Bloomberg Línea — Las altas temperaturas que está experimentando el planeta persistirán si se mantienen las tendencias actuales frente a la alta concentración de gases de efecto invernadero, que en el caso del CO2 es comparable con la que había hace entre tres y cinco millones de años atrás, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un informe.
La Tierra alcanzó por enésima vez máximos históricos en las concentraciones de gases de efecto invernadero, que atrapan calor en la atmósfera, mientras el presupuesto de carbono se reduce rápidamente.
La cantidad mundial promedio de dióxido de carbono (CO2) en 2022 se ubicó un 50% por encima del nivel preindustrial y en 2023 siguió aumentando, sin que haya señales de que esta tendencia pueda revertirse.
“Con las actuales concentraciones de gases de efecto invernadero, nos adentramos en una senda de aumento de las temperaturas que nos llevará a alcanzar a finales de este siglo valores muy superiores a los marcados como objetivos en el Acuerdo de París”, advirtió el secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.
Si esta tendencia no se revierte, desde la OMM anticipan más fenómenos meteorológicos extremos, que incluyen episodios de calor intenso y precipitaciones fuertes, fusión de las masas de hielo, subida del nivel del mar, aumento del contenido calorífico de los océanos y acidificación de sus aguas.
“Y con ellos, los costos socioeconómicos y medioambientales se dispararán. Debemos reducir urgentemente el consumo de combustibles fósiles”, apuntó Taalas.
El llamado de atención se produce a pocos días de que se celebre en Dubái la conferencia sobre el clima COP28, que reúne a las principales autoridades mundiales para discutir sobre los principales avances medioambientales.
La última vez que la Tierra experimentó concentraciones tan altas de CO2, entre tres y millones de años atrás, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual.
El dióxido de carbono (CO2), que se genera principalmente debido a la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento, es catalogado como el gas de efecto invernadero más abundante y representa un 64% del efecto de calentamiento.
El océano absorbe un poco más de la cuarta parte de esas emisiones y los ecosistemas terrestres menos del 30%.
Entre tanto, el metano contribuye con un 19% del efecto de calentamiento y un 60% de este se genera a partir de actividades humanas como la ganadería de rumiantes, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa.
“El metano (CH4) es un potente gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera durante aproximadamente un decenio”, indica la OMM.
Las concentraciones de CH4 experimentaron un avance ligeramente inferior entre 2021 a 2022 en comparación al “aumento sin precedentes observado entre 2020 y 2021, pero considerablemente mayor a la tasa de incremento medio anual del decenio anterior”, detalla el informe.
De otra parte, el óxido nitroso (N2O) presentó entre 2021 y 2022 el mayor aumento interanual en la historia.
Este es considerado el tercer gas por orden de abundancia y un 40% de este se genera por fuentes antropógenas, como la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.
La OMM explica que “el N2O es un potente gas de efecto invernadero y, al mismo tiempo, una sustancia química que agota la capa de ozono. Es el causante de aproximadamente el 7% del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga vida”.
“A pesar de decenios de advertencias de la comunidad científica, miles de páginas de informes y docenas de conferencias sobre el clima, seguimos yendo en la dirección equivocada”, lamentó el secretario general de la OMM.
A los llamados de alerta también se sumó en días pasados la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) al advertir que los esfuerzos por mitigar las emisiones de CO2 son insuficientes hasta el momento y se requieren mayores adelantos para evitar los peores impactos del cambio climático.
Advirtió que los actuales esfuerzos son insuficientes para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados y cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
Se tiene que con los actuales compromisos definidos en los planes nacionales de acción climática, las emisiones aumentarán a 2030 un 8,8% frente a los niveles de 2010.
A pesar de que las emisiones seguirán aumentando, ya no lo harían al ritmo proyectado en la evaluación del año pasado, cuando se estimó que los países iban camino de aumentar las emisiones un 10,6% para 2030, en comparación con los niveles de 2010.
