El verano pasado, cuando Lionel Messi anunciaba su incorporación al Inter de Miami, los directivos del fútbol de Estados Unidos confiaban en que su atractivo y su talento hicieran aumentar el número de aficionados y los dividendos de la Major League Soccer (MLS). Los aficionados esperaban, por su parte, que su prestigio sedujera a la liga a más talentos de talla mundial.
Pensaron que si la Major League Soccer era lo bastante buena para la megaestrella de Argentina, reforzada por su recién adquirida medalla de campeón de la Copa Mundial de la FIFA, sin duda también lo era para los demás grandes del deporte rey europeo, latinoamericano y africano. Esto contribuiría a subir el listón en la MLS, permitiría a los futbolistas de Estados Unidos familiarizarse con un fútbol de mejor calidad y, con el tiempo, redundaría en beneficio de la selección masculina estadounidense.
Sin duda, Messi, que ha sido nombrado una vez más mejor jugador mundial esta semana, cumplió con la primera parte del acuerdo. Desde su llegada, la liga ha obtenido grandes beneficios con la venta de entradas, acuerdos de televisión y patrocinios, mientras que Apple se ha declarado más que complacida con el crecimiento del número de televidentes. El equipo de la ciudad de Miami ha obtenido enormes beneficios, con unos precios de las entradas que en ocasiones han competido con los de Taylor Swift, y su camiseta de color rosa es el artículo deportivo más deseado del planeta. Además, casi por casualidad, le ha dado al equipo su primer trofeo.
En febrero, cuando se inicie la nueva temporada de fútbol, habrá más “Messi-ganancias”. Las entradas para el Inter de Miami ya se agotaron, y no parece que el apetito de los seguidores de Messi vaya a desaparecer en breve. La MLS también puede esperar importantes cheques de sus patrocinadores.
Pero la estampida de estrellas hacia la MLS inspirada por Messi no se ha materializado. Los jugadores extranjeros más destacados que siguieron al argentino a Estados Unidos (y al Inter Miami) son Sergio Busquets, Jordi Alba y Luis Suárez, todos los cuales jugaron con él en el FC Barcelona. El cuarteto tiene otra cosa en común: todos ya pasaron su mejor momento. Suárez tiene casi 37 años, Messi 36, Busquets 35 y Alba 34.
Aun así, el Inter Miami es el favorito para retener la Copa MLS. De hecho, Suárez cree que el equipo puede aspirar a ganar los cuatro trofeos en la contienda para la nueva temporada.
La MLS no necesitaba a Messi para atraer a grandes figuras envejecidas en busca de un último día de pago antes de retirarse. Ese camino ya lo habían abierto antes de su llegada a Miami jugadores como Giorgio Chiellini , la leyenda defensiva italiana, y Gareth Bale, el veloz delantero galés. La liga no aspira a ser el santuario preeminente del fútbol para estrellas obsoletas, y tampoco es que pueda rivalizar de manera realista con la Liga Pro saudita, que gasta mucho dinero, por esa dudosa distinción.
Pero ningún otro equipo de la MLS ha podido atraer estrellas de talla comparable a Messi y sus mejores amigos del Barcelona. El dúo italiano del Toronto FC formado por Lorenzo Insigne y Federico Bernardeschi tiene una potencia considerablemente menor; y, con 32 y 29 años, respectivamente, no son tan veteranos. Pero se dice que ambos ya están buscando regresar a Europa.
La perspectiva de poner a prueba sus habilidades junto o contra Messi tampoco impide que los jóvenes jugadores estadounidenses más talentosos busquen un escape a Europa o traigan a casa a jugadores que ya ejercen su oficio en el extranjero . La conclusión es que la mayoría de los jugadores estrella quieren jugar en competiciones acordes con su talento, y la MLS, incluso con Messi, simplemente no está en esa liga.
Si la MLS quiere competir por los mejores talentos, y no sólo por los más veteranos, necesitará aprovechar la bonanza que ha generado con la llegada de Messi e invertirla en elevar el nivel del fútbol estadounidense. Un buen punto de partida sería trabajar con US Soccer, que gobierna este deporte en Estados Unidos, para mejorar la calidad del entrenamiento a nivel juvenil. Importar algunos entrenadores extranjeros ayudaría, y la edad y la experiencia podrían incluso ser una ventaja.
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