Brasil y la UE trabajan en objetivos climáticos más ambiciosos de cara a la COP30

Los países emergentes afectados desproporcionalmente por fenómenos climáticos extremos tienen una menor capacidad para implementar planes, ya que dependen de financiación

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Bloomberg — Brasil y la Unión Europea (UE) están desarrollando planes para reducir las emisiones más exigentes de cara a las negociaciones sobre el clima del 2025, con el objetivo de alentar a otros estados a ser más ambiciosos, afirmó Marina Silva, ministra brasileña de Medio Ambiente.

El gigante de América del Sur acogerá en el próximo año la cumbre sobre el clima auspiciada por las Naciones Unidas (ONU), conocida como COP30, durante la cual está programado que las naciones del mundo muestren sus planes actualizados en materia de cambio climático.

“Brasil realizará y se está esforzando por plantear su objetivo para reducir [las emisiones] con mucha antelación para liderar con el ejemplo y alentar a otros estados a fijarse metas más ambiciosas”, explicó Silva durante una entrevista en el marco del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) de Davos, Suiza. “La COP30 nos brinda una enorme oportunidad para hacer que nuestras ambiciones estén en consonancia con el objetivo de 1,5°C”.

La ministra Silva indicó que Brasil está preparando nuevos objetivos y que el comisionado para el clima de la Unión Europea, Wopke Hoekstra, le comunicó durante una reunión en Davos que su bloque estaba haciendo lo propio.

Las emisiones de gases de efecto invernadero deben disminuir significativamente en esta década y hasta 2050 para evitar que las temperaturas globales aumenten más de 1,5°C para finales de siglo. El año pasado fue el más caluroso jamás registrado, con temperaturas promedio 1,46°C más altas que en la época preindustrial. La tendencia al calentamiento continuará, y se espera que las temperaturas aumenten hasta 2,8°C este siglo si se implementan los planes climáticos actuales.

Pero la capacidad de los países para implementar sus planes depende del acceso a la financiación, afirmó Silva. Los países en desarrollo se ven afectados desproporcionadamente por los fenómenos extremos agravados por el cambio climático y tienen mayores costos de capital para financiar la recuperación de los desastres. La cumbre climática de este año, que tendrá lugar en Bakú, Azerbaiyán, en noviembre, se centrará en establecer un nuevo objetivo de financiación climática para los próximos años.

“Los objetivos ambiciosos necesitan medios de implementación igualmente ambiciosos”, dijo Silva. “Eso debe surgir de la COP29″.

Si bien Brasil busca elevar su perfil como líder climático, esta imagen está en desacuerdo con su plan para aumentar la producción de petróleo. El país se sumó a la carta de cooperación de la alianza petrolera OPEP+ , y la empresa estatal Petrobras anunció un presupuesto quinquenal de US$102.000 millones para el período 2024-2028 que incluye inversiones en nuevos proyectos de exploración y refinerías, así como en energías renovables e hidrógeno limpio.

Silva sugirió que la transición más verde de Brasil es complicada y dijo que el debate sobre la acción climática se produce en medio de una crisis energética global. “Los países productores y consumidores de combustibles fósiles necesitan acelerar la transición para abandonar los combustibles fósiles y, al mismo tiempo, acelerar las energías renovables”, dijo, citando el discurso del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la COP28 el mes pasado.

Un compromiso en este sentido firmado en la cumbre de Dubai se basó en la ciencia, afirmó Silva. Su declaración siguió a un discurso la semana pasada del ministro de Energía de Arabia Saudita, Abdulaziz bin Salman, quien dijo que el lenguaje del acuerdo sugiere que estos elementos son “opciones” y no requisitos que deben cumplir los signatarios.

“La principal causa del cambio climático es el uso de carbón, petróleo y gas”, afirmó. “Eso no es un tema de interpretación”.

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