Bloomberg Línea — La heredera de la moda y la cosmética, Françoise Bettencourt Meyers, de 70 años, se convirtió en diciembre de 2023 en la primera mujer en amasar una fortuna de US$100.000 millones.
Si bien, al 14 de marzo su patrimonio bajó a US$98.900 millones, es decir una caída de 1,2% en lo que va de 2023, el índice de multimillonarios de Bloomberg, ubica a la empresaria francesa en la posición 13 de las personas más ricas del mundo, que encabeza Bernard Arnault, por encima de Jeff Bezos y Elon Musk.
Bettencourt Meyers controla un tercio de L’Oreal, el mayor fabricante de cosméticos del mundo y es presidenta del holding que ostenta la participación familiar atribuida a su madre, la socialité y empresaria Liliane Bettencourt, quien al momento de su muerte a los 94 en 2017 era la mujer más rica y la 14ª persona más rica del mundo, con un patrimonio neto de US$44.300 millones.
La riqueza de Bettencourt Meyers ha dado saltos en meses pasados al mismo ritmo que las acciones de L’Oréal SA, el imperio de productos de belleza fundado por su abuelo, Eugène Schueller, subieran a un récord, con las acciones consolidando en 2023 su mejor año desde 1998.
Pese a las ganancias, la fortuna de Bettencourt Meyers sigue siendo significativamente menor que la de su compatriota francés Bernard Arnault, fundador del proveedor de artículos de lujo LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE, con un patrimonio neto de US$204.000 millones.
Aún así, Bettencourt Meyers lleva alrededor de cuatro años de ser la mujer más rica del mundo desde que superara a la socialité estadounidense Julia Flesher Koch, con una fortuna de US$59.000 millones.
¿Quién es Françoise Bettencourt-Meyers?
Nació el 10 de julio de 1953 en Neuilly-sur-Seine, Francia, siendo la hija única del político francés André Bettencourt y de la heredera Liliane Bettencourt.
Educada en el catolicismo, se convirtió al judaísmo cuando en 1984 se casó con Jean-Pierre Meyers, director ejecutivo de Téthys, holding de la familia Bettencourt-Meyers.
En la actualidad, es la vicepresidenta de L’Oréal, la compañía que su abuelo, Eugene Schueller, fundó en 1909 para producir y vender un tinte para el cabello que había desarrollado. Sus hijos, Jean-Victor Meyers y Nicolas Meyers también son ejecutivos de la empresa francesa de cuidado personal.
Bettencourt Meyers mantiene su vida en privado. Sin embargo, la polémica relación con su madre acaparó la atención de la prensa. Una batalla legal en los años 90 pasó de ser una disputa familiar a un escándalo político que se centró en si la madre era apta para administrar la riqueza de la familia.
El drama fue objeto de la miniserie de tres capítulos que Netflix lanzó en 2023, L’Affaire Bettencourt, que relata la saga que presentaba grabaciones secretas hechas por un mayordomo.
Además de su faceta como mujer de negocios, Bettencourt Meyers ha escrito libros sobre mitología griega y relaciones judeo-cristianas. Con su madre, fundó la Fundación Bettencourt Schueller en 1987, que dona a la investigación científica, las causas humanitarias y las artes.
La familia Bettencourt Meyers donó US$200 millones a la reconstrucción de la catedral de Notre Dame de París, tras el incendio en la tarde del 15 de abril de 2019 en el tejado del edificio.
El crecimiento de L’Oréal
L’Oréal creció rápidamente en la década previa a la pandemia, pero se vio afectada durante la crisis sanitaria, cuando las personas encerradas usaban menos maquillaje.
A eso le siguió un rápido repunte a medida que los consumidores derrocharon en artículos de lujo, lo que hizo que las acciones subieran un 35% en 2023.
Las acciones de la compañía podrían subir otro 12% durante 2024, ya que su diversidad geográfica y de productos muestra resiliencia, según el analista de Consumer Edge Research, Brett Cooper.
Bettencourt Meyers también preside el holding de su familia, Téthys, que tiene la participación en L’Oréal.
En 2016, junto con su esposo, crearon la filial Téthys Invest SAS, que recientemente adquirió una participación en el corredor de seguros francés April Group. En 2022, compró la marca de moda Sezane, de una década de antigüedad, y también invirtió en el operador francés de hospitales privados Elsan.