Bloomberg — Algunas noches, hay tantos paparazzi fuera de Emilio’s Ballato como comensales en el restaurante. La cantante multimillonaria Taylor Swift, que ha asistido al lugar para cenar con amigos como Sophie Turner, Ryan Reynolds, Gigi Hadid y Channing Tatum, frecuenta este comedor italiano de estilo antiguo, adornado con fotos familiares.
Ahora, el chef Anthony Vitolo, copropietario del restaurante con su familia, se dispone a abrir su propio local en Florida. Pero el chef, de 32 años, no se va a Miami, el destino de casi todos los demás chefs del mundo. En su lugar, abrirá Vitolo en la playa de Fort Lauderdale. “Miami está congestionada”, dice Vitolo. “He tenido muchas oportunidades. Pero no quiero ser como los demás”.
“El tejido de Miami ha cambiado mucho en la última década”, dice Rob Crosoli, copropietario de Vitolo. También es el director de servicios VIP del club E11even Miami, repleto de famosos, con un asiento en primera fila para ver la evolución de Wall Street South.
El fundador de Citadel, Ken Griffin, dijo recientemente que la ciudad de Florida podría convertirse en la capital financiera del mundo. “Fort Lauderdale tiene un panorama culinario prometedor”, añade Crosoli. “Es un lienzo fresco”.
De hecho, la ciudad ni siquiera está en el radar de estrellas Michelin en Florida; esa distinción es para Miami, Orlando y Tampa.
Vitolo abre sus puertas en el hotel Conrad Fort Lauderdale Beach. Es el primer local nuevo fuera de Nueva York de un propietario de Ballato’s. El hermano de Vitolo, Emilio, que también es chef del restaurante, abrió un bar clandestino, Da Milio, anexo al restaurante.
El chef ofrecerá una serie de platos clásicos italianos bien conocidos por los asiduos de Ballato’s en Nueva York, que también aprovechan ingredientes importados de Italia, como las pastas secas y los tomates San Marzano en conserva.
“Mantengo los platos básicos que nos van bien, porque si no está roto, ¿por qué arreglarlo? Por ejemplo, los tagliatelle a la boloñesa que se cuecen a fuego lento durante 7 horas, los linguine vongole con ajo, el pollo a la parmesana y las gambas fra diavolo. En Fort Lauderdale está introduciendo en el menú algunas especialidades de marisco, como los raviolis de langosta, para reflejar el entorno oceánico.
Pero espera que uno de los entrantes más populares sea la ternera Antonio, que podría describirse mejor como una chuleta de ternera completamente cargada, primero finamente machacada, luego frita y cubierta con salsa de vodka, guisantes, jamón crujiente y mozzarella, para compartir entre dos, por US$90. Los precios son similares a los de Ballato’s: En Fort Lauderdale, los platos de pasta empiezan en US$25 y los espaguetis carbonara cuestan US$32, mientras que los langostinos y el pollo a la parmesana cuestan US$38.
Según Vitolo, la carta de vinos será italiana en un 75%, como en el restaurante de Nueva York. El resto de la carta se inclinará hacia el Viejo Mundo. También habrá un ambicioso programa de cócteles, con clásicos modificados que, como los vinos, serán italianos. Habrá muchos negronis.
El restaurante, con capacidad para 180 comensales, cuenta con tres zonas distintas. Hay un espacio al aire libre, llamado Terrazza, con vistas al mar y un ambiente más informal. Alrededor de la cocina abierta está la Cucina, pensada para acentuar el ambiente hogareño del local, y junto a ella, la zona de club de cena de estilo Art Déco, llamada Sala Arco, anclada por una barra arqueada.
Pero la decoración general recordará a Ballato, con imágenes de la época de las familias de Vitolo y Crosoli, así como de la Italia del Viejo Mundo, “para que la gente se sienta como en casa”, dice el chef. También hay planes para que un grupo de tres músicos acentúe el ambiente de antaño de Florida. Pronto, la pareja planea ampliar el horario para convertirlo en un local nocturno.
Pero Crosoli y Vitolo insisten en que el local no se convertirá en un club con servicio de botellas, el tipo de lugar del que es sinónimo el E11even de Miami, abierto las 24 horas. “Esperamos que vengan famosos”, dice Crosoli. “Pero Vitolo no es un club nocturno. Es un restaurante. Y esperamos que se convierta en un lugar para locales y turistas y gente que sabe lo que es comer en Ballato’s en Nueva York”.
-- Traducción del inglés de Adam Critchley
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