Bloomberg — China recibió el lunes a altos cargos de países de Oriente Próximo para mantener conversaciones “en profundidad” sobre la distensión del conflicto entre Israel y Hamás, en un intento de Pekín de reforzar sus credenciales como pacificador mundial.
Entre los que visitaron Pekín se encontraban altos cargos de política exterior de Arabia Saudí, Jordania, Egipto y la Autoridad Palestina.
Según Ahmed Aboul-Gheit, secretario general de la Liga Árabe, la delegación, encabezada por el príncipe Faisal bin Farhan, ministro saudí de Asuntos Exteriores, tiene previsto visitar después Rusia y los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
Las conversaciones en China versaron sobre “detener inmediatamente la escalada militar” en Gaza y “suministrar la ayuda humanitaria necesaria para evitar la propagación de la catástrofe humanitaria” en la zona, según los medios de comunicación estatales saudíes.
Los funcionarios también reiteraron sus llamamientos a favor de una solución de dos Estados para lograr un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos.
El ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, afirmó que la comunidad internacional debe “tomar medidas eficaces y creíbles para evitar que las tragedias vayan a más” en Gaza.
El jefe de la diplomacia egipcia, Sameh Shoukry, declaró que las naciones árabes e islámicas esperan que “grandes potencias” como China asuman un papel más importante en la resolución de la crisis. Eso es necesario porque “hay, por desgracia, grandes naciones que dan cobertura a los actuales ataques israelíes”, dijo, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Renovó el rechazo de Egipto a lo que calificó de política declarada para desplazar a los palestinos de Gaza.
“Los estadounidenses han apoyado a los israelíes durante los últimos 40 días más o menos de una forma sin precedentes”, declaró Aboul-Gheit, de la Liga Árabe, en declaraciones pronunciadas en una conferencia sobre seguridad celebrada en Bahréin el fin de semana.
Arabia Saudí, Egipto, Jordania y otros Estados árabes critican cada vez más a Israel en su guerra contra Hamás en Gaza. El grupo militante atacó Israel el 7 de octubre desde Gaza, matando a 1.200 personas. Desde entonces, Israel ha bombardeado el territorio palestino y ha lanzado una ofensiva terrestre que, según el Ministerio de Sanidad dirigido por Hamás, ha matado a más de 13.000 personas.
Estados Unidos y la Unión Europea consideran a Hamás una organización terrorista.
China lleva intentando presentarse como una fuerza de paz en Oriente Próximo desde marzo, cuando ayudó a negociar una distensión entre Irán y Arabia Saudí. Pekín también recibió al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en junio, unos cuatro meses antes de que Hamás atacara Israel.
Durante esa visita, el presidente chino, Xi Jinping, propuso la celebración de una conferencia internacional de paz sobre el conflicto palestino-israelí. En las últimas semanas, China ha reiterado su deseo de un Estado palestino independiente y ha pedido un alto el fuego en Gaza.
Nicholas Burns, el principal diplomático estadounidense en China, instó el mes pasado a Pekín a denunciar el terrorismo de Hamás, y citó su postura hacia el grupo como otro desafío más en los lazos entre las mayores economías del mundo.
El mes pasado, una delegación estadounidense a Pekín encabezada por el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, pidió a China que utilizara sus vínculos con Irán para tratar de evitar que se extiendan los combates en Gaza.
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