Bloomberg — Las exigencias contrapuestas de las industrias alimentaria, energética y de almacenamiento de carbono están agravando la escasez de tierras, alimentando la probabilidad de futuros conflictos a medida que las naciones se pelean por los escasos recursos, según Chatham House.
La creciente y más próspera población mundial, junto con las amenazas a la fertilidad del suelo y el abastecimiento de agua, además de los enfoques erróneos para capturar las emisiones de carbono, están aumentando las presiones sobre la tierra, afirmó el miércoles en un informe el grupo de expertos con sede en Londres. Como resultado, el mundo no tiene tierra suficiente para alcanzar los objetivos climáticos y de biodiversidad, producir alimentos suficientes y satisfacer la creciente demanda de otros bienes y servicios esenciales, advirtió.
Según una hipótesis para mediados de siglo, podría haber un déficit mundial de tierras agrícolas de 573 millones de hectáreas, una superficie casi dos veces mayor que la de la India. La creciente escasez de tierras plantea el riesgo de que las naciones con peso geopolítico ejerzan su poder blando y su influencia económica para explotar los recursos de otros países, afirmó Chatham House.
“Los gobiernos, en particular, tienen que hacer de la tierra una prioridad urgente”, dijeron Richard King y Tim Benton, autores del informe. “Tienen que empezar a reconocer y actuar ante la crisis de la tierra como una de las cuestiones existenciales de nuestro tiempo”.
Los investigadores han elaborado un Índice de Riqueza de Tierras para 163 países, basado no sólo en el tamaño de sus recursos, sino también en los riesgos futuros, la gobernanza y las presiones demográficas. Algunos de los países más grandes del mundo (Estados Unidos, Rusia, Australia y China) encabezan la lista, mientras que Yibuti y Haití ocupan los últimos puestos.
El informe plantea interrogantes sobre la capacidad de la bioenergía para utilizarse a escala y su presión sobre los cultivos mundiales. Según los autores, esta tecnología utiliza recortes de madera para sustituir a combustibles fósiles como el carbón en la generación de energía estable y de carga base, pero requiere hasta 1.000 veces más tierra por cada unidad de energía generada.
En parte como consecuencia de ello, el informe recomienda que las naciones reduzcan su dependencia de los proyectos de bioenergía y captura de carbono de alto riesgo, no probados y extremadamente ávidos de tierra. También aboga por transformar la producción de alimentos y las dietas, dejando de centrarse en el ganado, y por utilizar mejor las tierras estériles y degradadas.
Será necesaria una cooperación internacional sin precedentes para evitar el desastre, según Chatham House, que recomienda reforzar el cumplimiento de los derechos sobre la tierra e incentivar su protección financiando su administración.
“También es la primera vez desde los albores de la globalización que el uso de la tierra está tan estrechamente entrelazado con la geopolítica”, según el informe. “La escasez de tierras es ya un problema real para el mundo, y los riesgos asociados a ella se están intensificando”.
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