Bloomberg Línea — En la actualidad, América Latina tiene cerca de 50 millones de personas con 65 años de edad o más, y se estima que para 2065 esta población llegue a las 200 millones de personas, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
A nivel global el panorama es similar: para 2050, la población mundial de personas de 60 años o más podría alcanzar los 2.100 millones, presionando los sistemas de salud y de pensiones, y retando al mercado laboral.
Es así como en un escenario de una expectativa de vida más larga y con menores tasas de natalidad, América Latina y el mundo deben plantearse nuevos marcos para que las personas lleven “vidas resilientes, equitativas y sostenibles”, de acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
Los esfuerzos, que atraviesan una serie de principios holísticos planteados por el WEF, giran alrededor de los sistemas de pensión y jubilación, que se consolidan como la base de la para que las generaciones más longevas tengan un futuro financieramente sostenible.
Pensiones, una pilar de la economía de la longevidad
Para la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), los sistemas de pensiones contributivos de reparto y los programas no contributivos de pensiones (pensiones sociales, instauradas para poder aliviar la pobreza en la vejez), serán el principal gasto público de América Latina hacia 2065, señaló al ser consultada por Bloomberg Línea.
Sin embargo, pensionarse puede no ser suficiente para garantizar la sostenibilidad financiera de las generaciones más viejas en un futuro. El “OECD Pensions at a Glance 2023″, destaca que un trabajador que gana un salario promedio recibe del sistema de pensión obligatorio (público y privado) una pensión neta (después del pago de impuestos) que representa un 61,4% del salario. Esta es la razón por la que muchos de los trabajadores van a necesitar pensiones complementarias a las que entregan los sistemas de seguridad social.
“Por lo tanto, es de gran importancia que las empresas y la sociedad en general reconozcan el valor de los trabajadores mayores (economía plateada) y hagan ajustes para acomodar y aprovechar sus habilidades y experiencia. Esto puede incluir políticas como ofrecer horarios de trabajo flexibles, proporcionar capacitación continua y hacer ajustes en el entorno de trabajo para acomodar las necesidades físicas de los trabajadores mayores”, respondió la FIAP.
¿Incrementar la edad de jubilación?
El WEF señala que enfrentar la longevidad es una “tarea difícil” y señala que esto parte de que cada país tiene un sistema único de pensiones y jubilaciones, así como cada nación tiene una variedad de edades de jubilación, “tan tempranas como 57 años en algunos países”.
Por esta razón, como desafíos y oportunidades para enfrentar el envejecimiento de la población en la región, se tienen en cuenta los efectos de una fuerza laboral más pequeña, buscando no solo pensiones adecuadas, sino extender su vigencia en el mercado laboral, mientras ahorran e invierten su dinero.
Es allí donde la FIAP incluye el incremento de la edad de jubilación, pues mientras la proporción de trabajadores activos por pensionista disminuya, lo que se recaudará por concepto de cotizaciones será cada vez menor para financiar un monto total de prestaciones que es cada vez más elevado. Y a esto se suma que hay una tendencia de mayor recurrencia de la informalidad y trabajos de la economía Gig, en donde por lo general no se contribuye para la seguridad social.
“En los sistemas de pensiones basados en el reparto, es indispensable realizar importantes ajustes paramétricos (como en la edad de jubilación legal y/o en la tasa de cotización), para mejorar su balance financiero y aliviar la carga fiscal. En tanto, en los sistemas basados en el ahorro (capitalización individual), los ajustes graduales de dichos parámetros son necesarios para asegurar la suficiencia de los montos de pensión ante los aumentos de las expectativas de vida y las tendencias económicas y financieras”, indicó la Federación.
Así mismo, se señaló que hace necesario que las edades legales de jubilación se vayan incrementando en forma gradual, idealmente a través de un proceso automático, que las vincule frente a los aumentos en las expectativas de vida.
En la actualidad, siete países ajustan la edad de jubilación legal conforme a los cambios en las expectativas de vida (Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Italia, Países Bajos y Portugal). “Creemos que el camino a seguir en América Latina, tanto en los sistemas de reparto como en los de ahorro, debe considerar una política pública de este tipo”, partiendo primero por la edad de jubilación de las mujeres, “que están en promedio muy por debajo de las edades legales de jubilación de los hombres”, lo que les genera una gran brecha de pensión con respecto a sus pares masculinos.
Una reducción de las pensiones que se pueden financiar con los mismos saldos acumulados, por lo que si no se ajustan los parámetros clave que determinan las pensiones (como las edades de pensión y/o tasas de cotización), disminuyen automáticamente los beneficios obtenidos por los afiliados
Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP)
¿Cómo puede LatAm enfrentar el envejecimiento?
El envejecimiento poblacional es el proceso por el cual se denomina el aumento sostenido de la proporción de personas mayores en relación con la población total.
“El camino ya trazado hasta el 2020 seguirá su curso y, con mayor o menor velocidad dependiendo de la evolución de la fecundidad y mortalidad, llevará a la población de 60 años y más a representar casi el 30% de la población total en el 2060 y a acercarse al 40% en los escenarios de muy largo plazo (hacia el 2100)”, indicó la Organización Panamericana de la Salud en un informe de 2023, en el que también se estimó que para 2030, habrá más personas mayores de 60 años que menores de 15 años en América Latina.
Es así como el WEF, en un informe construido por Mercer, presentó algunos principios holísticos para que empresas, gobiernos y sociedades garanticen la resiliencia financiera de todas las generaciones:
- Garantizar la resiliencia financiera en todos los acontecimientos clave de la vida.
- Proporcionar acceso universal a una educación financiera imparcial.
- Priorizar el envejecimiento saludable como base de la economía de la longevidad.
- Desarrollar los empleos y el desarrollo de habilidades a lo largo de toda la vida para una fuerza laboral multigeneracional.
- Diseñar sistemas y entornos para la conexión y el propósito social.
- Abordar intencionalmente las desigualdades en longevidad, incluso entre género, raza y clase.
Un mercado laboral desarrollado es vital para una sostenibilidad financiera multigeneracional, pues los datos encontrados por Mercer demostraron que hasta un 25% de las personas de 55 años o más desean trabajar en la vejez, pero enfrentan barreras para encontrar oportunidades.
Entre tanto, la educación financiera imparcial debe seguir en construcción, pues se considera que el acceso a estos conocimientos, que es limitado, contribuye a las desigualdades de riqueza, fuertemente correlacionadas con las desigualdades en la esperanza de vida.
La OCDE publicó de manera reciente su ‘Encuesta Internacional 2023 sobre educación financiera de adultos’, encontrando que a nivel global solo el 34% de los adultos alcanzó el puntaje mínimo objetivo en educación financiera (70 de 100 puntos).
