No, los gazatíes no pueden sublevarse contra Hamás

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Bloomberg — “Pudieron haberse rebelado, hubiesen podido luchar contra el diabólico régimen que se adueñó de Gaza por medio de un golpe de Estado”. Isaac Herzog, Presidente de Israel, tendría que saberlo mejor que nadie. Pero a los que no lo saben, a los que no les interesaba nada la política palestina hasta hace un mes, podríamos perdonarles que se preguntaran por qué Hamás no ha tenido que enfrentarse nunca a un alzamiento serio desde el interior de su bastión gazatí durante los diecisiete años que lleva en el poder en la franja.

Que no lo haya hecho hace que algunos sugieran, en Israel y en otros sitios, que la mayor parte de los 2,3 millones de palestinos que se encuentran confinados en los 139 km² de Gaza deben respaldar las acciones del grupo terrorista, como el horrendo ataque contra el sur israelí perpetrado el 7 de octubre. Continuar con este razonamiento equivaldría a deducir que todos los gazatíes son cómplices de los actos terroristas. “Es una nación entera la que tiene responsabilidad”, comentó Herzog a los reporteros unos pocos días depués de este ataque. “Este discurso de que la población civil no es conocedora, no está implicada, no es en absoluto cierto.

Hay que recordar que Herzog proviene del lado liberal de la clase política de Israel: antiguo líder del Partido Laborista, se presentó sin mucho éxito a las elecciones parlamentarias de 2015 contra el derechista primer ministro Benjamin Netanyahu. Fue elegido en 2021 para la presidencia, en gran parte de carácter ceremonial, un cargo que le exige desempeñar el papel de estrella moral de Israel.

Quienes no tienen esa responsabilidad y se sitúan en el extremo opuesto del espectro político han ido mucho más lejos que Herzog al culpar colectivamente de los crímenes de Hamás a todos los habitantes de Gaza y proponer un castigo colectivo. En el caso más extremo de este absurdo silogismo, el ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, insinuó que lanzar una bomba atómica sobre la franja constituía una opción.

Entonces, ¿por qué los habitantes de Gaza no se han levantado contra Hamás? Antes de abordar esa pregunta, permítaseme un breve desvío para explicar cómo llegó Hamás a gobernar la franja.

El grupo ganó las últimas elecciones celebradas en Gaza y Cisjordania, en 2006. En aquel entonces, Hamás era identificado principalmente como una rama radical del movimiento político islamista y panárabe de los Hermanos Musulmanes , pero su principal atractivo para los votantes era una alternativa a Fatah, la facción que dirige la Autoridad Palestina, el gobierno profundamente corrupto e inepto responsable de Cisjordania y Gaza. La campaña electoral de Hamás se apoyó en gran medida en el tema de la corrupción, que resonó entre los votantes.

La perspectiva de que los islamistas dirigieran la Autoridad Palestina alarmó tanto a Israel como a Estados Unidos. Pero Fatah cuestionó los resultados y los dos grupos libraron batallas campales. Cuando todo se calmó en 2007, Fatah quedó en control de la Autoridad Palestina, pero su competencia se restringió a Cisjordania. Hamás era supremo en Gaza.

Hamás no tardó mucho en demostrar que era tan venal e incompetente como Fatah, y que su inquebrantable oposición a Israel era su única fuente de legitimidad. Su objetivo, establecido en una carta revisada y publicada en 2017, era la destrucción del Estado de Israel. Armados y entrenados por Irán, sus combatientes chocaban periódicamente con las Fuerzas de Defensa de Israel, provocando devastación en Gaza.

Mientras tanto, Hamás consolidó su control eliminando sistemáticamente toda oposición. Mantiene una red de espías, informantes y ejecutores y ejerce un monopolio de la violencia. Grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional dieron la alarma sobre una “campaña brutal de secuestros, torturas y homicidios ilegítimos“ contra los palestinos. Invariablemente, se culpó a las víctimas de estar confabuladas con Israel.

Con Gaza esencialmente aislada del resto del mundo por las restricciones israelíes a los viajes y el comercio, Hamás también tomó el control de la economía como principal empleador y pagador de los palestinos. Decide cómo se distribuye la ayuda exterior y sus líderes desvían grandes sumas a una cartera internacional de inversiones. Mientras tanto, toma medidas enérgicas contra los habitantes de Gaza que se quejan de dificultades económicas .

Ismail Haniyeh, que dirige la oficina política del grupo, afirma que las acciones de Hamás representan a los habitantes de Gaza . Pero después de 17 años de gobierno de Hamás, los habitantes de Gaza tienen pocos derechos políticos o libertades civiles. La gran mayoría son demasiado jóvenes para haber participado en las elecciones de 2006, y ninguno ha tenido la oportunidad de expulsar a Hamás.

Si tuvieran la oportunidad, ¿lo harían? Sólo podemos saber con certeza cuándo (o si) se permitirán elecciones libres y justas. En la medida en que sea posible sondear opiniones en una población que vive con miedo, hay cierta evidencia de que a los habitantes de Gaza les gustaría que Hamás desapareciera. Una encuesta reciente realizada por el Instituto Washington mostró que una gran mayoría quiere que la Autoridad Palestina gobierne Gaza. Este resultado es doblemente notable dado que el liderazgo de Fatah no ha hecho más que ir de mal en peor desde la última vez que tuvo autoridad sobre Gaza.

Pero esperar que los habitantes de Gaza se levanten contra Hamas es exigirles que arriesguen sus vidas y sus medios de subsistencia para enfrentar a un grupo terrorista que ha demostrado repetidamente su voluntad de masacrar tanto a palestinos como a israelíes. Y si bien Hamás puede confiar en una potencia regional, Irán, para que le suministre armas, lo único que los habitantes de Gaza pueden esperar del resto del mundo es simpatía calificada... y expectativas irrazonables.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

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