Los argentinos se enfrentarán en el balotaje de este domingo ante la decisión crucial de elegir a su próximo presidente, en un contexto económico sumamente adverso de cara al 2024.
Desde la perspectiva de la consultora económica uruguaya Exante, una de las más prestigiosas del país vecino, ya sea con un triunfo del oficialista y actual ministro de Economía, Sergio Massa, o del libertario y opositor, Javier Milei, será imperativo que el nuevo Gobierno ponga en marcha un ajuste de la deuda pública, dado los abultados vencimientos en 2024, restaure la credibilidad ante los mercados financieros internacionales y corrija un excesivo gasto en subsidios para la contención de tarifas de luz, gas y agua, entre otros puntos.
La actividad económica en Argentina ha ido oscilando entre ciclos cortos de crecimiento y recesión, acumulando más de diez años sin crecimiento sostenible. Según relató Exante, el Producto Interno Bruto (PIB) se encuentra en niveles similares a los del 2011, evidenciando un descenso acumulado del PIB per cápita de más del 10%, un contraste marcado con el desempeño positivo de otros países de la región.
Cabe recordar que en 2022 Argentina fue el cuarto destino para las exportaciones uruguayas, con una participación del 9% y ventas por US$1.250 millones. Para el 2024, se prevé que la economía argentina se contraiga por 1,9%, luego de una merma del 2,6% este año, de acuerdo a las proyecciones recopiladas por Bloomberg News.
Sin crecimiento, a pesar de Vaca Muerta
“Ningún componente de la demanda logró acumular crecimiento relevante en la última década, aún con el efecto positivo de ‘Vaca Muerta’ en la inversión y con un dólar alto que podría haber favorecido las exportaciones”, destaca Exante. A pesar de la inversión en el sector energético, la falta de crecimiento exportador persiste.
El impacto de la sequía en la actividad agropecuaria durante este año, compartido con Uruguay, ha generado desafíos adicionales. Sin embargo, más allá de las condiciones climáticas, el sector exportador ha enfrentado retenciones significativas durante años, amortiguando las señales positivas de los ciclos favorables de los commodities y desincentivando las inversiones.
En términos de ingresos, la inflación alta y la falta de crecimiento de la productividad han llevado a una pérdida del 25% en el poder adquisitivo del salario real en el sector formal en la última década. Este declive ha contribuido al aumento de la pobreza, especialmente entre niños y jóvenes.
De acuerdo a las proyecciones de la Universidad Torcuato di Tella para el índice de pobreza oficial que mide semestralmente el Indec, la misma se encuentra ya por encima del 43%.
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El problema de la inflación
Las presiones inflacionarias continúan siendo una preocupación central, con un aumento mensual de precios cada vez más intenso. Exante señala que el antecedente de la hiperinflación de 1989 sugiere que la escalada de precios puede ocurrir rápidamente una vez que se alcanzan registros mensuales del orden del 10%.
“Detrás del problema inflacionario se conjugan varios factores, pero el aumento del gasto público y su financiamiento con emisión monetaria son elementos centrales del diagnóstico”, destaca la consultora. La excesiva inversión en subsidios para la contención de las tarifas ha generado distorsiones significativas en los precios relativos.
Con las reservas agotadas, las presiones devaluatorias se han intensificado, reflejándose en brechas cambiarias elevadas y alimentando las expectativas inflacionarias. Argentina se encuentra notablemente infravalorada en dólares, y el próximo gobierno deberá abordar un ajuste y reperfilamiento de la deuda pública, considerando los abultados vencimientos en 2024 y 2025.
“La alta fragmentación partidaria hace prever dificultades de gobernabilidad para la próxima administración”, advierte Exante. Con grupos de interés fuertes, la ejecución de un ajuste fiscal significativo será una tarea compleja, y la restauración de la credibilidad ante los mercados financieros internacionales será esencial para recuperar el acceso al financiamiento externo.
En este contexto, la consultora subraya que “el riesgo de un escenario hiperinflacionario no debe descartarse”. Las posibilidades de una corrección sin desorden nominal extremo dependerán de la capacidad del próximo gobierno para enmarcar la necesaria devaluación con un ancla fiscal y/o monetaria robusta.
En resumen, Argentina enfrenta una serie de desafíos económicos cruciales que requieren medidas estratégicas y coordinadas por parte de la próxima administración para restablecer la estabilidad y la confianza en el país. La atención se centra en la capacidad del próximo líder para abordar la inflación, impulsar el crecimiento económico y gestionar la deuda de manera efectiva en un entorno político fragmentado.