Bloomberg — En los últimos siete años, el Congreso de Perú se ha hecho famoso por sus poderes ilimitados para destituir presidentes, lo que ha llevado a la nación a gobernar a siete líderes diferentes y ha socavado el crecimiento de la que había sido una de las economías más destacadas de la región.
Pero el jueves, el Congreso dio un primer paso sorpresa para recortar esos poderes que podrían mejorar la gobernanza al aprobar una ley para crear una segunda cámara del Congreso, diluyendo los poderes de un parlamento que actualmente sólo tiene una cámara.
El voto de una supermayoría de 93 de los 130 legisladores les permitirá sacar adelante esta reforma si consiguen reunir una supermayoría en una segunda votación el año que viene. Si los legisladores hubieran obtenido sólo mayoría simple, habrían tenido que someter la medida a referéndum nacional. La noticia ha sorprendido a la mayoría de los peruanos, dado que el Congreso no ha mantenido informada a la opinión pública.
Un amplio consenso de observadores peruanos coincide en que el actual Congreso unicameral del país ha creado problemas significativos para su democracia. La extrema volatilidad política desencadenada por el ciclo de destituciones ha pasado factura a la economía peruana, una de las de mayor crecimiento de América Latina, que este año ha entrado en recesión.
“Creo que en teoría es una buena reforma, el tema es que el Congreso tiene un problema de legitimidad”, dijo Gonzalo Banda, analista político peruano. “En cualquier país decente, una reforma como esta habría tenido discusiones públicas para abordar los pros y los contras, pero no en Perú”.
En 2018, el 91% de los peruanos rechazó en un referéndum la propuesta de creación de un Senado. Pero la medida también se enfrenta a cuestiones de motivación. En el mismo referéndum, los peruanos votaron en contra de permitir la reelección de los legisladores, pero el nuevo proyecto de ley aprobado el jueves no pondría límites de mandato a los senadores.
Historia del Congreso
Perú ha tenido dos cámaras del Congreso durante la mayor parte de su historia. Pero fue el Presidente Alberto Fujimori quien, en 1992, disolvió ilegalmente el Congreso y lo redujo a una sola cámara, tras reescribir la Constitución.
Esta nueva estructura ha sido criticada durante mucho tiempo por los politólogos, que argumentan que una sola cámara puede tener demasiado poder y enfrentarse a muy poco escrutinio. Por ejemplo, la destitución de un presidente requiere una sola votación en el Congreso y todo el proceso puede llevarse a cabo en menos de una semana.
El resultado ha dado al Congreso un gran poder y lo ha hecho profundamente impopular. Según una encuesta de Ipsos de este mes, el Congreso sólo cuenta con un 11% de aprobación, apenas un poco mejor que el 10% de Boluarte.
La votación “es un primer paso hacia el fortalecimiento del marco institucional. Debería ser positivo para el mercado”, dijo Gonzalo Navarro, estratega de divisas del banco BBVA, en un correo electrónico a sus clientes.
Pero incluso los politólogos que apoyan la medida se han mostrado escépticos de que el Congreso sea capaz de sacarla adelante.
“Un Congreso con un índice de aprobación tan bajo no tiene suficiente legitimidad para aprobar cambios constitucionales tan importantes”, dijo Fernando Tuesta, profesor de ciencias políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú, quien también dirigió el comité que propuso el fallido referéndum para crear el Senado en 2018.