Bloomberg — El déficit fiscal de Brasil aumentó en noviembre con respecto al año anterior gracias a la caída de los ingresos del gobierno central, lo que pone de relieve el reto al que se enfrenta el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en su intento de apuntalar las cuentas públicas en 2024.
El gobierno registró un déficit primario de 37.300 millones de reales (US$7.600 millones) en noviembre, según los datos del banco central publicados el viernes. Es el peor resultado de noviembre desde 2016, y supuso un deterioro significativo respecto al déficit de 20.000 millones de reales de hace un año. La cifra tiene en cuenta los resultados del sistema de pensiones del país, los gobiernos regionales, algunas empresas estatales y el banco central.
El gobierno de Lula está presionando para eliminar el déficit primario, que excluye el pago de intereses, en 2024, y el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, consiguió el año pasado que el Congreso aprobara una serie de proyectos de ley para aumentar los ingresos, tras meses de negociaciones con los legisladores. El Congreso también aprobó una revisión del código tributario brasileño.
Esa evolución a finales de año fue una “buena noticia” que “sugiere que el equilibrio de riesgos es asimétrico hacia un mejor resultado para este año”, escribieron en una nota de investigación Mirella Sampaio y Cassiana Fernández, analistas de JPMorgan Chase & Co. Anteriormente habían estimado un déficit del 0,9% del PIB para 2024.
Aun así, la mayoría de los analistas dudan de que Haddad cumpla sus promesas de alcanzar el objetivo de déficit cero.
Las medidas aprobadas recientemente para reforzar los resultados de Brasil “tardarán algún tiempo en materializarse”, escribió Tiago Sbardelotto, economista de XP Investimentos, en una nota de investigación. “Vemos una mejora de los ingresos, pero el aumento de los gastos es mucho más fuerte”.
El déficit primario de noviembre, mayor de lo previsto, se vio influido por un gasto de 11.000 millones de reales para compensar a los gobiernos regionales por la disminución de ingresos derivada de la decisión del expresidente Jair Bolsonaro de recortar impuestos de cara a las elecciones de 2022.
Pero el presupuesto del gobierno central también empeoró en el conjunto del año, con un déficit de 137.000 millones de reales en el periodo de enero a noviembre, al aumentar los gastos y disminuir los ingresos. En comparación, registró un superávit de casi 49.000 millones de reales en el mismo periodo de 2022.
“La política fiscal claramente expansiva y la reticencia a controlar el gasto socavan gravemente la credibilidad de los objetivos fiscales”, afirmó Alberto Ramos, analista para América Latina de Goldman Sachs Group Inc, en una reciente nota de investigación.
Ramos considera que el déficit primario del país superará el 2% del producto interno bruto en diciembre de 2023. La mayoría de los analistas apuestan por que se situará en torno al 0,8% del PIB a finales de 2024.
También es probable que un ancla fiscal “débil” y “poco fiable” sostenga las apuestas de los analistas de que la inflación se mantendrá por encima del objetivo del 3% del banco central hasta 2026, escribió Ramos.
“Situar la dinámica de la deuda en una tendencia estructural descendente sostenida y crear amortiguadores fiscales sigue siendo un reto macroeconómico clave”, añadió.
La autoridad monetaria ha recortado los tipos de interés en 2 puntos porcentuales desde agosto y planea dos reducciones más de 50 puntos básicos, al tiempo que señala que las expectativas de inflación no ancladas son motivo de preocupación.
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