Bloomberg — Haití declaró el estado de emergencia e impuso un toque de queda nocturno después de que pandillas fuertemente armadas allanaron las dos prisiones más grandes del país durante el fin de semana y la violencia se apoderó de la capital.
La oficina del primer ministro dijo que los “actos criminales cada vez más violentos” en Puerto Príncipe, incluidos secuestros, asesinatos y saqueos de propiedad pública, requirieron un toque de queda de las 18:00 a las 5:00 que se extenderá hasta el miércoles, según un comunicado el domingo por la noche.
El ministro de Finanzas, Patrick Boivert, quien se desempeña como primer ministro interino y firmó la declaración, dijo que la policía usaría “todos los medios legales” para hacer cumplir el toque de queda.
El decreto de emergencia se produjo inmediatamente después de un fin de semana violento que marcó un nuevo mínimo para Haití. El sábado, las pandillas invadieron las dos principales prisiones del país, matando e hiriendo a policías y permitiendo “la fuga de presos peligrosos”, dijo el gobierno. Juntas, las dos prisiones albergaban a más de 5.000 presos.
El jueves, disparos cerca del principal aeropuerto de la capital dañaron algunos aviones y provocaron la cancelación de algunos vuelos internacionales. El estadio nacional de fútbol también fue atacado. Al menos nueve personas han muerto desde el jueves, cuatro de ellas policías.
La reciente violencia subraya el fracaso de Estados Unidos y sus aliados para mantener a Haití estable después de proporcionar más de 5.500 millones de dólares a la nación desde el terremoto de 2010.
Otro esfuerzo internacional está en marcha, ya que Kenia dijo que está preparada para liderar una fuerza de seguridad multinacional respaldada por la ONU en la atribulada nación caribeña. Junto con las fuerzas policiales kenianas, Benín, Jamaica y las Bahamas han ofrecido enviar tropas. Pero el esfuerzo, que cuenta con una promesa de 200 millones de dólares de Estados Unidos, ya ha estado plagado de desacuerdos, tibias contribuciones y retrasos.
Si bien Haití ha lidiado con la violencia política y de pandillas durante años, la situación se ha deteriorado drásticamente desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021. Las elecciones deberían haberse celebrado hace mucho tiempo y ha habido cada vez más llamamientos para que el primer ministro Ariel Henry renuncie.
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