abordar cuestiones como el cambio climático y la pobreza es lo que el programa de la ONU denomina “paradoja de la democracia”: mientras que el 90% de los encuestados a nivel mundial apoya la democracia, más de la mitad apoya a líderes que corren el riesgo de socavarla en la práctica.

“El populismo se ha convertido en una válvula de presión inútil”, afirma en el informe. “El resultado es que las instituciones no están cumpliendo”.

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