Bogotá — Según la más reciente encuesta a inversores institucionales desarrollada por Natixis IM, la mayoría de los gestores de fondos cree que la Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta de análisis de datos.
Sin embargo, el 35 % de los encuestados tiene preocupaciones sobre los peligros que esta puede desencadenar. He aquí tres observaciones que el equipo de Thematics sacó de esta encuesta:
1. La Inteligencia Artificial debe ser regulada
Dados los riesgos y amenazas que la IA supone para nuestras vidas, es necesario regularla.
Al menos, eso es lo que piensa Luc Julia, director científico de Renault, cocreador de Siri y autor de “L’intelligence artificielle n’existe pas” (2019).
Sin embargo, agregó Julia; “no es buena ni mala en sí misma. Todo es cuestión de cómo lo usamos: hay que usarlo sabiamente. El reconocimiento facial, por ejemplo, puede ser utilizado para una autenticación fuerte por un banco, o por una dictadura para controlar a su población, necesitamos regular con discernimiento, para no restringir la innovación innecesariamente”.
2. Al delegar la toma de decisiones a la máquina, se corre el riesgo de convertirse en una
Los seres humanos se distinguen de las máquinas por su autonomía cognitiva, su capacidad para emitir juicios y tomar decisiones. El libre albedrío es la base de las sociedades liberales.
Sin embargo, para Gaspard Koenig -filósofo político, columnista de Les Echos- delegar la toma de decisiones a las máquinas es atrofiar la capacidad del ser humano de decidir y renunciar de facto de la libertad.
“La capacidad de pensamiento y la capacidad de argumentar no deben ser abandonados a una máquina, especialmente porque la IA puede ser mal utilizada para influir en nosotros a través de técnicas de empujón, basadas en el principio de que el hombre no es autónomo en su toma de decisiones. El hombre debe mantener un ojo crítico sobre la tecnología y evitar la tecno-bienaventuranza”, agregó Koenig.
3. El gobierno debe lanzar iniciativas para apoyar las empresas de tecnología
El factor limitante para el crecimiento de las empresas tecnológicas es el capital. Al no poder encontrar una financiación adecuada, las empresas tecnológicas de tamaño modesto optan por una oferta pública inicial, a veces prematuramente o por una venta a un competidor.
Mejorar la financiación y el apoyo a las empresas emergentes significa promover el empleo, y fomentar la innovación.
En Estados Unidos, entre un tercio y la mitad de los puestos de trabajo son generados directa e indirectamente por el sector tecnológico. La recaudación de fondos de hoy es el trabajo de mañana y concierne a todo el aparato productivo.