Bloomberg — Prácticamente la mitad de la población rusa desea que su presidente Vladimir Putin entable conversaciones para concluir la guerra contra Ucrania, según un sondeo en el que, por primera vez, son más numerosos que los partidarios de que continúe la hostilidad.
Cerca del 48% de los entrevistados se mostró a favor de la negociación de un acuerdo de paz, mientras que un 39% se pronunció a favor de seguir con la guerra, reveló un sondeo telefónico llevado a cabo por la empresa Russian Field del 21 al 29 de octubre, y en el que participaron 1.611 personas. Se trata de la más alta proporción de opiniones favorables a las negociaciones registrada desde que la compañía, que sostiene que realiza sondeos independientes sufragados mediante crowdfunding, empezó a hacer un seguimiento de las actitudes ante la guerra desde abril del 2022.
Según este sondeo, cerca del 75% de los encuestados dijeron que respaldarían al presidente Putin si firmase un acuerdo de paz mañana mismo, un porcentaje sólo rebasado en septiembre del 2022, cuando Rusia comunicó que reclutaría a 300.000 combatientes para enfrentarse a los ucranianos. Asimismo, apareció el miedo a un nuevo reclutamiento, ya que el 58% de los encuestados se mostró contrario a una eventual segunda movilización.
Es improbable que el evidente incremento de la preocupación pública ejerza influencia sobre el presidente ruso, que ha declarado que únicamente está abierto a participar en conversaciones en las que se admita “la realidad sobre el terreno” respecto a la ocupación rusa de partes del este y el sur del territorio ucraniano. No ha demostrado disposición alguna a terminar la invasión que empezó en febrero del año pasado, ni siquiera cuando las fuerzas rusas han sufrido numerosas bajas y se han visto forzadas en reiteradas ocasiones a replegarse del territorio ocupado por las tropas de Ucrania, equipadas con miles de millones en armamento procedente de los aliados de EE.UU. y la OTAN.
Mientras Putin se prepara para buscar un quinto mandato en las elecciones presidenciales previstas para marzo, el Kremlin ha impuesto la represión más dura contra la disidencia en décadas, encarcelando a opositores y prohibiendo las críticas a la guerra.
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