Bloomberg — La economía de Brasil se estancó en el cuarto trimestre de 2023, poniendo fin a un año de crecimiento sólido de manera decepcionante y presagiando los desafíos que enfrenta el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los datos oficiales publicados este viernes mostraron que el Producto Interno Bruto se mantuvo sin cambios en el período de octubre a diciembre en comparación con el trimestre anterior, por debajo del pronóstico mediano del 0,1% de los analistas encuestados por Bloomberg. El PIB de Brasil se expandió un 2.9% en todo el año 2023.
La expansión de 2023 se debió en gran parte a la llamada supercosecha -cultivos récord de maíz y soja-, que impulsó el crecimiento en esta nación rica en recursos a pesar de los elevados costes de endeudamiento. La rigidez del mercado laboral y las ayudas públicas, que aumentaron desde que Lula volvió al poder el pasado enero, también impulsaron el consumo.
El efecto combinado dio como resultado unos resultados mucho mejores de lo que los economistas habían previsto a principios de año, y con ello mejoró la suerte política del presidente.
El izquierdista de 78 años apostó su mandato por ayudar a los pobres y mejorar sus condiciones de vida. Esta agenda se hace más difícil ahora que parece inminente una desaceleración en la mayor economía de América Latina.
Las desfavorables condiciones meteorológicas provocadas por El Niño ya están afectando al sector agrícola brasileño. Y el Banco Central se ha comprometido a bajar gradualmente el tipo de interés oficial, actualmente en el 11,25%, en medio de las persistentes presiones sobre los precios.
En los círculos financieros crece la preocupación por la posibilidad de que Lula intente compensar la caída del crecimiento con un mayor gasto público, a pesar del limitado margen de maniobra presupuestario.
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