Guyana tiene prisa por diversificarse más allá del petróleo

La élite del país se ha enfrentado a una pregunta tras otra sobre cómo evitar la maldición del petróleo mientras su abundancia fomenta la corrupción y la desigualdad

Guyanese Economy Grows At The Fastest Clip In The World
Por Kevin Crowley
21 de febrero, 2024 | 01:06 PM

Bloomberg — Para sorpresa de todos, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, tuvo poco que decir sobre el petróleo en una conferencia sobre el recurso natural realizada esta semana en el país, que está en vías de duplicar la producción de crudo dentro de unos pocos años.

En cambio, el líder de 43 años aprovechó el evento realizado en la capital, Georgetown, para hablar sobre el gas natural, la agricultura, el transporte marítimo y la manufactura: todos los medios con los que su nación intentará dejar de depender del crudo y su embriagador flujo de ingresos en los próximos años.

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Desde que Exxon Mobil Corp. (XOM) descubrió grandes cantidades de oro negro bajo las aguas de Guyana hace nueve años, la élite del país se ha enfrentado a una pregunta tras otra sobre cómo evitar la maldición del petróleo mientras su abundancia fomenta la corrupción y la desigualdad.

Los próximos tres años pondrán a prueba a la nación. Ya están surgiendo edificios por todo Georgetown, se están añadiendo vuelos en el aeropuerto y los coches nuevos están obstruyendo las carreteras. Los lugareños se quejan del aumento del costo de los artículos de uso cotidiano.

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El país de solo 800.000 habitantes pronto bombeará 1,2 millones de barriles de petróleo por día a medida que Exxon aumente la producción, lo que aportará miles de millones de dólares a las arcas del Gobierno, al que no le faltan ideas sobre cómo gastarlo.

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Este año, el Gobierno planea canalizar casi US$2.000 millones hacia la construcción de carreteras, puentes y hospitales, y hacia el sector agrícola. Otros US$1.900 millones se destinarán al desarrollo de recursos de gas para ayudar a poner fin a los apagones habituales, reducir los costos de la electricidad y ampliar la fabricación de todo, desde fertilizantes hasta aluminio.

“Nada de esto puede suceder si no hacemos la inversión ahora”, dijo el presidente.

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La prisa de Ali se produce antes de las elecciones del próximo año. Pero también está muy consciente del precedente histórico: países desde África occidental hasta Medio Oriente demuestran lo adictivo que puede llegar a ser el dinero proveniente del petróleo si la diversificación no se produce con la suficiente rapidez.

Y con la mirada puesta en la retórica amenazante del presidente venezolano, Nicolás Maduro, —que reclama una porción considerable de tierra y aguas del Atlántico de Guyana— una mayor influencia económica solo puede ser beneficiosa.

El presidente, con razón, es un hombre con prisa.

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