Bloomberg — Estados Unidos obtiene una puntuación inferior a la media en un nuevo índice que mide el bienestar de la nación.
Se trata de un índice de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias que pretende trascender los indicadores económicos convencionales para determinar la situación real de las familias y sus expectativas vitales. El nuevo cuadro de mandos incluye once indicadores de salud, mejora salarial, educación y actividad cívica, entre otros aspectos, hasta el nivel de distrito.
Según dicho índice, que se basa en parte en los datos de las encuestas de la Oficina del Censo y del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias, en 2021 el nivel de bienestar del país se situó en 4,91 sobre una escala de 10, lo que indica un pobre nivel de oportunidades financieras y de resistencia económica de las familias.
Puesto que el indicador emplea datos desde 2005 hasta 2021, no refleja el último incremento de los precios al consumo ni las repercusiones de las alzas de los tipos de interés impuestas por la Fed para hacer frente a la inflación. No obstante, puede contribuir a esclarecer la cada vez mayor desconexión existente entre la opinión de los ciudadanos sobre la situación de la economía, deficiente, y los indicadores, como el PIB, que apuntan a un sólido crecimiento.
“Realmente queríamos tener una idea bastante fundamentada de lo que está sucediendo para la llamada gente común y corriente en la vida económica, y una de las cosas que escuchamos una y otra vez fue que la gente ve la economía como una carga”, dijo Katherine Cramer, copresidente de la Comisión de la academia para reinventar nuestra economía , dijo en una presentación el mes pasado. “No lo ven como un sistema que les funcione, lo ven como una serie de desafíos”.
La comisión, copresidida por el ex decano de la Escuela de Periodismo de Columbia, Nicholas Lemann, y Ann Fudge, ex CEO de Young & Rubicam, ofreció recomendaciones en un informe para abordar la desigualdad económica.
Entre ellos, el informe sugirió extender a los veteranos negros de la Segunda Guerra Mundial y sus descendientes los beneficios de vivienda y educación negados bajo el GI Bill de 1944, incluido el acceso a préstamos y programas de capacitación más recientes.
Otra propuesta es permitir que los estados, tribus o municipios patrocinen a inmigrantes a través de visas de asociación comunitaria para ayudar a aliviar la escasez de mano de obra en la manufactura, la atención médica y otros sectores. Los inmigrantes gastan aproximadamente US$1,3 billones al año y contribuyen con US$492.000 millones en impuestos locales, estatales y federales, según el informe titulado Advancing a People-First Economy.
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