Bloomberg — China intensificará su desafío al orden mundial liderado por Estados Unidos, aprovechando una inusual conferencia del Partido Comunista esta semana para trazar una estrategia que eleve su perfil y su poder en la escena mundial.
El presidente Xi Jinping y otros altos dirigentes se comprometieron a elevar la influencia de China en los acontecimientos mundiales “a un nuevo nivel”, según una declaración gubernamental emitida a última hora del jueves tras la conferencia.
“Debemos rechazar todos los actos de política de poder y de intimidación, y defender enérgicamente nuestros intereses y dignidad nacionales”, afirmó, en alusión a lo que considera una presión antichina por parte de Estados Unidos.
Xi ha presidido una agresiva agenda de política exterior diseñada para reforzar la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China, y para posicionarse como alternativa a Estados Unidos y otras democracias occidentales, utilizando la ayuda, el comercio y la inversión extranjera directa para crear buena voluntad y ampliar su influencia política.
Ésta es sólo la cuarta vez que se celebra la Conferencia del Partido, tras la reunión inaugural de 2006 y las posteriores de 2014 y 2018. Es el equivalente en política exterior de la reunión sobre política financiera que China celebra dos veces al año en octubre.
Según la declaración, “debemos adoptar una postura clara y firme, mantener la superioridad moral internacional y unir y aglutinar a la inmensa mayoría de nuestro mundo”.
Para subrayar la determinación de Xi de desafiar a Estados Unidos, el martes utilizó un discurso destinado a recordar al fundador de la nación, Mao Zedong, para elogiar en su lugar la “modernización china”. Xi ha promovido ese concepto vagamente definido desde 2021, añadiendo esta semana que ahora es “la solemne responsabilidad histórica de los comunistas chinos de hoy”.
Desde que, a finales de 2022, Xi empezó a abandonar su estricto enfoque para frenar la Covid-19, que aisló a su nación del resto del mundo durante unos tres años, ha realizado una oleada de esfuerzos diplomáticos encaminados a consolidar la posición mundial de China.
Una característica especial de ello ha sido presentar a su nación como la campeona de las economías emergentes conocidas como el Sur Global, principalmente a través de grupos en los que Pekín tiene mucho que decir. En agosto, pidió al bloque BRICS que acelerara un plan para ampliar el número de sus miembros, una medida que daría mayor audiencia a sus políticas e ideas.
Luego, en octubre, organizó en Pekín el Foro de la Franja y la Ruta, un evento para su emblemática iniciativa de infraestructuras, que se ha convertido en un club para las naciones del Sur Global, ya que Europa opta en gran medida por no participar.
Xi también ha estado consolidando la Organización de Cooperación de Shanghai como una agrupación de seguridad regional más importante. Este grupo ayuda a China a estrechar lazos con Rusia e Irán, dos grandes enemigos de Estados Unidos.
Y está tratando de profundizar la influencia de Pekín en Asia Central, mientras Rusia se centra en su guerra de Ucrania. En mayo, Xi organizó una cumbre con dirigentes de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán para debatir el estrechamiento de los vínculos comerciales y de seguridad.
La visión de Xi de una China más influyente incluye incluso el sur del Pacífico. En una señal del mayor interés de Pekín por la región, este año nombró a su primer enviado especial para las islas del Pacífico.
Hay indicios de que Pekín está intentando renovar organizaciones internacionales como las Naciones Unidas para adaptarlas mejor a su visión del mundo. También está intensificando sus esfuerzos para tener más voz en los organismos mundiales que establecen normas técnicas, tanto para hacer avanzar su producción en la cadena de valor mundial como para aumentar su influencia.
China afirma que estas medidas son necesarias porque merece tener una voz que esté a la altura de su influencia económica, aunque los críticos afirman que está socavando los organismos, por ejemplo, al desviar la atención de la ONU de los derechos humanos que protegen al individuo.
La reunión diplomática a la que asistió Xi esta semana señaló que China pretende seguir adelante con estos proyectos en los próximos años. La nación “se enfrenta a nuevas oportunidades estratégicas en su desarrollo”, decía la declaración, y añadía que el país “fomentará una nueva dinámica en las relaciones entre China y el mundo”.
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